Hace cincuenta años, Billie Jean King logró la paridad salarial… pero todavía no termina

Mientras más hablaba Billie Jean King del pasado, más se animaba a hablar del futuro.

King, la gran campeona del tenis y de la equidad de género de 79 años, señaló que quería ver más inversión en los deportes femeniles. Más equipos. Más ligas. Más mujeres dueñas. Más diversidad racial, más datos, más acceso y más oportunidades.

Cruzó la cancha de un tema a otro, no contenta con celebrar la historia que había hecho; estaba demasiado ocupada creando la plantilla para el mañana.

“La igualdad de inversión es lo más importante”, afirmó durante una entrevista telefónica desde Londres, mientras asistía a la edición de este año de Wimbledon. “Si hablo con un director ejecutivo y le pregunto a él, a ella o a quien sea: ‘¿Gastas lo mismo en los deportes femeniles que en los varoniles?’. Esa es la pregunta mágica”.

Siempre lo ha sido.

Este verano, se cumplen 50 años desde que el Abierto de Estados Unidos otorgó la paridad de premios en dinero a hombres y mujeres, con lo cual se convirtió en el primero de los cuatro torneos de tenis de Grand Slam en ofrecerla. King, quien ganó 39 títulos importantes, posibilitó ese hito con su activismo incesante y al conseguir patrocinadores corporativos tras bambalinas.

La influencia de King todavía se extiende por el ecosistema deportivo.

“Trabaja tan duro hoy como hace 50 años”, comentó Stacey Allaster, directora ejecutiva de tenis profesional de la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA, por su sigla en inglés) y la primera directora del Abierto de Estados Unidos. “Y está muy concentrada, yo diría que poseída. Sigue viviendo de acuerdo con lo que cree: que el deporte sirve para el cambio social y que no se trata de lo que obtienes, sino de lo que das”.

King y su esposa, Ilana Kloss, quien también es su socia comercial desde hace mucho tiempo, han invertido en seis deportes. En junio, se anunció que Billie Jean King Enterprises ayudaría a dirigir una nueva liga femenina de hockey sobre hielo de seis equipos a partir de enero, junto con el dueño mayoritario de los Dodgers de Los Ángeles, Mark Walter, y su esposa, Kimbra Walter.

“Creemos que esto es transformador y es un deporte que no ha tenido la plataforma que creemos que necesita”, opinó Kloss, de 67 años, excampeona sudafricana de dobles y directora ejecutiva de BJK Enterprises.

Aunque Kloss admitió que crear una liga de hockey femenil exitosa ha sido un “largo camino” (plagado de fracasos pasados), aplaudió el compromiso de los Walter con los deportes femeniles. “Esa creencia envía un mensaje increíble al resto de la comunidad inversionista”, afirmó Kloss.

Volvamos a 1970, cuando King y otras ocho jugadoras, indignadas porque los hombres ganaban más de ocho veces el dinero en premios que ganaban las mujeres en un torneo, firmaron contratos por un dólar para formar una filial del circuito profesional de tenis femenil. Las mujeres, conocidas como las “Nueve Originales”, se arriesgaron a un veto de las autoridades del tenis, pero la maniobra funcionó. En 1973, en Wimbledon, King lideró a las jugadoras en una votación que creó lo que hoy es la Asociación de Tenis Femenil (WTA, por su sigla en inglés).

Fue una época emocionante para los deportes femeniles. En 1972, el Congreso promulgó el Título IX, el cual prohibió la discriminación sexual en las escuelas y propició la creación de programas deportivos que dieron origen a una generación de atletas mujeres. Con ese telón de fondo, en 1972, King, la número uno del mundo, ganó los títulos individuales de Wimbledon, así como los abiertos de Francia y de Estados Unidos.

En Nueva York, enfureció al ganar entre 10.000 y 15.000 dólares menos que el campeón varonil del Abierto de Estados Unidos, Ilie Nastase. King recordó cómo se reunió en ese tiempo con el entonces director del torneo Bill Talbert en una caseta de árbitros.

Después de girar su silla para verlo de frente en el espacio diminuto, arguyó que una encuesta entre los aficionados mostraba un interés masivo por el tenis femenil. Entonces, reveló su as bajo la manga: había conseguido un patrocinador —el desodorante Ban de Bristol Myers— para compensar la diferencia en el importe total de los premios. La paridad de premios se hizo oficial en 1973.

