El hijo del Chapo secuestró a Ismael Zambada y lo llevó a EE. UU., dicen autoridades

Las autoridades estadounidenses dijeron que Joaquín Guzmán López emboscó a Ismael Zambada, lo subió a un avión privado y lo llevó sin su permiso a través de la frontera.

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En las horas posteriores a la detención de Ismael Zambada García, el último padrino del cártel mexicano de Sinaloa, las autoridades de Estados Unidos ofrecieron sus primeros indicios sobre el misterio central: ¿cómo un fugitivo que había evadido la captura durante décadas terminó siendo entregado directamente en sus manos?

Zambada García, según los funcionarios, había sido atraído por un hijo de su antiguo socio, el famoso capo de la droga conocido como el Chapo, a un avión privado que lo llevó sin su permiso a través de la frontera.

Sin embargo, tras una verificación más exhaustiva del relato del hijo del Chapo, Joaquín Guzmán López, con personas que tenían conocimiento del mismo, los funcionarios estadounidenses han llegado a una versión diferente y más dramática de lo que ocurrió en México.

Ismael Zambada, uno de los hombres más buscados de su país, había bajado de un escondite en las montañas la semana pasada y fue emboscado en la ciudad mexicana de Culiacán en lo que pensó que sería una reunión amistosa con Guzmán López, según tres funcionarios federales que hablaron de forma anónima para discutir detalles sensibles del caso. A continuación, Guzmán López obligó a Zambada García a cruzar la frontera en un Beechcraft King Air turbohélice, donde fue detenido por agentes federales de Estados Unidos, según los funcionarios.

Esta versión de los hechos coincide con la ofrecida recientemente por el abogado de Zambada García, quien declaró a The New York Times y a otros medios de comunicación que su cliente no había sido engañado para subir al avión, sino que había sido secuestrado. Según el abogado, Guzmán López asaltó a Zambada García con un grupo de secuaces que lo esposaron, le pusieron una bolsa en la cabeza y lo introdujeron a la fuerza en un coche y luego en el avión, donde permaneció atado durante todo el vuelo.

“Mi cliente no se entregó ni negoció ninguna condición con el gobierno de Estados Unidos”, dijo el abogado, Frank Pérez, en una declaración a la prensa. “Joaquín Guzmán López secuestró por la fuerza a mi cliente”.

Esto marca el más reciente giro narrativo de un relato turbio y cambiante, moldeado por varias partes con intereses en su resultado: funcionarios estadounidenses y mexicanos, fuentes de los cárteles y abogados de los capos. Mientras siguen apareciendo nuevas versiones de la captura, lo único que está claro es que nadie ha contado aún públicamente toda la historia.

Incluso ahora, los hechos precisos del pasado jueves que acabaron con Zambada García y Guzmán López bajo custodia de Estados Unidos en un aeropuerto regional cerca de El Paso, Texas, siguen siendo inciertos. El miércoles, cuando Ismael Zambada comparezca ante el tribunal de El Paso, podrían conocerse más detalles sobre lo ocurrido ese día.

Los tres funcionarios dijeron al Times que el gobierno estadounidense no había participado en los métodos específicos utilizados para llevar a Zambada García a Estados Unidos, ni tuvieron conocimiento de ellos en tiempo real. Sin embargo, el gobierno de EE. UU. obtuvo más información sobre lo que ocurrió en México la semana pasada, dijeron, después de un interrogatorio más completo de las fuentes con conocimiento de lo que había sucedido.

Según uno de los funcionarios, la emboscada de Culiacán se tornó violenta cuando los guardaespaldas leales a Guzmán López se enfrentaron a los de Zambada García.

Los expertos jurídicos afirman que, aunque Zambada García llegara a Estados Unidos bajo coacción física, ello podría no tener ningún efecto sobre los cargos penales a los que se enfrenta. Existe un precedente legal de larga data que permite a los fiscales desplegar casos contra acusados que fueron traídos a Estados Unidos en contra de su voluntad, dijeron los expertos.

“La ley de Estados Unidos es bastante clara en el sentido de que incluso los secuestros que violan los tratados de extradición no proporcionan una base para beneficio del acusado”, dijo Daniel Richman, ex fiscal federal y profesor de la Facultad de Derecho de Columbia.

Pero es posible que el abogado de Zambada García intente sacar provecho de las acusaciones de secuestro, lo que podría complicar los esfuerzos de las fuerzas de seguridad de EE. UU. por procesarle, si no por una cuestión jurídica, quizá por una cuestión diplomática.

Las relaciones entre las fuerzas de seguridad estadounidenses y las autoridades mexicanas han sido tensas desde 2020, cuando agentes federales estadounidenses detuvieron en Los Ángeles a Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional de México, solo para liberarlo y retirar los cargos después de que el gobierno de México expresara su indignación por no haber sido informado de la operación. El gobierno mexicano ha afirmado que no participó en las detenciones de los dos principales jefes de los cárteles de El Paso y que fue informado de las mismas solo después de que se produjeran.

