Champions League: 94 minutos de frustración de Real Madrid ante Union Berlin y una carambola de Jude Bellingham

Festeja Jude Bellingham tras su gol in extremis a Union Berlin, por la Champions League; el volante central convirtió por sexta vez en lo poco que transcurrió de la temporada.
Festeja Jude Bellingham tras su gol in extremis a Union Berlin, por la Champions League; el volante central convirtió por sexta vez en lo poco que transcurrió de la temporada. - Créditos: @THOMAS COEX

Carlo Ancelotti ni siquiera festeja. Real Madrid, el equipo al que dirige, se desesperó durante 90 minutos para hacerle un gol al modesto Union Berlín en el mismísimo Santiago Bernabéu. Esta Champions League parece destinada a hacer sufrir a las catedrales del fútbol: el martes le tocó a San Siro, que no pudo gritar un gol de Milan; este miércoles, a la Casa Blanca, que tuvo atragantado el festejo durante gran parte del encuentro. Una vez más, el inglés Jude Bellingham acudió al rescate para conseguir un gol que valía tres puntos. Que generó delirio de todos menos de su entrenador. El DT italiano sabe que los suyos pueden jugar mejor. Que no es necesario tanto padecimiento.

Ese sexto tanto de Bellingham en la temporada (¡es mediocampista central!) retrata las carencias que tuvo Real Madrid en la noche. Porque llegó en una pelota detenida a dos minutos del final del tiempo adicional, cuando todo el conjunto alemán descuidó a Federico Valverde. El uruguayo, mira calibrada, sacó un derechazo que rebotó en un defensor y la pelota le quedó servida al inglés para que hiciera lo suyo. Y a juzgar por sus estadísticas, parece que lo suyo hoy por hoy es convertir. Triunfo por 1-0 en el grupo C, compartido con Napoli (Italia) y Sporting Braga (Portugal), y los primeros tres puntos en el camino a Wembley para el rey de las copas europeas. El más ganador de la Champions League.

Hasta ese festejo por el tanto in extremis, Real Madrid coleccionaba méritos y devoraba goles. Como un remate con forma de poema que sacó Luka Modric y que el arquero danés Frederik Rønnow envió a un córner a mano cambiada. Y esa doble chance que tuvo Rodrygo, primeramente a pura potencia y después con una plástica tijera; el palo le negó el 1-0. Como también le impidió celebrar a Joselu, el 9 de área que actuó por el local. Es una suerte de Benzema low-cost, y jamás ganará el Balón de Oro. Pero el delantero español se las ingenia para crearse espacios y cabecea todo. Como en esa jugada en que se elevó como si fuera Cristiano Ronaldo tras un centro de Rodrygo y le sacó medio metro de ventaja a su marcador. Entre Rønnow y un pasto le impidieron el gol.

Real Madrid tiene 100% de aprovechamiento en LaLiga y ahora también en la Champions: uno jugado, uno ganado en cada caso. Pero durante la mayor parte del encuentro no supo vencer a un rival que hace unos años soñaba con participar en la Bundesliga, y que vivía a las sombras de su vecino más glamoroso, Hertha Berlin. Ahora éste juega en la segunda categoría y Union se mezcla con los grandes. Con una leyenda en su plantel, como Leonardo Bonucci, un gladiador italiano que puso el pie un par de veces para evitar goles blancos, y con Robin Gosens, ex futbolista de Atalanta e Inter que jugó en el carril izquierdo.

Las estadísticas dicen que Real Madrid pateó ¡32 veces! al arco. Es decir, un disparo cada tres minutos. Apenas acertó siete al objetivo. Por escasa que fuera, esa puntería superó por mucho a la de su rival: Unión Berlín tiró en cuatro ocasiones hacia el marco defendido por Kepa Arrizabalaga, pero nunca acertó. Su plan, desde el primer minuto, fue defenderse. Y estuvo a tan sólo 180 segundos de llevarse un punto de oro de la catedral madrileña.

En el conglomerado de estrellas que tiene Real a disposición se destacaron los extremos. El veterano y el jovencito, el experto que comanda a su selección y el crack naciente. Modric y Bellingham fueron el motor merengue. Si otros no funcionan, ellos se cargan el fútbol del equipo. Modric es el talento; Bellingham, el músculo. Juegan como si se conocieran de toda la vida y se complementan como si llevaran miles de entrenamientos juntos. El mago croata dejó la cancha con el el marcador en 0-0, exhausto luego de buscar a sus compañeros una y mil veces. Cansado de desenredar la defensa berlinesa y que siempre faltara un último escollo por para convertir. Dejó envuelto en una ovación la cancha, premio a un jugador que nunca escatima energía ni lucidez.

Compacto de Real Madrid 1 vs. Union Berlin 0

A Modric lo reemplazó otro héroe de cinco Champions: Toni Kroos. Bellingham se vistió entonces de Modric. Y contó a su derecha con la ayuda inestimable del uruguayo Valverde, una topadora durante la media hora que protagonizó. El gol de Real Madrid, entonces, llegaría por decantación. Si no lo hacía, Union Berlin se ganaría las portadas de los diarios españoles y alemanes por el enorme resultado conseguido en su bautismo en la Champions League. La épica tendrá que esperar. Porque Real nunca se dio por vencido. Porque tiene a Modric. Y, sobre todo, porque tiene al encendido Bellingham.