Claudio “Diablito” Echeverri: las razones detrás de un mal negocio para River
Mientras el aire húmedo de Yakarta se hacía sentir y los brasileños sufrían cada vez que Claudio Echeverri aceleraba, a más de 15.000 kilómetros crecía la preocupación de los dirigentes de River en las modernas oficinas del estadio Monumental. Cada uno de los tres goles del enganche alimentaba la ilusión de la selección argentina en el Mundial Sub 17 al mismo tiempo que en Núñez representaba una amenaza para la continuidad de la joya chaqueña surgida de las divisiones inferiores. Los 25 millones de euros netos de la cláusula de rescisión habían envejecido en apenas 90 minutos durante la mañana del 24 de noviembre de 2023. Y aunque el representativo nacional dirigido por Diego Placente quedaría eliminado por penales ante Alemania en la semifinal, el Diablito ya había cautivado la atención de los cazatalentos que concurren a las competencias juveniles en busca de diamantes en bruto, especialmente de aquellos países donde los sueldos para los futbolistas son irrisorios en comparación con las suculentas propuestas del fútbol europeo.
En ese contexto donde había varios pretendientes, Manchester City es el que logró avanzar hasta llegar a un acuerdo con River para blindar el pase de Echeverri, de 18 años recién cumplidos. Si bien los clubes todavía no realizaron el anuncio oficial de la transferencia, se trata de una operación pactada en 14.000.000 de euros iniciales y la posibilidad de otros 9.000.000 en caso de que el talentoso mediocampista ofensivo alcance diferentes objetivos individuales a corto, mediano y largo plazo. Es decir que la venta se llevará a cabo por una suma inferior a la cláusula prevista cuando Echeverri firmó su primer contrato como profesional el mismo día que festejó sus 17 años, uno más que la edad mínima para celebrar un convenio laboral. El acuerdo con Manchester City también contempla que Echeverri se quede a préstamo en River durante todo 2024 e incluso parte de los bonos están ligados al rendimiento que tenga el jugador en el equipo que dirige Demichelis.
En ese momento, el plazo máximo para la vigencia del primer vínculo profesional de Echeverri era de 36 meses, pero el vencimiento quedó formalizado para el 31 de diciembre de 2024, un año menos. Además, el documento al que tuvo acceso LA NACION señala que Enzo Montepaone, representante del Diablito, recibirá “una remuneración equivalente al 7 % del monto neto” que reciba River en concepto de “gestionar la transferencia”, es decir la comisión para el agente intermediario por intervenir en las negociaciones.
River también deberá hacerle un reconocimiento de un millón de dólares al Club Deportivo Luján, la entidad chaqueña que formó al enganche antes de que se incorporara a las categorías infantiles del Millonario en 2016, cuando solicitó como condición que sus padres pudieran mudarse a Buenos Aires para vivir con él.
Ante ese escenario, hay una pregunta ineludible, ¿por qué River vende a su principal joya en una cifra final inferior a los 25 millones de euros libres de impuestos que fueron establecidos en la cláusula? A falta de una voz oficial de la cúpula dirigencial de River hasta el momento, los elementos de análisis para comprender la decisión tienen como génesis una firma de contrato que en cuanto al ingreso del jugador no obedecían a las enormes expectativas que había despertado ni tampoco guardaban relación alguna con el monto de la mencionada cláusula. Consciente de eso, su representante, amparado en el inevitable riesgo de que el futbolista quedara libre a partir del 1º de enero de 2025, no dudó en aprovechar la duración del contrato para ponerlo en la mesa de discusión una vez que surgieron las ofertas, sobre todo luego de su brillante actuación en el Mundial Sub 17.
Si bien es cierto que la dirigencia de River adoptó la política de firmarles contrato a todos los jóvenes con potencial cada vez que se marchan a un certamen internacional de relevancia, no pudo extender la vigencia del vínculo de Echeverri antes de que viajara a Indonesia. Esa situación se presentaba como un problema si pasaba lo que terminó ocurriendo: en el país del sudeste asiático, donde los volcanes son predominantes en la geografía de un archipiélago rodeado por el Océano Índico, el Diablito tuvo una suerte de erupción futbolística. Marcó cinco goles, entre ellos el hat-trick frente a Brasil, y dio una asistencia. Su currículum en el plano local registraba apenas cuatro presentaciones por los puntos con la camiseta de River, siempre ingresando desde el banco de suplentes luego del debut oficial, el 22 de junio de 2023, cuando entró por Ignacio Fernández en el triunfo por 3 a 1 sobre Instituto.
Una vez que regresó de su primera experiencia mundialista, Echeverri se reintegró al plantel profesional. Martín Demichelis le dio rodaje en la semifinal de la Copa de la Liga contra Rosario Central y después decidió que fuera titular frente al mismo adversario en el Trofeo de Campeones. La noche del 22 de diciembre pasado significaba una fiesta para River tras haberle ganado 2-0 al conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo. Sin embargo, entre abrazos, sonrisas y canciones propias para la ocasión en las tribunas del estadio Madre de Ciudades, los testimonios del Diablito frenaron con la felicidad de los hinchas. Consultado por TNT Sports sobre su futuro, el enganche anticipó que su idea era quedarse en River por un plazo de “seis meses o un año”. Cuando las redes sociales replicaban esas palabras, la frase quedó sepultada por otra del mismo jugador, en diálogo con ESPN: “No voy a renovar”.
La indignación invadió a la gente de River. El foco ya no estaba puesto en la obtención de un nuevo título. La atención pasaba a ser el adiós de Echeverri, que sabía de las tratativas de Manchester City, públicamente desconocidas hasta que trascendieron unas horas después de sus confesiones en la calurosa noche de Santiago del Estero. En ese momento, Jorge Brito, presidente del club, salió al cruce para transmitir tranquilidad: “Es cierto que quedan 13 meses en su contrato y seguramente de acá al 10 de enero tenemos que resolver cosas de su contrato. Confío plenamente en que vamos a hacer algo muy bueno para el club y muy bueno para el jugador. Que el hincha de River se quede muy tranquilo, confío en que va a jugar el año que viene en River”, expresó en esas horas calientes. El resultado es conocido.
Con apenas un año de contrato por delante, la misión de la dirigencia de River era sostener al Diablito o al menos renovarle el vínculo para aumentar la cláusula de rescisión y que una venta inminente dejara el mayor rédito posible en la tesorería. La intención era impedir que la cotización del jugador disminuyera a raíz de la urgencia que causa un vencimiento a corto o mediano plazo, un hecho que sucedió cuando la institución vendió por cifras inferiores a las esperadas, tal como ocurrió con Julián Álvarez, también a Manchester City, en enero de 2022, y Gonzalo Montiel, al Sevilla, en agosto de 2021.
Sin embargo, la transferencia de Echeverri al equipo inglés se formalizará por un valor menor a los 25 millones de euros netos. Y en este caso el agravante es que luego de anunciar un superávit histórico de 6.548 millones de pesos, no había urgencias financieras. El tiempo, imposible de comprar con dinero, asfixió a River ante el riesgo de que su joya cumpliera la duración del contrato y, al no renovarlo, dejara sin un centavo al club que apostó por él.