Fernando Gorriarán acaba con las quejas por viajar tanto en la Leagues Cup: "Para eso nos pagan"

Fernando Gorriarán en un partido con Tigres el pasado 1 de julio. (Alfredo Lopez/Jam Media/Getty Images)
Fernando Gorriarán en un partido con Tigres el pasado 1 de julio. (Alfredo Lopez/Jam Media/Getty Images)

Fernando Gorriarán, mediocampista de Tigres, puso el dedo en la yaga. El uruguayo habló de la Leagues Cup y de uno de los supuestos argumentos para justificar la desastrosa participación de los clubes mexicanos: las grandes distancias que había que recorrer en los viajes. Gorriarán, que también habló de las lesiones que ha padecido en tiempos recientes, negó que la condición de visitante y los constantes viajes puedan ser un motivo para explicar la eliminación prematura de los clubes mexicanos.

“Me ha llamado la atención el tema de la lesiones últimamente, toco madera por si las dudas, es un tema delicado pero a nosotros los que amamos esto, nos pagan por esto, sí quizás suena como excusa el tema de los viajes, me tocó ahora viajar y a todos los equipos mexicanos estar de ciudad en ciudad, es complicado, pero es el trabajo de nosotros, tenemos que adaptarnos a los que nos acatan”, explicó el charrúa en conferencia de prensa.

La narrativa instalada por los clubes mexicanos fue que hubo todo un plan para debilitar a la Liga MX, y esa idea encontró un caldo de cultivo perfecto entre los aficionados y la prensa. Desde la organización, que hacía jugar como locales siempre a los clubes de la MLS, partidos en los que había decisiones arbitrales cargadas a favor de ellos (aunque la mayoría estuviera respaldada por el reglamento), y más ampliamente, un plan para que el Inter de Miami de Lionel Messi jugara la final a modo y el argentino pudiera así ganar su primer torneo como jugador estelar de la MLS.

Hubo más excusas que juego efectivo, y más pérdida de tiempo hablando de escenarios hipotéticos, como un regreso a la Copa Libertadores, que ni siquiera sería favorable en estos momentos viendo el nivel que mostraron los equipos mexicanos. Ni siquiera se les pidió algo fuera de razón o que implicara esfuerzos sobrehumanos. Es verdad que el torneo se jugó completamente en Estados Unidos, pero no fue un mes entero. Como los clubes de la Liga no pudieron ni avanzar a las rondas finales, la mayoría de equipos apenas pasaron dos semanas en suelo estadounidense (por ejemplo, Pachuca, que al ser campeón de México tenía un pase garantizado a los dieciseisavos, se fue eliminado con apenas un partido).

El futbol mexicano tiene que hacerse cargo de su fracaso y para ello es necesario ser honestos y tener autocrítica. Los viajes forman parte del trabajo de los jugadores profesionales. Pero, desde el comienzo, como lo dejó ver León, esa fue otra queja recurrente: que debían viajar mucho y no les daban tanto tiempo de descanso. Si los equipos mexicanos hubieran jugador el torneo con toda la seriedad que amerita, hasta les habrían dado un doble merito: ganar con todo y las adversidades. Pero no, al contrario, eligieron el camino de la queja y verse afectados de antemano. Fue así que se construyó el fracaso: ningún equipo en la Final y apenas uno en Semifinales.

Hacía falta un cambio de discurso, porque el mensaje ha sido reforzado en todos los frentes: que la Liga MX no tenía oportunidades reales de ganar el torneo porque, desde la organización, la intención era ponerles piedras en el camino para negarles el título. Los pretextos no ayudan en nada a estas alturas, y nadie querrá volver a pasar por lo que se vivió en las últimas semanas. Para revertir la tendencia, es necesario tener un gramo de verdad. Fernando Gorriarán ya puso la primera base. No debería ser la única.

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