Francia no cambia su libreto, tiene todas las lecciones aprendidas y le ganó bien a una Bélgica que fue una sombra de sí misma

Didier Deschamps y Kylian Mbappé celebran la clasificación para los cuartos de final de la Eurocopa luego de vencer a Bélgica por 1-0
Didier Deschamps y Kylian Mbappé celebran la clasificación para los cuartos de final de la Eurocopa luego de vencer a Bélgica por 1-0 - Créditos: @Marius Becker

No tiene ni por asomo las sobredosis de creatividad que exhibe España en la mitad de la cancha. Tampoco las ráfagas de avasallamiento que descarga Alemania en instantes puntuales de cada partido. Pero Francia conoce a la perfección su libreto, lo recita de memoria y con eso le basta para ir avanzando mientras busca las cuotas de eficacia que por ahora parecen olvidadas en algún remoto rincón del placard. Le ganó a Bélgica 1-0 y avanzó a los cuartos de final de la Eurocopa 2024.

En España suelen decir que a un director técnico le dan “ataques de entrenador” cuando de pronto decide modificar la manera de jugar de su equipo, destierra cualquier atisbo del estilo que se le conoce y dispone una alineación, un planteo (o ambas cosas) que tira por la borda lo que había hecho hasta ese momento.

Antoine Griezmann pelea por la pelota con Yannick Carrasco
Antoine Griezmann pelea por la pelota con Yannick Carrasco - Créditos: @FRANCK FIFE

Didier Deschamps no responde a ese calificativo. Como el volante de sacrificio y marca que fue en sus tiempos de futbolista, su prioridad es la seguridad defensiva, y todo lo demás viene después. No le otorga especial trascendencia a la posesión ni al protagonismo a partir de la pelota, desdeña la vistosidad, prefiere que su equipo dé varios pasos hacia atrás y descubra espacios abiertos para salir de contra antes que la elaboración continuada, y salvo que las circunstancias lo exijan, jamás rompe ese molde. Los resultados lo avalan: lleva 12 años al frente de su selección, y ha completado le etapa más gloriosa en la historia del fútbol de su país.

La sala de trofeos de Domenico Tedesco, un técnico mucho más joven que su colega francés (tiene 38 años), en cambio sólo expone una Copa de Alemania dirigiendo al Leipzig, y el combinado belga es su primera experiencia con una selección nacional. Quizá haya sido su genética italiana -nació en Calabria, aunque pasó toda su vida en Alemania-, o tal vez la falta de rodaje en instancias decisivas, pero en medio de las críticas internas y externas por el juego de su equipo en la primera fase, él sí fue víctima del temido “ataque”. La consecuencia es conocida, se despidió de la Eurocopa. Pero lo peor es que lo hizo después de mostrar una imagen desfigurada y pobre, indigna de una generación de futbolistas que supo deslumbrar al mundo con un juego atrevido y preciosista.

Francia lo gana con gol de Kolo Muani, que ingresó en el segundo tiempo
Francia lo gana con gol de Kolo Muani, que ingresó en el segundo tiempo - Créditos: @OZAN KOSE

El muy esperado Francia-Bélgica transcurrió por los carriles que marcaron los técnicos, y como suele suceder en esos casos, decepcionó como espectáculo y terminó favoreciendo a quien mostró mayor fidelidad a sus hábitos y formas.

Kylian Mbappé es un jugador que impone miedo en sus adversarios. Incluso aunque se haya fracturado la nariz hace muy poco y no deje de quejarse por tener que utilizar una máscara que le molesta y, según afirma, le altera la visión. Tedesco entendió que una fosa nasal rota no le iba a impedir al flamante fichaje del Real Madrid que exprimiese su velocidad a campo abierto, y diseñó su plan para negarle metros para correr, un 4-4-2 apretado contra el área propia en el que todo el mundo tenía la obligación de ser disciplinado en los retrocesos y tapar huecos. A cambio, renunció a cualquier atisbo del juego colectivo a través del toque que distinguió a Bélgica en la última década, ató a Kevin De Bruyne a una posición a 70 metros del arco de enfrente y pretendió pagarle a Francia con su propia moneda: pelotazos largos para la carrera de Yannick Carrasco, Jérémy Doku o Ikoma Openda o para que la aguante el siempre imprevisible Romelu Lukaku.

Kylian Mbappe con su máscara protectora
Kylian Mbappe con su máscara protectora - Créditos: @Frank Augstein

Nada le salió bien a Tedesco. Para empezar, Mbappé no fue el de siempre. Presentó una versión light de sí mismo, salvo un doble enganche con un posterior remate por encima del travesaño a los 8 del segundo tiempo, y todo hace suponer que fue debido más a sus problemas físicos que a la estrategia del técnico rival. Pero además, Bélgica defendió mal, dio ventajas por las alas y permitió una larga variedad de disparos de media distancia. Si se sostuvo en pie hasta el minuto 84 fue gracias a la mala puntería de los dirigidos por Deschamps antes que por méritos propios. Y la pretensión de sorprender de contraataque apenas si se dejó ver en un par de ocasiones sin final feliz. Si acaso, al menos logró demorar en algo más de media hora el dominio galo.

Lo mejor del partido

El subcampeón del mundo recién se acomodó a una situación tal vez inesperada allá por los 35 del período inicial, pero desde entonces y hasta que la rodilla de Jan Vertonghen desvío el remate mordido de Kolo Muani a seis minutos del cierre, descargó una andanada de disparos, con Aurélien Tchouaméni como primer artillero. Hasta 19 veces probó Francia, pero sólo en dos acertó con los tres palos. Koen Casteels mandó al córner el primero; el segundo acabó en la red.

Una vez más, los galos fueron leales a un esquema conocido que además se ve mejorado en el aspecto defensivo. Dayot Upamecano y William Saliba se complementan muy bien como pareja de centrales, Jules Koundé no se asemeja en nada al marcador de punta que Ángel Di María bailó en la final de Qatar, Theo Hernández cumple con buena nota su labor del otro lado (le bloqueó dos disparos con olor a gol a Carrasco), y en el arco Mike Maignan ofrece todas las garantías.

William Saliba se impone de cabeza ante Carrasco
William Saliba se impone de cabeza ante Carrasco - Créditos: @Marcus Brandt

No le pidan lujos, porque difícilmente regale alguno. No le exijan que llene los ojos de fútbol. Pero Francia se ve sólida, compacta y con todas las lecciones aprendidas. Si logra calibrar mejor la mira en los tiros al arco y Mbappé se deshace de su incómoda máscara será complicado bajarla del podio. ¿Bélgica? Mal que le pese a De Bruyne, le llegó la hora de barajar y empezar de nuevo.