Los piqueteros oficialistas cancelan sus protestas en los supermercados por los festejos mundialistas
Los movimientos sociales oficialistas definieron suspender la movilización que tenían prevista para mañana frente a sucursales de las principales cadenas de hipermercados, en reclamo por el aumento de la canasta alimentaria. El festejo programado con la selección argentina campeona del mundo de fútbol hizo que las agrupaciones que integran la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) descartaran movilizarse.
El festejo del triunfo del equipo dirigido por Lionel Scaloni y capitaneado por Lionel Messi se concentrará en el Obelisco, pero se prevé que una multitud acompañe el recorrido de los jugadores desde el predio de la AFA, en Ezeiza, hasta la esquina de las avenidas 9 de Julio y Corrientes.
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El Movimiento Evita, Somos Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa, y el Frente Popular Darío Santillán, entre otros miembros de la UTEP, definieron la semana pasada activar protestas para reclamar contra el Gobierno por el bono de fin de año que les otorgará a los beneficiarios de planes sociales, de $13.500 a pagar en dos cuotas, menos de la mitad de lo que esperaban lograr para ese aporte extra para el sector.
En paralelo, sigue sin definición lo que sucederá con la otra protesta que los movimientos sociales aliados al Gobierno tienen agendada para esta semana. Para el jueves, programaron una jornada de cortes de ruta . Según pudo saber LA NACION de fuentes de la UTEP, mañana tendrán una reunión con la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, y, del resultado de ese encuentro dependerá que la protesta del jueves se realice o corra la misma suerte que la prevista para mañana. No obstante, otras fuentes dentro de la misma organización descartaron la posibilidad de que esta semana se concrete alguna de las medidas de protesta anunciadas.
Más allá de la suspensión de las medidas, la situación comienza a tornarse incómoda desde lo político. Porque mientras los grupos piqueteros anuncian sus planes de protestas en las calles contra el Gobierno, en los ministerios siguen habitando funcionarios que son referentes de esos mismos grupos. Los más importantes son el secretario de Economía Popular, Emilio Pérsico, y el secretario de Relaciones con la Sociedad Civil y Desarrollo Comunitario, Fernando “Chino” Navarro, ambos líderes del Movimiento Evita. Pero hay otros casos, como el del subsecretario de Políticas de Integración y Formación, Daniel Menéndez (Somos-Barrios de Pie) o el de la secretaria de Integración Sociourbana, Fernanda Miño, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que comanda Juan Grabois, el crítico más ácido del Presidente.
A modo de ilustración de esa escena atípica, el jueves, el día que la UTEP anunció su plan de lucha, Pérsico y Navarro se reunieron con Alberto Fernández. Más tarde lo hicieron con la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, principal apuntada por los movimientos sociales.
Los motivos de confrontación se acumulan. Días atrás el eje de la disputa fue la baja de planes sociales y después se sumó la puja por el bono de fin de año. Los referentes sociales esperaban que el Gobierno otorgara un aguinaldo a los beneficiarios de los Potenciar Trabajo equivalente a la mitad del salario social complementario (unos $15.000) más un bono similar en enero. Creían que habría una instancia de negociación. Pero, sin que mediara debate, Tolosa Paz anunció un pago de $13.500 en dos cuotas, en formato de bono (y no de aguinaldo, que es lo que la UTEP quiere institucionalizar).
“En diciembre otorgar $6500 pesos después de este año de pérdida de poder adquisitivo es un escupitajo en la cara de los pobres”, dijo Grabois. Por su parte, Esteban “Gringo” Castro, secretario general de UTEP, sostuvo que “el bono navideño rompió la paz del gobierno nacional con los movimientos populares que lo integran”.
La conflictividad podría escalar en enero por la baja de planes. El Gobierno recortó en diciembre 20.410 asignaciones, pero la ministra avanza con una auditoría sobre todos los beneficiarios y fue emplazada por el juez federal Ariel Lijo a rendir cuentas el mes próximo. La estimación que hacen en los tribunales es que hay unos 150.000 planes irregulares. La secretaria adjunta de UTEP, Norma Morales, dijo en las últimas horas que el Gobierno está “buscando complicidad en el partido judicial” para hacer un ajuste en la política social. “Tolosa Paz parece una ministra de Cambiemos, ni Carolina Stanley se animó a tanto”, lanzó.
Sin romper
A pesar de la dureza de los planteos que surgen de la UTEP, los movimientos sociales no llegan al quiebre total con el Gobierno. El MTE ya amenazó con romper con el bloque del Frente de Todos en Diputados (el sector que responde a Grabois tiene tres diputados), pero no lo hizo, por pedido de la vicepresidenta. Los “funcionarios-piqueteros” tampoco dan el portazo. “Hay que ver qué pasa en enero con el Potenciar Trabajo”, advirtió un colaborador del Movimiento Evita, que distinguió entre el lugar que ocupa Pérsico (una secretaría dentro del Ministerio de Desarrollo Social) y el que ostenta Navarro (más político y con despacho en la Casa Rosada).
Los movimientos sociales tienen ambiciones electorales para 2023 y no pueden sacar los pies del plato del Frente de Todos. Su principal interés es disputar la intendencia de La Matanza en una PASO y desafiar al intendente Fernando Espinoza, toda una quimera.
Mientras endurecen los planteos contra de Gabinete de Fernández, los grupos piqueteros exhiben cada vez mayor sintonía con el kirchnerismo, que también encara una narrativa para despegarse del Presidente. Grabois -que tiene una relación directa con la vicepresidenta- ya encarna un operativo clamor para que Eduardo “Wado” De Pedro, el hombre de Cristina en el gabinete, sea candidato a presidente. Más sutil, el Movimiento Evita también profundiza un acercamiento. Por lo pronto, saben que tienen el pulgar arriba del kirchnerismo para salir a protestar con mayor firmeza en las calles, una vez que se disipen los festejos mundialistas.