El excuñado del rey de España terminó de cumplir su condena por corrupción: cómo es su nueva vida sin privilegios
MADRID.- Aunque había obtenido su libertad condicional hace ya más de dos años, en marzo de 2022, Iñaki Urdangarin -exmarido de la infanta Cristina, hija del rey emérito Juan Carlos de España- terminó de cumplir este martes la pena que se le había impuesto por varios delitos de corrupción.
Fuentes del Departamento de Justicia del gobierno vasco, la región del norte donde estuvo en la cárcel por última vez antes de salir en libertad condicional, confirmaron que Urdangarin terminó la condena de 5 años y 10 meses.
Urdangarin fue condenado en 2018 por enriquecerse con dinero donado por organismos públicos a una fundación sin ánimo de lucro que él presidía, Nóos. Su esposa en aquel momento, Cristina de Borbón, hermana del actual rey, Felipe VI, fue condenada a pagar una multa, en un juicio que supuso ver, por primera vez en España, a un miembro de la familia real sentado en el banquillo de los acusados.
El exjugador de handball del FC Barcelona y la selección española obtuvo la libertad condicional al cumplir las dos terceras partes de su condena. Ese mismo año, Urdangarin y Cristina decidieron, “de común acuerdo, interrumpir su relación matrimonial” y separarse, después de que salieran a la luz fotografías de él junto a otra mujer, y, en enero de este año, trascendió que la pareja acababa de firmar su divorcio, según la revista Hola.
Ambos se habían conocido en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996 y se casaron en octubre de 1997. En la actualidad tienen cuatro hijos.
El escándalo Nóos se unió a la abdicación de Juan Carlos en 2014, cercado por sus propios escándalos, para dañar la imagen de la corona española.
Al ascender al trono tras la abdicación de su padre, Felipe VI prometió restaurar el prestigio de la institución y, entre sus primeras medidas, retiró el título de duquesa de Palma a su hermana Cristina. Aunque ya en 2011, Cristina y su marido habían sido apartados de los actos oficiales de la Casa Real.
Nueva vida
Ahora, a los 56 años y en libertad plena, Urdangarin empieza una nueva vida sin privilegios.
En su entorno aseguran que su situación económica no es tan glamorosa como cuando dirigía Nóos y cobraba 710.000 euros por dar asesoramiento en la organización de cumbres deportivas en Valencia y Baleares. Tampoco goza de un contrato de 1,5 millones de euros como el que tenía cuando era delegado de Telefónica en Estados Unidos. Ahora, según diversos medios, solo estaría cobrando un subsidio como preso en libertad de 463,21 euros al mes.
La revista española Semana publicó recientemente que Urdangarin trabaja en una pequeña empresa constructora con sede en las afueras de Vitoria, en el País Vasco, una compañía propiedad de un vecino de toda la vida de los Urdangarin. “Es Ainhoa Armentia, su actual pareja, quien le consiguió ese trabajo en la constructora.
La nueva vida de Urdangarin parece más discreta y modesta. Aparentemente, no tiene grandes cargas económicas y, según trascendió, tampoco tiene que pagar pensión de alimentos a sus cuatro hijos. La infanta Cristina, que sigue trabajando para la Fundación La Caixa y las fundaciones del príncipe Aga Khan en Ginebra, asume muchos de los gastos de sus hijos, Juan, de 24 años; Pablo, de 23; Miguel, de 21, e Irene, de 18. Según su entorno, Juan Carlos la ayuda y se hace cargo de algunas necesidades económicas de sus nietos.
Lejos quedó la vida de Urdangarin en el lujoso palacete de Pedralbes, en uno de los barrios más elitistas de Barcelona, una mansión que compró con la infanta en 2004 por casi seis millones de euros (Juan Carlos les prestó 1,2 millones de euros para la operación). El matrimonio dejó la propiedad en 2013 y cuatro años después la vendió a un magnate de origen árabe.
A finales de 2019, la Justicia concedió al exduque la posibilidad de salir de prisión dos veces por semana para labores de voluntariado y en junio de 2021 le otorgó el permiso para cumplir el resto de su pena en el domicilio de su madre, Claire Liebaert, en Vitoria.
Recientemente, se mudó a un departamento que alquila en la urbanización Ciudad Jardín en Vitoria junto a su pareja.
La caída de Urdangarin coincidió con la redención de la infanta Cristina. El 17 de febrero de 2017, la audiencia de Palma absolvió a la hermana de Felipe VI de la acusación de colaborar en dos delitos fiscales de su marido. Tras oficializar su divorcio, ella inició un lento retorno al seno de la familia real.
El exjugador de handball asumió toda la culpa durante el juicio de Nóos, donde leyó un escrito ante el juez desvinculando a palacio y a su esposa de sus actividades. Según su declaración, la Casa Real “no opinó, asesoró, autorizó o avaló” sus negocios, sino que le recomendó que dejara de realizarlos porque no los consideraban adecuados para su estatus institucional.
Diego Torres, socio de Urdangarin en Nóos, dijo lo contrario en los tribunales y en los medios de comunicación. “Revisaban todo lo que hacíamos. La Casa Real nos guiaba, nosotros siempre actuamos de buena fe”, afirmó Torres en una entrevista con Ana Pastor, en 2016.
Urdangarin quiso contar su verdad en al menos dos ocasiones, según el diario El País. En 2011, llegó a grabar una alocución a los españoles y la envió a la Casa del Rey con la intención de que se divulgara. Nunca se emitió. El año pasado, Jordi Évole también reveló que tuvo un set montado en la casa de los Urdangarin en Ginebra para una entrevista. Según el periodista, la cancelaron en el último minuto: “Yo no sé si fue la monarquía, no sé quién fue, pero desde luego había alguien que no quería que se hiciera esa entrevista”.
Agencia AFP y diario El País, SL