Elecciones en Irán: un reformista se posiciona como favorito para ser el nuevo presidente

El candidato reformista a las elecciones presidenciales de Irán, Masoud Pezeshkian, huele una flor durante un mitin de campaña en Teherán, Irán
El candidato reformista a las elecciones presidenciales de Irán, Masoud Pezeshkian, huele una flor durante un mitin de campaña en Teherán, Irán - Créditos: @Vahid Salemi

TEHERÁN.- Una semana después de la primera vuelta electoral en que ninguno de los candidatos logró más del 50% de los votos, el reformista Masud Pezeshkian y el conservador Said Jalili se enfrentarán este viernes en una poco frecuente segunda vuelta en Irán, en comicios convocados por anticipado luego de la muerte en mayo de Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero.

Las encuestas pronostican que Pezeshkian es el favorito para imponerse en el balotaje.

Según el sondeo de Ispa, empresa vinculada al Estado, Pezeshkian obtendría el 49,5% de los votos frente al 43,9% de Jalili, mientras que el 6,6% de los entrevistados se mostraron indecisos. Para la consultora Porsesh, el candidato reformista alcanzaría en cambio alrededor del 53% de los votos, mientras que el ultraconservador se queda en el 41%, con un 6% de los votantes aún indecisos.

Partidarios del candidato reformista a las elecciones presidenciales de Irán, Masud Pezeshkian, que se muestra en el cartel, asisten a un mitin de campaña en Teherán
Partidarios del candidato reformista a las elecciones presidenciales de Irán, Masud Pezeshkian, que se muestra en el cartel, asisten a un mitin de campaña en Teherán - Créditos: @Vahid Salemi

En una primera ronda marcada por una afluencia de votantes en mínimos históricos, Pezeshkian, el único reformista entre los seis candidatos que recibieron la aprobación del Consejo de Guardianes, había logrado hacerse con el primer puesto con el 42,5% de los votos. Por detrás de él quedó Jalili, quien obtuvo cerca de un millón de votos menos y tuvo que conformarse con el 38,6% de los apoyos, según afirmó el vocero de la comisión electoral, Mohsen Eslami.

La participación del 40% fue la más baja en elecciones presidenciales desde el establecimiento de la República Islámica tras la revolución de 1979, con lo que la población y algunos líderes opositores expresaron su disconformidad con la grave situación social y económica del país.

La victoria de Pezeshkian supuso la materialización de un respaldo de la población a su discurso crítico, incluida su oposición del uso obligatorio del velo y una apuesta por un acercamiento a la comunidad internacional de cara a reactivar el acuerdo nuclear de 2015. De todas maneras, Pezeshkian siempre se cuidó de no enfrentar al líder Supremo, Alí Khamenei.

Tras la muerte en 2022 de Mahsa Amini por el uso incorrecto del velo islámico, Pezeshkian escribió que era “inaceptable en la República Islámica arrestar a una niña por su hijab y luego entregar su cadáver a su familia”.

Pero días después, cuando estallaron protestas a nivel nacional y se llevó a cabo una sangrienta represión contra todos los disidentes, advirtió que aquellos que “insultan al líder supremo... no crearán nada más que ira y odio duraderos en la sociedad”.

El candidato reformista Masud Pezeshkian, y el conservador Said Jalil(AP Photo/Vahid Salemi, File)
El candidato reformista Masud Pezeshkian, y el conservador Said Jalil(AP Photo/Vahid Salemi, File) - Créditos: @Vahid Salemi

Por su parte, Jalili se consolidó como el favorito entre los otros candidatos conservadores que intentaron alcanzar la presidencia, después de que Mohamed Baqer Qalibaf -cuyas aspiraciones se vieron dañadas por las acusaciones por corrupción y los escándalos políticos- y Mostafá Purmohamadi, quedaran por detrás de él y por tanto apartados de la segunda vuelta.

La posibilidad de que Pezeshkian pudiera acceder a una segunda ronda e incluso hacerse con la victoria fue ganando fuerza durante los días previos a la votación y llevó a Hashemi y Zakani a apartarse y a pedir a Jalili y Qalibaf que unieran sus fuerzas para materializar lo que describían como la “victoria de la revolución”, ante la línea más crítica mantenida por el reformista.

Pezeshkian quien ocupa en la actualidad un escaño en el Parlamento por la ciudad de Tabriz (noroeste), recibió el visto bueno del Consejo de Guardianes tras el proceso de veto de candidaturas y se postuló por primera vez a la presidencia, tras retirarse en 2013 de la carrera sin apoyar a nadie y ser descalificado por este mismo organismo en 2021, cuando Raisi se hizo con la victoria.

Durante la última semana, Pezeshkian reforzó sus mensajes afirmando que “el gobierno no debería intervenir en la cuestión del hijab” y que si el asunto queda en manos de la policía y los jueces, “se van a crear más problemas”, en medio del endurecimiento de la postura de las autoridades sobre la aplicación del código de vestimenta.

