España, un día de final

Redacción deportes, 16 ene (EFE).- A diferencia de otros deportes en lo que los días de partido se convierten en una tensa espera hasta que llega la hora de verdad, las selecciones de waterpolo tienen rutinas diferentes, con sesiones de activación por la mañana y también justo antes del encuentro.

El equipo español, que esta noche a las 20:15 CET se juega el Europeo y una plaza olímpica, ha desayunado a las 9:00 y nada más que los jugadores se levantan de la mesa del hotel Aristos, se disponen a una sesión de vídeo con el análisis del rival, de Croacia, con el que se midieron en la primera jornada, en un partido que finalizó en empate y que España perdió a los penaltis.

La utilización de herramientas de 'scouting' es uno de los elementos esenciales. España dispone de una de las herramientas más potentes y con una analista que se encarga de elaborar 'clips' de video con acciones de juego.

Se sabe prácticamente todo del rival. Si el portero para más arriba o abajo, si tiene problemas en los balones con bote, si va mejor al ángulo corto o al largo; o si el lanzador tira de una determinada manera los penaltis.

Después esas jugadas son remitidas individualmente a los jugadores y los entrenadores tienen todas las herramientas en su mano. A falta de espacios comunes, muchas veces las sesiones de vídeo tienen lugar en la habitación del fisioterapeuta, en este caso Marc Estiarte.

A las 11:30 CET, el autocar lleva un cuarto de hora esperando al equipo. Todos, mochila y acreditación en ristre, toman sus puestos en el bus. En la bolsa llevan rodillos para estirar, chanclas para la piscina; los gorros se los reparten en diferentes bolsas.

El más cargado es casi siempre el preparador físico: Marcel.li Massafret, un veterano de 64 años curtido en mil batallas, que lo tiene todo preparado: las gomas para estiramientos; las poleas y a veces hasta carga con la 'game ready', un máquina de rehabilitación, aunque antes de los partidos, no.

El autobús es el único lugar donde reinan los jugadores. "Aquí mandan ellos. Cuando bajan, soy yo el que decide", comenta el seleccionador, David Martín.

Pese a la estridente música con la que conviven todos, en el autobús todo es orden. Desde el primer día, los lugares en los que se sentarán cada uno de ellos están preestablecidos.

Normalmente el entrenador, David Martín, se sienta en el primer asiento, justo detrás del conductor. En la parte de atrás, un altavoz 'bluetooth' suena con los 'hits' que el DJ de turno decida.

Muchas veces es Álvaro Granados quien lleva el mando, aunque a vece se lo turna con Alberto Barroso. Una vez llegan a la piscina de la final, la Bazeni Mladost, coinciden con la selección croata en el mismo espacio.

Ya no hay secretos. Se conocen desde hace mucho e incluso han compartido sesiones y partidillos de entrenamiento. Felipe Perrone, capitán de los españoles y que jugó en Croacia, se saluda con todos.

La sesión es de estiramentos, calentamiento en seco, nado, pases y chuts. La estrategia para el partido fue en la víspera. La comida está prevista para las 14:00 CET. A las 15:00, Marc Estiarte atenderá a los jugadores que lo requieran y a partir de entonces, tres horas de descanso.

A las 18:00h, último repaso de vídeo y a las 18:20, de nuevo al autocar. Granados pondrá lo último de reguetón, algunos temas de Myke Towers, Saiko, de Bad Bunny o de Rosalia. Muy de vez en cuando, algún guiño a los más veteranos del autobús con algunas canciones de Fito Páez, Los Secretos o Celtas Cortos.

Veitincinco minutos después se abrirán las puertas del infierno de la Bazeni Mladost. 2.000 espectadores en el interior y otros tantos fuera. España puede hacer historia si consigue un oro, algo que nunca antes ha conseguido en un Europeo.

Francisco Ávila

(c) Agencia EFE