La dura historia del arquero que tuvo que retirarse el fútbol tras una falta involuntaria de Luis Suárez

Luis Suárez, en la jugada fatal con el arquero Gorka Giralt
Luis Suárez, en la jugada fatal con el arquero Gorka Giralt

Visto en retrospectiva, parece un partido cuyo resultado estuvo aferrado a la lógica en la Copa del Rey. El 6 de enero de 2022, Atlético de Madrid goleó 5-0 al Rayo Majadahonda por los 32avos de final, un duelo desigual entre uno de los tres clubes más grandes de España y un conjunto proveniente del ascenso ibérico. Pero ese encuentro es recordado por una fatalidad futbolística: el día en que Luis Suárez, delantero del equipo colchonero, le cometió una falta involuntaria al arquero rival y terminó cortándole la carrera, obligándolo al retiro.

En la primera falta del partido, a los 50 segundos, Geoffrey Kondogbia ejecutó un tiro libre a favor del Aleti. Tras un cabezazo al área, el arquero Gorka Giralt decidió hacer un bloqueo, pero el balón se le escapó hacia adelante; reaccionó rápido, metió la mano y el uruguayo Suárez buscó puntear para convertir el primer tanto. “Como todo delantero, Luis intenta finalizar a gol, con la mala fortuna de que me pisa la articulación del segundo dedo y me la estalla en pedazos”, relató Giralt en una entrevista de “El Día Después”, de Movistar Plus+.

Giralt sabía que era el partido más importante de tu vida, como señaló en el informe. “Juegas con un rival de primera división, donde va a haber muchos focos, sabiendo la importancia que tenía ese partido para el futuro de mi carrera”. Y contó lo que sucedió después de la jugada fatal: “Cuando me quité el guante y vi que no tenía la forma que debería tener un dedo normal, me asusté y no había mucho que hacer. La articulación estaba deshecha. Eran llantos, no solo lágrimas. Lamentaba haber perdido esa oportunidad”.

En el hospital llegaría luego el peor diagnóstico: “Las radiografías evidenciaban una fractura en estallido, como si golpearas una nuez con un martillo. Estuve dos días llorando, despertándome por la noche con llantos, pensando que era una pesadilla y sabiendo que podía ser el fin”, explicó con crudeza Giralt, que intentó que le restablecieran su mano al someterse a tres operaciones en menos de un año. “Había que reconstruir el dedo y estuve durante 20 días con cinco alambres usando la articulación. Hubo que colocarme un tejido porcino biológico para que hiciera de cartílago. Y bueno, evidentemente no quedó como para volver a ser futbolista. Lo intenté durante meses y llega un momento que tu cabeza decide pasar página, decide aceptarlo: se acabó tu dedo, no puede más”.

El informe médico terminó siendo demoledor: “Mano catastrófica”, lo que lo dejó incapacitado para seguir siendo futbolista y soñar, seguramente, con seguir construyendo una carrera en el fútbol español. Ahora, a sus 28 años, no le quedó alternativa que reorientar su carrera hacia la dirección técnica: “Lo que yo quisiera hacer es entrenador de arqueros, estoy en Las Rosas. Pienso que el fútbol todavía me puede dar alegrías, aunque no como protagonista, eso lo voy a echar mucho de menos. Pero bueno al fin y al cabo es a lo único que me he dedicado prácticamente en mi vida”, reflexionó en Movistar Plus+.

El pedido de disculpas de Luis Suárez a Gorka Giralt tras la infortunada jugada
El pedido de disculpas de Luis Suárez a Gorka Giralt tras la infortunada jugada

Pero todavía faltaba un arista de su carrera trunca en el fútbol. ¿Qué imagen le quedó del uruguayo? “La gente me dice ‘¡Qué malo Suárez!’ En realidad estaba haciendo su trabajo como lo estaba haciendo yo. En ningún momento he pensado que es culpable de algo o que me debe algo… para nada. Me pidió disculpas y me dijo que fue al balón, que no fue intencionado”.

Antes del partido, Giralt ya tenía en mente pedirle la camiseta al charrúa porque su mujer es uruguaya. “Durante los primeros meses, es verdad que algún día pensé en destruir la casaca por el dolor que me estaba causando. Ahora la miro y me recuerda que he estado ahí. Para mí es un es un logro haber podido competir contra él, entonces si veo la camiseta es sentirme orgulloso de donde he llegado, ¿no?”, cerró en El Día Después.