Por su parte, Jalili aprovechó los dos debates televisados de estos últimos días para insistir en su compromiso de hacer frente a las sanciones impuestas por Estados Unidos después de que Washington se retirara de forma unilateral del acuerdo nuclear de 2015 y de aplicar una “postura proactiva” a la hora de hacer frente a estas medidas, que han causado importantes dificultades a la economía iraní.

La figura de Pezeshkian

Pezeshkian, un médico de 69 años de padre azerí y madre kurda, lleva más de 20 años en política, a la que entró después de participar en la guerra con Irak (1980-1988) y después de dirigir en los noventa la Universidad de Ciencias Médicas de Tabriz. Así, en el año 2000 se convirtió en viceministro de Sanidad durante la presidencia del reformista Mohamad Khatami, quien un año después lo nombró como titular de la cartera.

Partidarios del reformista Masud Pezeshkian durante una marcha en Teherán. (AP Photo/Vahid Salemi)
Partidarios del reformista Masud Pezeshkian durante una marcha en Teherán. (AP Photo/Vahid Salemi) - Créditos: @Vahid Salemi

Posteriormente, entró a formar parte del Parlamento en 2008, organismo del que llegó a ser vicepresidente entre 2016 y 2020.En esta ocasión, presentó su candidatura a la presidencia y se convirtió posteriormente en el único reformista en pasar el veto del Consejo de Guardianes, lo que lo llevó a recabar importantes apoyos en este espectro político, especialmente el del expresidente Hassan Rohani, quien ocupó el cargo entre 2013 y 2021, cuando fue reemplazado por Raisi.

Desde entonces, reiteró su respaldo a los principios de la República Islámica y abogó por respetar las líneas fijadas por el líder supremo, quien sin embargo durante la campaña de cara a la primera vuelta se mostró veladamente crítico con el reformista e impulsó el voto a candidatos conservadores, disgregados en varios frentes.

Pezeshkian es también conocido por su postura crítica a la dura represión contra el Movimiento Verde tras las elecciones presidenciales de 2009, en las que la oposición denunció un fraude para favorecer la reelección del conservador Mahmud Ahmadinejad.

Después de la primera vuelta de la semana pasada Pezeshkian busca convencer a un público enojado por años de sufrimiento económico y las sangrientas represiones.

“Estamos perdiendo el apoyo de la sociedad debido a nuestro comportamiento, los altos precios, el trato que damos a las chicas y porque censuramos Internet”, dijo Pezeshkian en un debate televisado el lunes por la noche. “La gente está descontenta con nosotros debido a nuestro comportamiento”.

Jalili, un exnegociador nuclear

Por su parte, Jalili, de 58 años, es considerado como el favorito de Khamenei tras varias décadas ocupando puestos de gran relevancia en la República Islámica, incluido un periodo como director de planificación política en la oficina del líder supremo en la primera década del siglo y su actual puesto como uno de los dos representantes de Khamenei en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.

Simpatizantes del candidato conservador Said Jalili. Photo: Rouzbeh Fouladi/ZUMA Press Wire/dpa
Simpatizantes del candidato conservador Said Jalili. Photo: Rouzbeh Fouladi/ZUMA Press Wire/dpa - Créditos: @Rouzbeh Fouladi

Asimismo, fue viceministro de Exteriores entre 2005 y 2007 y el encargado de encabezar el equipo negociador nuclear entre 2007 y 2013, bajo la presidencia de Ahmadinejad, cuando mantuvo una postura firme el defensa de los avances en este campo por parte de Irán. Finalmente, el acuerdo fue firmado dos años después, ya con Rohani al frente del país.

Jalili -quien fue además miembro de la fuerza paramilitar Basij de la Guardia Revolucionaria durante la guerra con Irak, en la que perdió parte de una pierna- se ha presentado en tres ocasiones a la presidencia, quedando tercero en 2013 -por detrás de Rohani y de Qalibaf- y retirándose en 2021 para apoyar la candidatura de Raisi, principal candidato de los ultraconservadores y a la postre vendedor ante la ausencia de caras entre los reformistas.

Ahora concurrió a las urnas como uno de los favoritos en el sector conservador después del aumento del peso del Frente Paydari, al que está asociado, tanto en la Administración como en el Parlamento. Aunque Qalibaf es el presidente del Parlamento, su candidatura se vio afectada por numerosas acusaciones de corrupción.

Las elecciones, marcadas por los llamamientos de las autoridades para una mayor participación, romperán en cualquier caso el ciclo político que se ha mantenido desde 1989, cuando presidentes de corte conservador y, en todo caso moderados, se han sucedido tras completar sus dos mandatos de cuatro años, tal y como pasó con Alí Akbar Hashemi Rafsanjani (1989-1997), Khatami (1997-2005), Ahmadinejad (2005-2013) y Rohani (2013-2021).

Agencias DPA, AP y ANSA