Edmundo González Urrutia, el elegido de la oposición venezolana, hizo su entrada en la carrera presidencial

Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición venezolana para las presidenciales del 28 de julio
Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición venezolana para las presidenciales del 28 de julio - Créditos: @X.

BOGOTÁ.- “Me siento tranquilo y estoy seguro de la inmensa responsabilidad, pero aspiro a llevarla a buen puerto con el concurso de todos los venezolanos”, desveló este miércoles el diplomático Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición democrática para las elecciones presidenciales del 28 de julio. Desconocido hasta hace unos días, el antiguo embajador en Argentina y Argelia enfrentó su primer mensaje al país y la primera entrevista con el periodista César Miguel Rondón empeñado en transmitir un mensaje de templanza y tranquilidad, las mismas que definen su carácter.

El diplomático recordó sus tres años en Buenos Aires al frente de la legación venezolana, nombrado primero por el gobierno del presidente socialcristiano Rafael Caldera en 1998 y confirmado por Hugo Chávez hasta 2002.

El candidato del cambio y de la transición, como él mismo se definió, sigue en la liza electoral gracias a la presión internacional de los últimos días, a sabiendas de que peligros y obstáculos aparecerán en el camino. “Es la hora de la unión de todos los venezolanos”, precisó el embajador, de 74 años, quien aseguró que “nadie puede ser indiferente a la situación de millones de compatriotas nuestros, familias separadas por la inmigración masiva, aún a riesgo de su propia existencia”.

Cartel de propaganda de Edmundo González
Cartel de propaganda de Edmundo González

El abanderado de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Un Nuevo Tiempo (UNT) y Movimiento por Venezuela (MPV), las tres boletas electorales en las que aparecerá su rostro frente a las 13 que acumula Nicolás Maduro gracias a la intervención judicial y la toma fraudulenta de partidos, reconoció que las circunstancias le han llevado a una situación impensable hasta hace unos días.

“Ahora ya no soy candidato tapa (denominación que se usa en Venezuela con quienes cubren un puesto en espera del candidato oficial), sino frasco completo”, bromeó González, quien no milita en ningún partido y ha trabajado con todas las administraciones desde que entró al servicio exterior en 1971. Ya retirado del cuerpo diplomático, participó en la creación de la MUD, que en 2015 consiguió vencer al chavismo en las parlamentarias. Eso sí, siempre trabajando en la sombra en pro de la unidad y como gran experto en relaciones internacionales.

La Venezuela democrática

“Yo represento lo que fue la Venezuela democrática de la república civil”, constató con orgullo. González Urrutia procede de una familia modesta de La Victoria, a 70 kilómetros de Caracas. Siempre estudió en colegios, liceos y universidades públicas, incluso el posgrado que realizó en Estados Unidos fue costeado por la Cancillería venezolana de su tiempo. El diplomático recordó que su madre y su tía fueron sus maestras en la escuela de primaria.

“La recuperación de la democracia requiere el esfuerzo de todos”, sentenció el candidato, sabedor además de que “Colombia, Brasil y otros le han transmitido a Maduro la importancia de las elecciones”.

“Las encuestas sugieren que Maduro perdería frente a cualquier candidato opositor unificado. Ante esto, es probable que explore métodos para debilitar a González, incluyendo intimidación y represión o incluso buscar inhabilitarlo”, vaticinó la consultora de riesgo Eurasia Group.

El primero en mostrar apoyo público al embajador fue Lula da Silva, quien calificó de “extraordinario” que la oposición hubiera nombrado a un candidato de unidad. “El gobierno venezolano tiene una prueba de fuego en estas elecciones. El mundo los está mirando, el mundo está atento”, constató Gabriel Boric, presidente chileno. Previamente también el gobierno español se había lamentado por los obstáculos levantados por el chavismo a las elecciones.

Las negociaciones con Estados Unidos, que no han cesado pese a la decisión de Washington de retornar a las sanciones, también influyeron en Maduro, que tal y como describió Boric se sentía en el centro de las miradas.

Para redondear la situación, en el momento en el que el Consejo Nacional Electoral (CNE) permitió las adhesiones a González Urrutia, bloqueadas durante tres días, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) abría su oficina técnica en Caracas y una delegación de Naciones Unidas repasaba el proceso electoral con los rectores del CNE. Maduro aprovechó la situación y anunció el regreso de la oficina de derechos humanos de la ONU, expulsada hace dos meses en plena embestida represiva.

“Es absolutamente prioritario que jefes de Estado de países que están siendo afectados por la crisis venezolana puedan legítimamente aportar y ayudar como siento que ha sido en estas horas en relación al proceso electoral que viene”, subrayó la líder opositora María Corina Machado.

Que la oposición haya sobrepasada el escollo del fin de las postulaciones no significa, ni mucho menos, que la maquinaría chavista no siga actuando en su contra. La Contraloría General de la República tomó ayer el relevo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que el martes entregó al partido centrista Primero Justicia (PJ) a aliados del gobierno. El ente gubernamental notificó la inhabilitación por 15 años de uno de sus principales dirigentes, Tomás Guanipa, pese a que encabeza la facción del partido centrista que se opone a Julio Borges, actual aliado de Machado.

El exalcalde Carlos Ocariz, también por 15 años, y el dirigente Juan Carlos Caldera, por 12 años, son los otros dirigentes de PJ castigados por el chavismo. “Nada nos distrae, nada nos saca de la ruta electoral”, respondió Guanipa, que contó con el respaldo automático del embajador González Urrutia.