Defender la educación pública, la consigna que llevó a muchos jóvenes a marchar por primera vez
“No seremos la generación que dejó morir a la universidad pública”, dice el cartel que lleva Victoria Chiachio. Ella y sus amigas tienen bandas azules que dicen “yo defiendo a la universidad pública”. Están en último año de la carrera de medicina. “A fin de año nos recibiríamos”, cuentan.
Estaban caminando por la columna de la UBA que avanzaba por Callao. La convocatoria es multitudinaria y las calles quedaron totalmente copadas. “Es raro estar acá. Es la primera vez que marcho. Nunca pensás que la facultad puede llegar a cerrar o que puede haber un problema”, dijo Chiachio.
Una de sus amigas contó que su hermana está en el CBC y en vez de cuatro ayudantes, este año hay dos. “Es lindo salir a marchar, pero es feo porque tu facultad corre peligro. Y tenés que defender tu derecho”, cerró.
Las calles del centro porteño estaban totalmente copadas desde temprano. Estaban los que vinieron con sus hijos y los llevaban a upa. Estaban los que saludaban a sus excompañeros. Estaban los que vinieron con sus ambos, o con guardapolvos firmados del día que se recibieron. Estaban los que vinieron con camisetas de la Argentina, o los que llevaban libros en la mano, porque una de las propuestas es levantar un ejemplar para dejar una postal contundente.
Macarena Etchezahar, está haciendo el CBC en la sede de Avellaneda para la licenciatura en administración. “Muchas veces tuve la oportunidad de ir a las marchas de la mujer, pero era muy joven y mi mamá no me dejaba”. Ya tiene 18 años y esta vez vino a marchar para defender los derechos estudiantiles. “Ahora soy adulta y voy a estudiar en la facultad pública, por eso dije voy a defender mis derechos”.
La visión de los columnistas
“La educación pública resiste todavía como un valor de cohesión en la sociedad argentina, capaz de resistir incluso el manoseo recurrente de los vendedores de consignas facilistas"
Martín Rodríguez Yebra
Primera generación de universitarios
Magalí Romaron llevaba su ambo rosa. “En mi familia soy la primera generación de universitarios, junto con mi hermana que se recibió hace poco de médica en la Universidad de La Matanza”, cuenta a LA NACION.
Llegó con sus amigas de veterinaria. Están en cuarto año, les faltan tres para recibirse. “Sin veterinarios no hay clones de Conan”, dicen los carteles que imprimieron.
“Es emocionante, pero a la vez es como que te frustra tener que salir a marchar por esto”, agregó Luciana, otra de las estudiantes de veterinaria.
“Estamos estudiando en una universidad pública, no pudimos no venir”, dijo Juana. Estudia Ciencias de la Atmósfera y es de Tierra del Fuego.
Ella llegó caminando desde la facultad de Exactas con su grupo de amigas. Lucía, otra de ellas, estudia Ciencias Biológicas: “Hay mucha gente. En el pueblo en el que vivo son 800 habitantes”, cuenta. Es del sur de la provincia de Buenos Aires.
“Es un reclamo muy nuestro. Nosotros estamos bastante bien. En Geología, dijeron en la asamblea, estamos bastante bien hasta que termine el cuatrimestre; después no sabemos que va a pasar”, agregó.