La comunidad cristiana ortodoxa celebra su Pascua sin apenas mensajes para Gaza

Jerusalén, 4 may (EFE).- En las inmediaciones del Santo Sepulcro en Jerusalén, el lugar más sagrado para el cristianismo, se respiraba este sábado un ambiente festivo y alegre; todo estaba preparado para que miles de fieles celebraran un año más la ceremonia del Fuego Sagrado que tiene lugar siempre el Sábado Santo, un día antes de la Pascua ortodoxa.

Sin embargo, a unos pocos kilómetros de la considerada Tierra Santa, los ataques israelíes no cesan en una Franja de Gaza cada día más arrasada, donde los palestinos cristianos que viven allí han tenido poco que celebrar.

Tampoco los que residen en la Cisjordania ocupada, ya que este año tal y como ocurrió durante el pasado mes de marzo del Ramadán, no tenían permitido la entrada en la también conocida como Iglesia de la Resurrección.

"¡Esta es nuestra tierra, esta es nuestra Iglesia, somos cristianos!" cantaban un grupo de jóvenes árabes israelíes a su llegada al Santo Sepulcro con ímpetu y alzando cruces cristianas.

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"Hoy es un día muy importante para nosotros. Algunos venimos de Nazaret. Queremos la paz en Gaza, pero prefiero no hablar mucho aquí con tanta presencia policial", explicaba un peregrino árabe israelí a EFE.

De la misma manera, opinaba otro joven peregrino: "Si hablo aquí de algo relacionado con la guerra, me llevan a la cárcel de inmediato".

Lo cierto es que la presencia policial ha sido mucho mayor este año comparada con el anterior. Cientos de policías, militares, bomberos y paramédicos fueron desplegados dentro del Santo Sepulcro, pero también en las estrechas calles de la Ciudad Vieja, cuya puertas han permanecido cerradas durante las horas del acto.

"Nuestro objetivo es garantizar que todo transcurra con total normalidad. Sabemos que hoy es un día muy importante para los cristianos ortodoxos, pero también sabemos que la tensión en Jerusalén es mayor que la del año pasado", explicaba para EFE Dean Elsdunne, un portavoz de la Policía de Israel.

Las autoridades israelíes sostienen que al menos 4.500 fieles han participado este año en la ceremonia, algunos de ellos procedentes de Armenia, Ucrania, Rusia, y los coptos de Egipto, la mayoría de ellos residentes de Israel.

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Incluso algunos cristianos católicos también quisieron formar parte de uno de los momentos más especiales que se viven en la ciudad de Jerusalén. "Nunca antes había venido a la ceremonia del Fuego Sagrado", contaba para EFE un árabe palestino católico.

Pese a la tensión que se ha instalado en Jerusalén a raíz de la ofensiva israelí en el enclave, la jornada transcurrió sin ningún tipo de incidentes violentos.

Un ritual único

Según la tradición cristiana ortodoxa, el Fuego Sagrado nace espontáneamente cada Pascua por obra de Dios dentro del Edículo, que alberga la tumba vacía de Jesús, ubicado bajo la imponente cúpula del Santo Sepulcro, a sólo unos metros del Gólgota, donde fue crucificado.

Agolpados alrededor de la tumba, los fieles llaman con fuertes cánticos y tambores al patriarca ortodoxo griego, Teófilo III, para que ore en soledad dentro el Edículo hasta que se haga el fuego.

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Una vez encendido, el jerarca extiende las flamas de dos haces de 33 velas, una por cada año que vivió Jesús, para prender las veladoras de los eufóricos feligreses; es el clímax de la ceremonia del Fuego Sagrado, la más importante para las Iglesias orientales y la comunidad cristiana de Tierra Santa.

La ceremonia del Fuego Sagrado se ha celebrado desde los primeros años del cristianismo y se registró por primera vez en el año 328 dC, según el historiador Eusebio.

Núria Garrido

(c) Agencia EFE