El club de los viejitos piolas: el Sarmiento de Damonte bajó a Racing y busca dar el golpe de KO al River de Demichelis

Israel Damonte, en una tierna imagen con un perro
Israel Damonte, en una tierna imagen con un perro

Israel Damonte pasea por las calles de Junín como si se tratase de un vecino más. Alguno, de vez en cuando, le pide una selfie, un gesto, una palmada. “Esto no lo podría hacer en ningún otro lugar. Se respira paz, se puede trabajar con tranquilidad”, reflexiona, a quien le pregunta. Se sienta en un restaurant, almuerza con el cuerpo técnico, diagrama la semana, prepara el cerrojo para el próximo partido. Sin vueltas.

Acaba de bajar a Racing, el equipo que mejor juega y que más gol tiene en el fútbol argentino. Un 1-0 aferrado a la ciencia de la defensa, con una imprescindible dosis de corazón y con un grito de Ezequiel Naya, un pibe de 22 años, el Tanque, nacido en Chacabuco, de trayectoria sin grandes hitos. La Academia marcó 15 en 7 partidos. No hay que ser un especialista en la materia para comprender el poder de fuego del elenco que conduce Gustavo Costas: Johan Carbonero, Maravilla Martínez y Maximiliano Salas fueron los titulares, Roger Martínez, Agustín Urzi (no entró) y Santiago Solari son los suplentes.

Junín vivió este miércoles una pequeña gran fiesta en su casa, con un entrenador que disfruta del pago chico. A los 42 años, fanático de la escuela de Estudiantes y del paladar de Carlos Bilardo (y tantos otros ilustres en la materia de la sana destrucción), no le fue del todo bien en el León, Arsenal y Colón. En Sarmiento se siente pleno: tal cual es. Y el equipo, un conjunto de campeones de otro tiempo, una suerte de viejitos piolas que corren y meten por la causa, crean una sinfonía grupal. “Y en equipo”, grafica el DT que fue un volante todo terreno.

Ahora, se viene el River de Martín Demichelis. Qué mejor recompensa para sacar definitivamente la cabeza del pozo, después del impacto contra la Academia. El peor River de todo el ciclo... y en un Monumental que promete dar un veredicto. Al fin de cuentas, el gigante y el humilde, suman 10 puntos, ambos instalados en mitad de tabla. “Creo que podemos hacerle daño a River. Ahora, si nosotros queremos jugarle de igual a igual podemos sufrir mucho. Tenemos que trabajar el partido y ser ordenados, hay que saber pegar en los momentos que hay que pegar”, describe en radio Splendid Damonte.

Israel Damonte, el DT de Sarmiento, compuesto por grandes campeones
Israel Damonte, el DT de Sarmiento, compuesto por grandes campeones

El joven DT improvisa, cambia, reordena el ejército con el pizarrón siempre a mano. Se adapta. “River tiene grandes jugadores y gran poderío, prepararemos el partido con diferentes esquemas. Nosotros tenemos que armar un plantel en relación al presupuesto que tenemos, no podemos traer jugadores invirtiendo mucho dinero. Sarmiento es un club humilde y que hace bien las cosas”, suscribe, mientras hace cuentas, otra vez, para evitar el descenso. Solo tiene debajo tres equipos en la tabla anual: Tigre, Central Córdoba, de Santiago del Estero y Atlético Tucumán. Y en la clasificación de los promedios, otros tres: Central Córdoba, Riestra e Independiente Rivadavia. Así transcurren los días.

“Nosotros sabemos en qué lugar estamos y qué vamos a buscar. No podemos ir a buscar una Ferrari, pero a mí dame un Torino del ‘80, que es fuerte, que es noble, que resiste. Y lo vamos a hacer andar”, grafica, con simpatía. Más allá de alguna promesa que anda dando vueltas y de intérpretes con cierto camino recorrido, lo que abre el juego de la simpatía desde el otro lado del mostrador es la selección de figuras de otro tiempo, justamente, valores que no pasaron de moda y que nacieron en esa misma década, la que provoca suspiros por el fútbol, la música, el regreso de la democracia y tantos otros asuntos. La década de los 80, ese aroma a libertad.

Lisandro López, contra viento y marea
Lisandro López, contra viento y marea - Créditos: @Twitter @CASarmientoOf

Juan Manuel Insaurralde es el cacique, de 39 años y nacido en octubre de 1984. Emiliano Méndez, el Toro, algo excedido de peso, no para de correr hasta el límite de lesionarse, a los 35, el de perfil más bajo entre tantos otros veteranos. Facundo Roncaglia, siempre listo y en cualquier puesto de la defensa, tiene 37; también están Gastón Sauro (34), el Mono Monetti (35), Nicolás Gaitán (de 36, cerca y lejos de Boca, durante tantos años y 14 temporadas después en nuestro medio), el recientemente incorporado Gabriel Hauche, de 37 y el inoxidable Lisandro López, de 41.

En las redes sociales, más de un usuario lanzó la misma broma: “Si era el año 2014, Sarmiento sería el principal candidato al título”. De todos modos, siguen vigentes, aunque no jueguen todos los minutos de todos los partidos. Se nota en las prácticas, en los cruces. El fútbol no se trata solamente del vértigo, del desenfreno. Leo Messi y Angel Di María se vistieron de héroes de selección largos años más allá de los 30.

No hay misterios para Israel. “Estamos en un proceso y siento que el equipo tiene vida. Hay que jugar el partido al límite, con el corazón en la mano, esforzándonos. En estos encuentros tenés que dar el límite y un poco más y después correr y meter. Tenemos que tratar de llevar a nuestro rivales a nuestro juego, de ganar duelos, de competir, de estar picantes y obviamente de lastimarlos cuando tengamos nuestras situaciones”, se presenta en sociedad.

A esta altura del partido, no se molesta por los encasillamientos, tan propios de nuestro medio. Va al ataque con las palabras. “Tengo claro el tema de la etiqueta; con el tiempo, a esta altura ya no molesta”, avisa el conductor de un equipo que, por caso, frente a la Academia dispuso del 24 por ciento del balón y solo tuvo un córner a favor (contra 11). A los 2 minutos del segundo tiempo, un perro se metió en el campo de juego, cruzó toda la cancha y fue al encuentro de Damonte, que lo acarició, lo contuvo, hasta que un auxiliar lo quitó del campo de juego. De las risas, los hinchas pasaron al aplauso. El mejor amigo del hombre, dicen. Una caricia a tiempo, entre tantas urgencias.