Independiente y San Lorenzo exhibieron por qué son los dos grandes que viven sus horas más bajas

Santiago López, uno de los mejores de Independiente, encara ante la marca de Eilán Irala, de San Lorenzo; el clásico terminó en un pobre 0 a 0 en Avellaneda por la Liga Profesional.
Santiago López, uno de los mejores de Independiente, encara ante la marca de Eilán Irala, de San Lorenzo; el clásico terminó en un pobre 0 a 0 en Avellaneda por la Liga Profesional. - Créditos: @Fotobaires

Fue 0 a 0 en Avellaneda por la Liga Profesional, en medio de un clima tenso y en un partido que apenas levantó sobre el final. Independiente y San Lorenzo mostraron sus carencias, y dejaron en claro las razones por las que son los dos grandes que atraviesan las horas más bajas.

Antes del partido, la comisión directiva de Independiente organizó un pequeño homenaje a quienes lograron la última conquista de la Copa Libertadores por el club, 40 años atrás. Se enseñó el trofeo, fueron proyectadas imágenes, hubo aplausos, pero apenas un segundo más tarde, desde la popular del sur partieron los gritos contra los encargados de dirigir la institución (algunos, dedicados al presidente Néstor Grindetti), cánticos que se repetirían varias veces en el transcurso de la noche.

Vombergar cubre la pelota recibiendo una infracción; una muestra de lo que fue el partido entre Independiente y San Lorenzo, que no se sacaron ventajas en el Libertadores de América.
Vombergar cubre la pelota recibiendo una infracción; una muestra de lo que fue el partido entre Independiente y San Lorenzo, que no se sacaron ventajas en el Libertadores de América. - Créditos: @Fotobaires

El contraste con lo ocurrido en la semana con San Lorenzo encrespó aun más los ánimos de una hinchada que tiene a flor de piel los nervios y la impaciencia. Mientras los de Boedo solucionaron a tiempo sus deudas, levantaron las inhibiciones y pudieron repartir sus refuerzos entre el césped y el banco de suplentes, los de Avellaneda pasaron una semana más como observadores desde la platea, convirtiéndose en el único club del torneo que todavía no pudo inscribir a sus nuevos jugadores.

Julio Vaccari intentó compensar la teórica inferioridad con valentía, esfuerzo, presión alta y una defensa muy adelantada que achicaba el campo hacia adelante y partía en un 4-2-4 improductivo al conjunto dirigido por Leandro Romagnoli. No creaba juego ni peligro el local, pero la posesión le evitaba sustos e inclinaba la cancha hacia el área de Facundo Altamirano.

Hasta que a los 15 minutos Alex Luna malentendió los límites del ímpetu. En una jugada intrascendente, sobre un lateral y en mitad de campo revoleó por el aire a Malcom Braida mediante un planchazo. El árbitro Hernán Mastrángelo le rebajó la pena con la tarjeta amarilla, pero un llamado del VAR le hizo cambiar el color por el rojo.

A instancias del VAR, Hernán Mastrángelo, que había amonestado a Alex Luna, le muestra la tarjeta roja a los 15 minutos e Independiente queda con 10 futbolistas.
A instancias del VAR, Hernán Mastrángelo, que había amonestado a Alex Luna, le muestra la tarjeta roja a los 15 minutos e Independiente queda con 10 futbolistas. - Créditos: @Fotobaires

De por sí Independiente es hoy un club instalado de manera permanente al borde de un ataque de nervios, y la expulsión prematura lo descompuso un poco más. En las tribunas arreciaron las quejas contra todos, propios y extraños; sobre el césped, a los futbolistas se les evaporaron de pronto el orden y la escasa confianza que alcanzan a renovar después de cada golpe que reciben.

Comenzó a acumular amonestaciones y a fallar pases cómodos el local, autocondenado a la apuesta de un contraataque improbable. Se encontró con el dominio San Lorenzo, que hasta entonces había tenido a la pelota como enemiga, y entonces los inconvenientes cambiaron de vereda. Porque los azulgranas casi nunca supieron qué hacer con la herramienta más importante del fútbol.

Romagnoli expone sin ambages sus intenciones; quiere transformar el perfil del equipo a su imagen y semejanza. Donde en la etapa de Rubén Darío Insúa sobraban defensores ahora se acumulan delanteros. Tantos, que desabastecen el mediocampo y ven complicada la tarea de recibir alimentos en buenas condiciones. Sólo Braida, con sus subidas por la izquierda, ponía algunas gotas de lucidez a una ofensiva más obligada por las circunstancias que elegida como opción.

Los 45 minutos iniciales fueron la nada misma. Hubo que esperar 39 para que alguien probase un remate al arco. Lucas González disparó desde lejos, Altamirano miró y el balón se fue muy alto.

Volvió más calmado el Rojo desde el vestuario, recuperó cierto sentido su juego, Lucas “Saltita” González cruzó demasiado un zurdazo a los 5 minutos y por un ratito la gente olvidó sus penurias. Hasta que a los 12, Pipi Romagnoli mandó a la cancha a Nahuel Barrios y el Cuervo comenzó a dar síntomas de querer aprovechar el hombre de más y los nervios de su rival. Sobre la base de gambeta y movilidad, el Perrito dio otra dinámica al insulso ataque visitante. A los 17, Rodrigo Rey les negó el grito de manera sucesiva a Alexis Cuello, Andrés Vombergar y Eric Remedi y dio la sensación de que todo se teñía de azulgrana.

Pero respondió Vaccari con Santiago Hidalgo y Diego Tarzia, resonó el “vamos los pibes” en el Bochini y el Rojo se dispuso a dar batalla. Altamirano se lució dos veces ante Tarzia y el encuentro adquirió de improviso una dimensión que no había tenido, aunque no hubo modo de romper el cero.

Compacto de Independiente 0 vs. San Lorenzo 0

Desperdició la ocasión San Lorenzo, mostrando que le falta un mundo para ser un equipo con mayúsculas. Siguió sin ganar Independiente, y su hinchada volvió a “recordar” a sus dirigentes en el cierre, pero sobre todo gritó por los chicos que sostuvieron el empate luego de 70 minutos con 10 jugadores. La bronca de los simpatizantes continuó tras el encuentro, en las entrañas del estadio. Independiente y San Lorenzo, sin dudas, exhibieron sus carencias como para ratificar por qué son los dos grandes que viven las horas más bajas.