Unas semanas después del Abierto de Estados Unidos de 1973, King aplastó al exnúmero uno Bobby Riggs en el espectáculo de la Batalla de los Sexos que catapultó la equidad de género a un escenario mundial.

“Parece mentira que hayan pasado 50 años... ¡bum!”, comentó King.

El Abierto de Estados Unidos de este año, el cual comienza el 28 de agosto, conmemorará el aniversario de la paridad de premios de varias maneras, entre ellas con afiches de King, un tributo en la noche inaugural y un “salón de la paridad” en el recinto del Abierto de Estados Unidos en Flushing, el cual en 2006 se renombró Centro Nacional de Tenis Billie Jean King de la USTA.

Cuando va de camino a su oficina ahí, Allaster toca un cartel con el lema de King: “La presión es un privilegio”.

Allaster, la anterior jefa de la WTA, mencionó que King era una “lideresa accesible”, no solo para ella, sino también para las novatas y las superestrellas. Allaster consideró que Venus Williams era una “Billie Jean King moderna” por la forma en que, en su mejor momento, presionó a los directivos de Wimbledon —y por extensión del Abierto de Francia— a otorgar premios iguales a las mujeres.

La defensa de King siempre ha trascendido el tenis. En 1974, creó la Women's Sports Foundation, una fundación para desarrollar oportunidades deportivas para niñas y mujeres tras la aprobación del Título IX. Después de que se reveló al público su homosexualidad en 1981 y perdió muchos de sus patrocinios, se convirtió en activista por los derechos de las personas homosexuales.

Según King, en 1995, les aconsejó en secreto a la futbolista Julie Foudy y a ocho de sus compañeras de equipo que se mantuvieran firmes para conseguir contratos justos y lograr que las jugadoras más jóvenes las apoyaran. El equipo ganó los Juegos Olímpicos de 1996 y encendió el frenesí por el fútbol femenil cuando se llevó la Copa Mundial Femenina de 1999 ante 90.185 aficionados en el Rose Bowl.

Veinte años después, Megan Rapinoe lideró a las mujeres estadounidenses a otra victoria en la Copa del Mundo, esta vez con los aficionados que coreaban “Paridad salarial”. En 2022, la selección nacional femenil llegó a un acuerdo sobre su demanda por discriminación de género contra la federación nacional por 24 millones de dólares y un compromiso de igualar los salarios y los premios de dinero.

El mes pasado, Rapinoe habló en una conferencia de prensa sobre cómo el Mundial de 2023 iba cambiar las reglas del juego para los deportes femeniles, pues demostraría que “la paridad en realidad es buena para los negocios”.

King se rio entre dientes.

“Cada generación cree que es la primera en decir esto; es divertido escucharlas”, comentó. “Me da gusto que estemos en la misma página intentando hacer cosas”.

Como siempre, el capital es clave. King y Kloss —quienes se unieron al grupo de celebridades propietarias del Angel City Football Club de la National Women’s Soccer League en 2020— se sintieron alentadas gracias a que Y. Michele Kang había comprado hacía poco tiempo el Washington Spirit de la liga por 35 millones de dólares.

“Necesitamos que más gente siga dando un paso al frente”, afirmó King. “Si nos fijamos en todo ahora, son los multimillonarios. Y luego miras al Medio Oriente y eso va a ser otra cosa”.

En una conferencia de prensa, King apoyó que la WTA estudie la posibilidad de obtener financiamiento de Arabia Saudita, un país que ya entró en el golf profesional con su fusión de LIV Golf con el PGA Tour. Aunque reconoció las políticas discriminatorias del país relacionadas con la mujer y la homosexualidad, les dijo a los periodistas: “No creo que haya un cambio verdadero a menos que haya un compromiso”. Agregó que esa era su opinión. “Es probable que vaya a intentar hablar con ellos”, afirmó.

El compromiso ha sido siempre la filosofía de vida de King, junto con un conocimiento de la historia. No está preparada para terminar de escribir la suya.

En noviembre, King cumplirá 80 años.

“En verdad tiene la sensación de que se le acaba el tiempo y nunca está satisfecha”, comentó Kloss.

c.2023 The New York Times Company