Francisco Comesaña, campeón del Challenger de Buenos Aires en una final electrizante frente a Federico Coria
Francisco Comesaña se regaló uno de esos obsequios poco habituales que se dan en el tenis: ser campeón en el día de su cumpleaños, jugando casi en su casa, rodeado de sus afectos. La suya es una de esas conquistas acaso más valiosas en lo personal que en lo profesional, por todo lo que implica ganar un título delante de quienes suelen disfrutar y sufrir muy de cerca a los tenistas que pasan semanas y meses de gira.
En el día de su cumpleaños número 24, Comesaña conquistó el Challenger de Buenos Aires. Lo hizo con la esencia de los tenistas argentinos: con talento, con valentía para ir en busca del triunfo, con resiliencia para saber sufrir y levantar dos match-points en el tie-break. Así le ganó a Federico Coria por 1-6, 7-6 (9-7) y 6-4, en dos horas y 46 minutos de una batalla cambiante en el court central del Racket Club, en Palermo.
Es, para el Tiburón de Mar del Plata, un triunfo valioso, que le permite regresar al top 100. La victoria en la novena edición del Challenger de Buenos Aires le permitió escalar diez posiciones, y desde este lunes Comesaña será el 94º de la clasificación, algo por encima de su mejor puesto (87º). Fue el sexto título individual para Comesaña en esta categoría, luego de sus victorias en Corrientes y el Tenis Club Argentino en 2022, Vicenza y Liberec en 2023 y Oeiras en esta temporada. Otro logro en un 2024 en el que también llegó a la tercera ronda en el US Open y en Wimbledon, nada menos, donde había dado el gran impacto al superar al ruso Andrey Rublev, por entonces 6º del ranking.
🏆 🇦🇷 Así sentenció @fran_comesana el triunfo con el que se consagró campeón del YPF Buenos Aires Challenger pic.twitter.com/glRD43c5BW
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Eso sí: como lo imponen los tiempos del tenis, Comesaña no tendrá mucho tiempo para disfrutar, y de inmediato viajará a Córdoba para afrontar desde el lunes el Challenger de Villa María, el torneo más trascendente en nuestro país para este nivel del tour, de categoría 100 y con premios por 133.000 dólares. Allí, como en el Racket, Comesaña será el segundo preclasificado.
“Estoy muy contento. Tenía que darme este premio de luchar hasta la última pelota después de estar dos match points abajo. El partido estaba difícil. Yo estaba muy nervioso, no tenía las mejores sensaciones. Era creer un poco en mí. Siento que es merecido este regalo después de luchar toda la semana”, destacó Comesaña luego de su victoria en un difícil contexto porque la jornada contó con bastante viento, siempre una dificultad para competir en el tenis.
“En el primer set estaba muy duro de piernas. Quizás la cabeza no quería luchar un poco más, pero desde el segundo me propuse luchar hasta la última pelota, empujar con todo lo que tenía, y por ahí me quedaba una reserva [de físico]. Entonces empecé a ser más protagonista con la derecha, y a sacar un poco mejor; fui más adelante, empecé a moverlo [a Coria], y ya en el tercero no hay táctica ni estrategia: es ganar como sea. Los dos estábamos cansados, ya no estábamos finos. Era luchar con lo que había”, comentó el campeón.
Que agregó: “No sé cuántas veces uno puede jugar y ganar una final en su casa el día de su cumpleaños, así que voy a guardar ésta en mi corazón. Es como para tenerla en un cuadrito”, expresó el flamante campeón del torneo porteño, que es entrenado desde hace un año y medio por Sebastián Gutiérrez, en la academia que funciona en el Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA).
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Con la conquista número 423 para el tenis argentino en el nivel de challengers, Comesaña sucede en el palmarés del certamen a Mariano Navone, el vencedor en 2023; otros campeones destacados son Juan Manuel Cerúndolo (2022), Sebastián Báez (2021), Renzo Olivo (2016) y Diego Schwartzman (2012).
El “Chino”, el “Nene” o el “Tiburón”, como le gusta que lo apoden ahora ya que el mote “reúne un poco de todo” (sus orígenes en la ciudad balnearia y el apodo de Aldosivi, club del que es hincha), se formó en el Edison Lawn Tenis, el club creado por Horacio Zeballos padre.
“Nací en Mar del Plata. Me crie en Punta Mogotes. Mis viejos (Agustín y Adela) siempre fabricaron ropa; hoy de nieve, antes de surf. Me encantó la competencia del tenis desde el principio y avancé bastante rápido. Pasaba muchísimas horas en el frontón del club, del Edison. Horacio padre nos daba una libretita en la que decía la cantidad de golpes que había que hacer: 200 drives, 200 reveses, 100 voleas de drive, 100 de revés… Empecé a competir en los torneos internos, pasé a los regionales y, a los 8-9 años, pasé a algún Grado 4. Si bien cada vez que perdía era un escándalo, porque lloraba, gritaba, rompía todo… me gustaba seguir jugando”, le contó Comesaña a LA NACION, hace unos días, con la sonrisa amplia y genuina que lo suele acompañar y marca el termómetro de su ánimo.
“Miro hacia atrás, me miro ahora y siento que hice un cambio grande desde la madurez. Aprendí a expresarme sobre lo que me pasa dentro y fuera de la cancha. Antes no tenía un lugar para sentarme a charlar cosas más profundas, como ahora; era la pelotita de tenis y nada más. Y muchos partidos se ganan charlando de cosas personales. Me falta mucho todavía, pero me siento distinto”, agregó Comesaña, que se ilusiona con consolidarse en el circuito y jugar los ATP, los Masters 1000 y los Grand Slams. Tenis y coraje tiene para seguir alcanzando sus objetivos.