Al considerar su futuro, Trump sueña con escenarios improbables de supervivencia
El miércoles, en una reunión en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump tenía algo que discutir con sus asesores, muchos de los cuales le han dicho que las posibilidades de cambiar los resultados de las elecciones de este año son muy lejanas.
De acuerdo con personas informadas sobre la discusión, Trump les insistió que le dijeran si las legislaturas estatales republicanas podrían elegir electores pro-Trump en un puñado de estados clave y conseguirle los votos del Colegio Electoral que necesita para cambiar los resultados y darle un segundo mandato como presidente.
Las personas informadas sobre la conversación aseguraron que no fue un intercambio con mucho detalle o seriedad. Y durante el mismo tampoco se reflejó ningún deseo obsesivo de Trump por permanecer en la Casa Blanca.
“Él sabe que se acabó”, dijo uno de los asesores. Pero en vez de admitirlo, explicó, está divagando entre varios escenarios improbables que le permitan quedarse en la presidencia mientras reflexiona acerca de su futuro incierto después de la presidencia.
Según entrevistas con media docena de asesores y personas cercanas al presidente, no hay una gran estrategia que se esté desarrollando. Trump simplemente trata de sobrevivir de un ciclo informativo a otro, para ver cuán lejos puede llevar la defensa en contra de su derrota mientras se asegura de que continúa el apoyo de su base republicana.
Al controlar cómo se desarrolla su salida de la Casa Blanca, Trump espera mantener a millones de simpatizantes estimulados y comprometidos para lo que sea que venga después.
De manera insistente, el mandatario les ha dicho a sus asistentes que realmente derrotó a Joe Biden el 3 de noviembre, pero no está claro si lo cree de verdad. Y en vez de solicitar discretamente los recuentos de votos, Trump ha hecho una serie de afirmaciones falsas, aprovechando las conspiraciones avivadas en internet.
La última fue el jueves, cuando aseguró falsamente en Twitter que las máquinas de votación de la empresa Dominion cambiaron cientos de miles de sus votos a favor de Biden, citando un reportaje que había visto en OANN, una red de noticias marginal, algo que incluso sus seguidores han considerado como ridículo y que una agencia federal, que supervisa la ciberseguridad, negó en un comunicado.
Los asesores dijeron que los esfuerzos de Trump concordaban con uno de sus pasatiempos favoritos: crear una controversia y observar cómo se desarrolla.
Como siguiente paso, Trump habla con toda seriedad sobre su plan de postularse a las elecciones de 2024, consciente de que, si al final lo hace o no, paralizará un campo ya abarrotado de posibles candidatos republicanos. Y, según dicen los republicanos, mantendrá el gran apoyo que demostró incluso en la derrota y podría garantizar un contrato lucrativo para un libro y pagos por conferencias.
Mientras tanto, Trump ha pasado sus días alternando entre su residencia en la Casa Blanca y el Despacho Oval, viendo la cobertura televisiva sobre las últimas semanas de su presidencia. De acuerdo con los asesores, con frecuencia su humor es sombrío, aunque no alza la voz con ira, a pesar de que esa es la impresión que dejan sus publicaciones en Twitter, que por lo general hace con letras mayúsculas.
Si bien la mayoría de los republicanos se han negado a oponerse públicamente al presidente, muchos han expresado que llegó el momento, en medio de la creciente pandemia, de permitir que se produzca una transición.
“Miren, yo estoy preocupado por el virus. No estoy viendo cuáles son los méritos del caso”, dijo el gobernador republicano de Ohio, Mike DeWine, el jueves en una entrevista con CNN. Y sobre las demandas de Trump, agregó: “Todo parece indicar que Joe Biden será el próximo presidente de Estados Unidos”.
El miércoles, Karl Rove, el arquitecto de la presidencia de George W. Bush y uno de los asesores informales de Trump, escribió en The Wall Street Journal que “terminar esta elección será un paso difícil pero necesario hacia la restauración de algo de unidad y equilibrio político”.
Añadió que luego de que “los días de Trump en la corte lleguen a su fin, el presidente debe hacer su parte para unificar al país, liderando una transición pacífica y dejando atrás todos los agravios”.
En este momento, Trump no piensa tanto en una transición pacífica, sino en cómo ajustar cuentas tanto dentro como fuera de la administración.
Los asesores de la Casa Blanca enviaron advertencias a los empleados del gobierno que podrían estar buscando otros trabajos, han ascendido a personas leales en los rangos superiores del Pentágono y han estado abiertos a las peticiones que se han hecho a funcionarios de inteligencia para que desclasifiquen documentos relacionados con la investigación sobre una posible conspiración entre la campaña de Trump en 2016 y los funcionarios rusos.
Además, el presidente está considerando despedir a la directora de la CIA, Gina Haspel, aunque algunos funcionarios dijeron que es posible que no lo haga.
Algunos asesores tenían la esperanza de que Trump aceptase los resultados de la contienda al final de esta semana, pero un recuento inminente de votos en Georgia podría retrasar eso. El presidente les ha dicho a algunos asesores que, si se certifica la victoria de Biden, poco tiempo después anunciará su candidatura para el año 2024.
Por ahora, la meta del mandatario es retardar la certificación del resultado de la elección, un proceso que ha comenzado en algunos estados. Pero el planteamiento de sus demandas, enfocado en retrasar esa certificación, ha sido tan disperso como sus propias ideas sobre el futuro.
Los asesores dicen que es posible que se presenten nuevas demandas, pero no está del todo claro cuándo. Tampoco está claro quién está a cargo de estos procedimientos legales.
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This article originally appeared in The New York Times.
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