'Chino' Huerta, el futbolista que humilló a Chivas por haberlo rechazado; ahora es ídolo en Pumas

Chino Huerta celebrando la victoria de Pumas sobre Chivas en la Liguilla de México. (Mauricio Salas/Jam Media/Getty Images)
Chino Huerta celebrando la victoria de Pumas sobre Chivas en la Liguilla de México. (Mauricio Salas/Jam Media/Getty Images)

La escena robó miradas aquel 9 de abril de 2022. César Chino Huerta y Antonio Briseño, jugadores de Chivas, discutieron hasta el límite de las palabras. Luego llegaron los manotazos. La cámara los enfocó. El Rebaño había empatado con Toluca en un partido de torneo regular, el Clausura 2022. Huerta tuvo pasos prometedores en Morelia y Mazatlán. Siempre había tenido condiciones, pero como rojiblanco la consolidación no llegaba. Y nunca se dio. Todo le iba mal.

Su destino estaba en otro lado. Un año y ocho meses después de aquella pelea pública, Huerta tomó revancha de Briseño. Y de todo Chivas. De los abucheos sin control, de la etiqueta de jugador desechable. Ya el partido de Ida de Cuartos de Final había sido un examen para él. Ahí Chivas fue mejor, pero se encontró con un Julio González monumental que evitó la catástrofe. En el Olímpico Universitario no hubo pelea: Pumas borró a Chivas del campo.

El equipo de Veljko Paunovic empezó mejor. Pero los felinos aprovecharon su primera llegada para marcar gol. Fue en contra. De Antonio Briseño, el enjundioso defensa central que había manoteado con Huerta en la lejana primavera de 2022. Fue una venganza con efecto retardado. Y faltaba la cereza en el pastel, que llegó de inmediato. Huerta, convertido en el jugador favorito de la afición auriazul, lanzó una declaración de amor.

Para festejar su gol, mostró una playera que decía “Re Hecho en CU”, una alusión directa a la frase que portaba Jaime Lozano allá por 2004, año dorado para Pumas: bicampeones de Liga, con Chivas como víctima en el primero de los dos títulos. Pero, sobre todo, lo de Huerta era un reacomodo de sentimientos. Ya no hay más Chivas en su corazón, ese club de las eternas oportunidades para todos, pero no para él. El equipo que se ha aferrado a Alexis Vega, aunque hoy no sea la sombra ni de sí mismo. Y tampoco la sombra de Huerta.

Era su momento y no dudó en mostrar la filiación que siente por Universidad Nacional. La revancha redonda llegó sólo cuatro minutos después. Y tuvo todo lo que debe tener un desquite. El canterano Ergas fue derribado por Alan Mozo, que hace dos años era venerado como hijo pródigo pumista. Se marchó a Chivas el año pasado con la meta de obtener los reflectores que Pumas no podía darle. Y ahora cometía el penal que terminaba de enterrar a Chivas.

Parecía una broma del destino: el jugador que se marchó de Chivas, entre injurias y burlas, ahora se ha convertido en ídolo; el que fuera un bienquerido hijo de casa, Mozo, volvió abucheado y anuló las esperanzas de su equipo actual. Lo peor de Chivas es ahora lo mejor de Pumas. El estado de pasmo fue total para el Rebaño Sagrado. Se esperaba un sacudón al mediotiempo. No hubo reacción, sino sentencia: el gol de Gabriel Fernández finiquitó la llave. 3-1 global para unos Pumas que sueñan alto. Y tienen motivos. No sólo Huerta. El equipo es sólido, al estilo de su entrenador, Antonio Mohamed.

Chino Huerta se llevó el pastel completo. Dejó en silencio a la Nación Rojiblanca y reforzó sus votos con Pumas, un equipo que ha encontrado en él a un estandarte inesperado, que tenía pinta de refuerzo de relleno, y hoy porta la batuta plena. Ahora Pumas enfrentará a Tigres en las Semifinales de la Liga MX. Una combinación explosiva. Después de vencer con autoridad, nada parece imposible. Y menos para Huerta, que exorcizó a un fantasma rojiblanco. Borrón y amores nuevos.

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