Audio filtrado: gobierno de Cuba suspende topes de precios tras rechazo del sector privado

El gobierno cubano detuvo una propuesta de tope de precios para el pollo y otros alimentos básicos después de que empresarios privados cubanos rechazaran la medida y advirtieran a los funcionarios que la población pasaría hambre, en una respuesta que revela la influencia de un sector privado emergente que ha florecido a pesar del estricto control de las autoridades.

Un grupo de empresarios privados cuestionó duramente la medida y rechazó los controles gubernamentales y los altos impuestos a sus negocios en términos sorprendentemente sinceros durante una reunión con funcionarios del gobierno el 28 de junio, según una grabación secreta de la reunión obtenida por el Nuevo Herald.

La viceministra de Finanzas y Precios, Lourdes Rodríguez, y el titular de importaciones del Ministerio de Comercio Exterior, Roberto Fulton, convocaron a dueños de pequeñas y medianas empresas privadas importadoras de alimentos para informarles que el gobierno decidió poner tope a seis de los productos más demandados por la población (muslos y contramuslos de pollo, aceite de cocina, leche en polvo, pasta, salchichas y detergente) en un esfuerzo por contener la vertiginosa inflación.

Pero la reunión dio un giro inesperado cuando varios empresarios confrontaron a los funcionarios sobre la conveniencia de la medida, argumentando que los nuevos precios eran demasiado bajos, no tomaban en cuenta sus costos y los obligarían a dejar de importar alimentos en un momento en que la población está cargando con la peor parte de una grave crisis económica y una escasez generalizada.

“Dejen que la gente coma”, dijo exasperado un empresario que se identificó como un ex teniente coronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

Otro hizo una severa advertencia:

“No habrá pollo ni leche en polvo. Como revolucionario, quiero que transmita a las más altas instancias del país que sepan va a haber un problema de abastecimiento complejo en medio del verano”.

La advertencia parece haber funcionado.

El 1 de julio, cuando se suponía que comenzarían los límites de precio, algunos gobiernos locales publicaron una nota en las redes sociales informando que la medida estaba suspendida en espera de negociaciones entre el gobierno y el sector privado para establecer “precios justos”. El viceministro Rodríguez dio una explicación similar ese mismo día en la televisión estatal.

Fue una victoria poco común, aunque temporal, en un país con un liderazgo acostumbrado a tomar decisiones unilateralmente.

El intercambio reveló la dinámica de un sector privado emergente sujeto a los caprichos de un gobierno comunista que simplemente lo tolera por necesidad pero que está dispuesto a aplastarlo en cualquier momento. Pero, inesperadamente, también muestra que los empresarios privados se han vuelto más vocales al confrontar a los funcionarios sobre las políticas y pueden usar su influencia para intentar moldearlas, especialmente cuando el gobierno está en quiebra.

La economía de planificación centralizada de Cuba está en tan malas condiciones que el gobierno tuvo que reducir drásticamente las raciones subsidiadas distribuidas a las familias cubanas. Depende cada vez más de donaciones del exterior y del sector privado para alimentar a la población. La semana pasada, Granma, el periódico del Partido Comunista, informó que el gobierno estaba ajustando el presupuesto de este año a las condiciones de “una economía de guerra”.

Mientras tanto, las pequeñas y medianas empresas han estado comprando millones de dólares en alimentos, otros bienes esenciales e incluso automóviles de Estados Unidos y otros países desde que fueron autorizadas por primera vez en 2021. Pero los dirigentes cubanos se sienten incómodos con la expansión del sector privado y recientemente han detenido a algunos dueños de empresas privadas bajo acusaciones de evasión fiscal y corrupción.

El gobierno de Joe Biden ha aliviado algunas restricciones del embargo para permitir que empresarios privados independientes cubanos abran cuentas bancarias en Estados Unidos y ha emitido algunas autorizaciones a empresas estadounidenses para invertir en empresas privadas en Cuba. Sin embargo, el gobierno cubano aún no ha permitido ninguna inversión extranjera en el sector privado.

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Control gubernamental alimenta altos precios en Cuba

Las autoridades cubanas también han tomado otras medidas para frenar el crecimiento de estas empresas, que fueron muy cuestionadas por los empresarios en su reunión con funcionarios del gobierno.

Los empresarios se quejaron de que el gobierno obligó a las empresas privadas a depositar su dinero en bancos cubanos y restringió el efectivo diario que podían retirar de sus cuentas. También cuestionaron los cálculos de los límites de precios, argumentando que estaban distorsionados porque utilizaron un tipo de cambio del dólar “ficticio”.

El gobierno no vende dólares a empresas privadas al tipo de cambio oficial de un dólar por 120 pesos cubanos, ni tampoco a ningún otro tipo de cambio. Eso deja a los dueños de negocios sin otra opción que comprar dólares en el mercado informal –donde el dólar vale tres veces ese precio– para poder pagar a los proveedores en el extranjero.

“Nos están obligando a cometer delitos e inventar cosas”, dijo el ex militar en la reunión.

Las autoridades cubanas también exigieron a las empresas privadas que utilizaran el tipo de cambio oficial para fines contables e impositivos, obligándolas a incluir “costos ficticios” en sus libros, dijo durante el intercambio un contador que trabaja para una empresa privada.

Una enorme tasa impositiva efectiva del 55 por ciento, el aumento de los costos de transporte en un país donde la gasolina escasea y otras tarifas cobradas por las agencias importadoras estatales, las instalaciones portuarias y los almacenes también se suman, lo que resulta en precios altos, dijeron los dueños de negocios privados que pidieron a la funcionarios que se suspenda el impuesto a las ventas del 10% que entró en vigor este año.

Los emprendedores argumentaron que los mayores costos de los alimentos en Estados Unidos, donde muchos en la reunión dijeron que compran sus suministros, también influye en los altos precios. Ninguno de estos factores se tuvo en cuenta al calcular los precios máximos, dijeron.

Los funcionarios insistieron en que los precios se calcularon utilizando datos reales y “costos reales” y respondieron al aluvión de quejas con silencio y promesas de que el gobierno estudiaría más a fondo los argumentos de los dueños de negocios.

‘Aquí nada funciona bien’

En última instancia, el intercambio dejó al descubierto la crisis de legitimidad del gobierno.

El ex teniente coronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba dijo que tenía un negocio exitoso, de importación, distribución y venta de productos alimenticios, y había pagado 132 millones de pesos cubanos en impuestos. En un momento mencionó que tenía una flota de unos 30 vehículos para distribución.

El hecho de que un ex oficial militar haya construido un negocio de tan gran escala es el tipo de ejemplo que ha alimentado tanta ansiedad entre los activistas de derechos humanos y los políticos cubanoamericanos con respecto al sector privado en Cuba. Pero también fue el crítico más feroz del gobierno durante el intercambio, lo que también ilustra por qué la administración Biden cree que apoyar el capitalismo en la isla podría ser el camino más corto para cambiar las mentes en Cuba.

“Siempre nos están cazando para ver dónde nos pueden coger”, dijo, refiriéndose al gobierno. “¿Y quiénes son los que están resolviendo el problema de la hambruna del pueblo? Las mipymes”, dijo, usando la palabra abreviada en español para estas empresas privadas.

“Si no destapamos la verdad, seguimos empapados en esta gran mentira en la que estamos viviendo” sostuvo. “Aquí nadie cree en nadie ya, porque es mentira. Aquí nada funciona bien.”