La generación Z, a las riendas de las protestas masivas en África contra el mal gobierno

Carlos Expósito

Nairobi, 6 ago (EFE).- Con una media de edad de 19 años frente a los 63 de sus líderes, miles de jóvenes de la generación Z han salido a la calle en masivas protestas en países africanos como Kenia, Nigeria y Uganda por la falta de atención a sus preocupaciones, el coste de la vida y la corrupción generalizada.

"Existe lo que llamamos la brecha entre jóvenes y mayores. Ese es el desafío. Tenemos a los adolescentes que van a la escuela y reciben una educación muy buena, pero los gobiernos no crean oportunidades para que consigan trabajo al salir", afirma a EFE el abogado keniano Julius Wanyama, de la organización pro derechos humanos Haki Yetu (Nuestros Derechos, en idioma suajili).

Fue en este país del este de África donde se prendió la mecha de las protestas el pasado 18 de junio.

África posee la población más joven del planeta y los diez países con la edad promedio más baja son africanos, con Níger, Uganda y Angola a la cabeza.

Sin embargo, la edad media de los dirigentes africanos, de 63 años, contrasta con la de los ciudadanos a los que representan, según datos del laboratorio de ideas Wilson Center.

Talento desaprovechado

La disposición de los jóvenes a arriesgar sus vidas en las protestas, pese a la fuerte represión de la Policía, que emplea incluso munición real, muestra que no tienen nada que perder.

Lo que piden es tener voz en la toma de decisiones políticas: "No tienen el entorno ni la oportunidad para mostrar su talento y aportar el conocimiento para ayudar al desarrollo económico del país", lamenta Wanyama.

"Y esa brecha ha llevado a que muchos jóvenes sean maltratados por estos líderes políticos en lugar de verlos como personas que pueden hacer avanzar al país", denuncia.

"No son una prioridad en la agenda de los políticos", añade.

Ausencia de líderes y difusión por redes

Históricamente, las movilizaciones en África han sido lideradas por políticos opositores, pero estas marchas son diferentes.

Pese a que cada país tiene sus particularidades, todas ellas mantienen un denominador común: no cuentan con líderes oficiales y han sido impulsadas a través de las redes sociales por la generación Z.

"Antes, los ciudadanos esperaban a ser invitados a los medios tradicionales para expresar sus preocupaciones, pero ahora las redes dan a todos una plataforma", explica a EFE la reconocida abogada ugandesa Sarah Bireete, fundadora de la ONG Centro para la Gobernanza Constitucional en Uganda.

Según Bireete, esta nueva generación "tiene conocimientos sobre cómo debe funcionar la sociedad, y no se quedará mirando como las cosas van mal en lugar de hacer que los líderes rindan cuentas".

Pero tienen retos por delante: "Se enfrentan -matiza- al obstáculo de arrestos brutales y al engorroso proceso judicial para obtener la libertad bajo fianza, porque los tribunales se han convertido en armas para castigar a los disidentes".

De Kenia al resto de África subsahariana

En Kenia, las movilizaciones comenzaron en contra de un proyecto de ley para subir los impuestos, pero evolucionaron hacia un movimiento antigubernamental que desembocó en el asalto al Parlamento el pasado 25 de junio.

La represión policial dejó al menos 50 muertos, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR).

No es el único país.

Siguiendo la misma estética en la difusión de los carteles e idéntica estrategia, los jóvenes de Uganda llamaron a marchar hacia el Parlamento al grito de "¡Paren la corrupción!", si bien las fuerzas de seguridad actuaron rápidamente y arrestaron a más de 90 personas.

Las últimas protestas suceden estos días en Nigeria, donde al menos 21 personas murieron el 1 de agosto durante la primer jornada de manifestaciones de jóvenes contra el alto coste de la vida en varias ciudades del país.

Los dos abogados consultados por EFE coinciden en que ahora que los jóvenes han descubierto su poder en el espacio público, deben asumir gran parte del liderazgo en África.

"Porque tienen la ventaja de ser mayoría", argumenta Bireete.

Aun así, según su colega Wanyama, a este liderazgo le falta seguir una estrategia: "Ese es el único desafío, la falta de orientación. Es lo que ha llevado a tantos jóvenes a tener miedo de volver a salir porque no están seguros de lo que sucederá". EFE

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