Cómo está Florida después de Ian, uno de sus peores huracanes: islas destruidas, un muerto y millones de personas sin luz
MIAMI.- El huracán Ian, uno de los más poderosos que azotaron Florida, dejó su rastro de destrucción desde su ingreso en Cayo Costa, sobre la margen oeste de la península, ayer por la tarde. Las ciudades costeras registraron inundaciones históricas. Las calles se convirtieron en ríos, se desdibujaron canales y bahías, los autos quedaron sumergidos, los barcos y lanchas deambularon a la deriva, y el agua llegó a tapar prácticamente por completo el primer piso de las casas. Ciudades enteras quedaron a oscuras.
“Este podría ser el huracán más letal en la historia de Florida”, dijo el presidente Joe Biden después de una visita a una sede de la agencia a cargo de los desastres naturales (FEMA) en Washington. “Los números (...) aún no están claros, pero recibimos informaciones que dan cuenta de una sustancial pérdida de vidas” por el huracán, dijo el mandatario, quien afirmó que viajará al lugar “cuando las condiciones lo permitan”.
This morning, I spoke with Governor Ron DeSantis to discuss the steps we're taking to support Florida in response to Hurricane Ian.
I've also directed FEMA Administrator Criswell to travel to Florida tomorrow to check in on response and survey where additional support is needed. pic.twitter.com/W6MDDDepe2— President Biden (@POTUS) September 29, 2022
Hasta el momento se registró un muerto, pero se espera que la cifra aumente significativamente con el correr del día. El sheriff del condado de Lee, Carmine Marceno, dijo a la cadena CNN que en el área hubo “aproximadamente cinco” muertes, pero remarcó que actualmente no puede dar un número definitivo.
Según indicó la policía, la víctima fatal era un hombre de 72 años que salió durante la tormenta para vaciar su pileta. Los investigadores creen que estaba usando una manguera para drenar la piscina hacia un canal, que tenía una pendiente pronunciada. El terreno estaba resbaladizo y finalmente se ahogó.
Ian, “el monstruo” como le dicen, de categoría 4 (casi 5, la más alta), se sintió en todo Florida. Su gigantesco tamaño arrojó vientos y daños en la mitad sur de la península. En la costa este, al norte de Miami, dio vuelta avionetas en un aeropuerto, derribó árboles y carteles callejeros. Pero las mayores catástrofes se dieron en la costa oeste.
Sanibel y Captiva son dos islitas de ensueño, de casas bajas en colores pasteles y sin un semáforo. Ayer, fueron el epicentro de la tormenta. El puente que las une al continente con la ciudad de Fort Myers quedó destruido. Partes del puente están caídas, la calle con cráteres, y los bordes desdibujados. Los yates, sobre la costa de Fort Myers, encimados unos a otros los que aún flotan. Otros amanecieron sobre los árboles o el pavimento. Hay casas destrozadas, casas rodantes dadas vuelta, y alguna completamente incendiada.
En Port Charlotte, se voló una parte del techo del cuarto piso del Fawcett Memorial Hospital. El agua entró a raudales en la sala de cuidados intensivos, lo que obligó al personal a evacuar a los pacientes más enfermos a otros pisos, algunos de ellos con respiradores. El agua bajaba por las escaleras como cascadas. Los trabajadores colocaron toallas y recipientes de plástico para tratar de contener la inundación. Esta mañana los pacientes serían trasladados a otro centro médico.
Cientos de personas perdieron ayer contacto con sus seres queridos, en parte por falta de electricidad y de telefonía celular. También se recibieron llamadas desesperadas de aquellos atrapados en viviendas y se publicaron en las redes súplicas de rescate y videos con gente subida a los techos de las casas, o desde los segundos pisos con la planta baja totalmente inundada.
Se especula que las fuerzas de seguridad no sólo están en camino a salvar gente. También a recuperar cuerpos. Tomará días para cuantificar los daños.
Tareas de rescate
Más de dos millones de personas están sin luz, mientras Ian avanza rumbo hacia la costa atlántica, ya como una tormenta tropical. A ambos lados de la península de Florida puede haber todavía marejadas ciclónicas.
Las cuadrillas de emergencia empezaron a trabajar en la zona desde antes que saliera el sol. Se abren paso entre árboles caídos para alcanzar a personas atrapadas en casas inundadas.
“Tan pronto pasó la tormenta, fueron enviados equipos de primeros auxilios estatales y federales. La Guardia Costera está haciendo rescates desde la mañana. Empezamos en la barrera de islas, y todos aquellos que han tenido la mayor inundación”, dijo esta mañana el gobernador Ron DeSantis.
El estado está llevando médicos, y tanques militares que pueden ingresar en zonas inundadas para rescate. Florida Highway Patrol, la división a cargo de patrullar las autopistas, cargaron motosierras entre otras cosas en sus camiones con rumbo al oeste, junto con cientos de autos de policía y grúas. Llevan drones para sobrevolar las zonas afectadas. El primer paso es analizar los daños.
Antes de que se asomara el sol, también salieron camiones de Miami Dade para ayudar a las comunidades del oeste, junto con ingenieros estructurales, médicos, y fuerzas de seguridad. En Miami ya se están recibiendo donaciones, a cargo de Global Empowerment Mission. En sus instalaciones se ven canastos llenos de agua, ropa y pañales. Otros distritos del estado también mandaron personal de ayuda.
Ian agarró a muchos por sorpresa. Su ingreso se esperaba por Tampa. El área fue sorprendida un poco después de que la ruta proyectada de la tormenta comenzara a cambiar hacia el sur un día antes. Los residentes tuvieron poco tiempo para evacuar sus hogares.
Durante días, el Centro Nacional de Huracanes enfatizó un alto nivel de incertidumbre sobre el camino proyectado de Ian hacia la costa oeste de Florida. Aún así, muchas áreas más afectadas por la tormenta no se incluyeron en algunos conos de pronóstico en la semana anterior a la tormenta.
Para hoy se pide a aquellos afectados por la tormenta que permanezcan en sus casas. Es necesario que las cuadrillas de rescate primero liberen las calles y se garantice la seguridad de circulación.