“La cuestión tiene más que ver con sutilezas diplomáticas y relaciones públicas que con el hecho de que un tribunal de Estados Unidos pueda atender esta acusación”, declaró Richman.

La secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana de México, Rosa Icela Rodríguez, dijo el lunes que las autoridades habían abierto su propia investigación sobre los hechos en México y “los delitos que pudieron haber ocurrido”.

Una persona cercana a Guzmán López, junto con dos funcionarios y dos exfuncionarios de Estados Unidos que no estaban autorizados a hablar públicamente sobre el caso, afirmaron que no se llegó a ningún acuerdo formal con él antes de su entrega.

Pero su papel en la captura de Zambada no surgió de la nada, sino que fue la culminación de un canal secreto que un pequeño equipo de agentes del FBI había mantenido con él y algunos de sus hermanos durante años, dijeron los funcionarios actuales y anteriores.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, confirmó la existencia de ese canal en su conferencia de prensa matutina diaria del lunes, afirmando que funcionarios estadounidenses habían estado en contacto discreto con Guzmán López durante algún tiempo. La secretaria de Seguridad mexicana dijo que las autoridades de Estados Unidos habían sido informadas en múltiples ocasiones de que Guzmán López estaba considerando entregarse a las autoridades de ese país.

Las conversaciones con los hijos, que tuvieron lugar directamente y a través de intermediarios, comenzaron hace casi cinco años, poco después de que el Chapo —cuyo verdadero nombre es Joaquín Guzmán Loera— fuera condenado por cargos de conspiración de narcotráfico en un juicio en Brooklyn y sentenciado a cadena perpetua, dijeron tres de las personas familiarizadas con las conversaciones.

El objetivo de las conversaciones siempre había sido persuadir a los hijos de Guzmán Loera, conocidos colectivamente como los Chapitos, de que evitaran el destino de su padre y se entregaran en Estados Unidos, donde todos ellos se enfrentan a cargos federales. Las conversaciones se hicieron más intensas y frecuentes, según las personas familiarizadas con ellas, después de que uno de los hijos, Ovidio Guzmán López, fuera extraditado de México el pasado otoño para ser juzgado en Chicago.

Este hecho dio lugar a una conversación con funcionarios estadounidenses sobre la posibilidad de que Joaquín se entregara y trajera consigo a Ismael Zambada García, ya fuera voluntariamente o no, según uno de los funcionarios actuales y otro exfuncionario.

Tal movimiento tendría dos beneficios directos para los hermanos Guzmán: aumentaría la posibilidad de que Joaquín y Ovidio obtuvieran condiciones favorables en cualquier futuro acuerdo con la fiscalía estadounidense y ayudaría a los dos hermanos que permanecen en México al eliminar a uno de sus principales rivales en el cártel de Sinaloa, Zambada García.

Las conversaciones con Joaquín se intensificaron este mes, dijeron dos de las personas familiarizadas con ellas, cuando comenzó a decir a sus interlocutores estadounidenses que estaba cerca de persuadir a Zambada García para que se reuniera con él sin su típico operativo de seguridad.

No es inaudito que las fuerzas de seguridad de Estados Unidos mantengan contactos discretos incluso con los traficantes mexicanos más violentos.

De hecho, durante varios años, algunos de los mismos funcionarios estadounidenses que hablaban con los hijos del Chapo también estaban en comunicación con Zambada García, tratando de negociar la posibilidad de su propia entrega, según uno de los funcionarios.

El jueves por la mañana, cuando al parecer se confirmó el viaje, los interlocutores de Guzmán López notificaron a un pequeño grupo de funcionarios de Estados Unidos quienes estaban interesados en procesar a Zambada García, según el funcionario.

Los agentes federales estadounidenses fueron entonces informados, dijo el funcionario, mientras se llevaba a cabo la reunión y el avión despegaba rumbo a El Paso con Zambada García a bordo. El avión entró tranquilamente en el espacio aéreo estadounidense con la ayuda de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

Los agentes lo esperaban en el Aeropuerto Internacional del Condado de Doña Ana, un pequeño aeropuerto a las afueras de El Paso.

Emiliano Rodríguez Mega colaboró con reportería desde Ciudad de México.


Alan Feuer
cubre extremismo y violencia política para el Times, centrándose en los casos penales relacionados con el ataque del 6 de enero al Capitolio y contra el expresidente Donald Trump. Más de Alan Feuer

Natalie Kitroeff es la jefa del buró de redacción del Times en Ciudad de México, que lidera la cobertura de México, Centroamérica y el Caribe. Más de Natalie Kitroeff

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