César Montes, otro mexicano en lucha por brillar en el futbol europeo

César Montes previo al partido de Nations League entre México y Estados Unidos, en junio pasado. (Candice Ward/USSF/Getty Images for USSF)
César Montes previo al partido de Nations League entre México y Estados Unidos, en junio pasado. (Candice Ward/USSF/Getty Images for USSF)

César Montes partió al futbol europeo como un jugador hecho. En Rayados de Monterrey debutó en el lejano 2015 —es muy recordado su gol al Benfica en la inauguración del Estadio BBVA, ese año—. Su futuro de inmediato se vislumbró como prometedor. En un equipo que suele apostar por jugadores extranjeros, y de alto perfil, su nombre comenzó a crecer semestre a semestre. Y con razón: se hizo de un lugar con todos los entrenadores que pasaron por La Pandilla durante siete eternos años.

Le tocó vivir las derrotas en las finales contra Pachuca (Clausura 2016) y, especialmente dolorosa, ante Tigres en el Apertura 2017. Pero su revancha, a nivel colectivo, llegó paulatinamente. Primero fue campeón de la Concachampions en 2019 cobrando revancha de Tigres y, meses más tarde, alzó el trofeo de Liga MX en la dramática serie de penales que Rayados ganó al América. Fueron muchas experiencias acumuladas en poco tiempo para un jugador que, sin embargo, tardó en desprenderse la etiqueta de promesa.

Y no por falta de calidad futbolística. De gran presencia física, fuerte en el marcaje y con una solidez aérea poco común en el futbol mexicano, Montes se cansó de demostrar, torneo a torneo, que podía dar el salto al futbol de Europa. Pero en la percepción local, seguía siendo un prospecto. Jugó dos veces los Juegos Olímpicos. La primera, en Río 2016, cuando tenía 19 años, y la segunda en Tokio 2021, cuando tenía 24 (el límite de edad se extendió un año por la cancelación de 2020, debido a la pandemia). Eso da a entender que Montes seguía siendo visto como un elemento juvenil, aunque su experiencia fuera ya amplia a esas alturas.

Entre 2020 y 2021 se consolidó como habitual en la selección mayor, como tenía que pasar. Pero el vacío seguía siendo el mismo: no estaba en Europa pese a tener todo para hacerlo. Y eso no pasaría sino hasta a comienzo de 2023, cuando finalmente Rayados lo vendió al Espanyol de Barcelona. Su primera Copa del Mundo, Qatar 2022, fue decepcionante por el motivo que todos conocen: eliminación en la ronda de grupos. Aunque él fue de lo poco rescatable. Así se explicó que el Espanyol volteara a verlo.

Fue constante durante su primera mitad de temporada en Europa: jugó 20 partidos y metió 3 goles. No bastó para evitar el descenso. Todo volvió a complicarse: no quería jugar en Segunda, y su club puso muchos obstáculos para negociarlo, generando así un ambiente tenso. Llegó al límite al corte de fichajes en Europa y fue el Almería el club que decidió comprarlo de última hora. Y no a cualquier costo: 14 millones de euros. Montes es la transferencia más cara en la historia de su nuevo equipo.

Una responsabilidad grande, que se añade a la presión inherente de un club que peleará el descenso. Será un esquema repetitivo para ambos, jugador e institución. Montes descendió el año pasado con Espanyol y el Almería se salvó sólo por un punto (tuvo 41 contra los 40 del Real Valladolid). Y el comienzo de la actual temporada ya pinta muy mal: cuatro partidos jugados con saldo de un empate y tres derrotas. Hay mucho trabajo que hacer.

El reconocimiento para Montes debe existir: se aferró al sueño de Europa, aunque tendrá que pelear otra vez la parte baja de la clasificación. Y también quedará para siempre un sabor amargo. Aunque finalmente sí partió, prevalece una sensación: lo hizo demasiado tarde. ¿En dónde estaría si se hubiera marchado, por lo menos, dos o tres años antes? Nadie lo sabrá jamás. Su realidad es una y él la ha elegido.

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