Ninguna censura es suficiente para el gobernador DeSantis. Miren lo que hace ahora | Opinión

Ejercer el control estatal sobre la libertad académica es lo que hacen las dictaduras, pero el gobernador de la Florida, Ron Desantis, se siente tan cómodo —y orgulloso de su papel de censor— que se le ocurrió otra forma de silenciar a los institutos superiores y a las universidades estatales.

No contento con enseñar a los escolares versiones despreciables de la historia negra, como las afirmaciones de que hubo un resquicio de esperanza en la esclavitud, y con quitar financiamiento a los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en los institutos superiores y universidades públicas, DeSantis quiere ahora controlar qué “asuntos sociales” pueden debatirse en los campus estatales.

No hay límite a cuán profundo en nuestras vidas lo llevarán sus instintos fascistas.

Los lacayos republicanos que siguen las órdenes de DeSantis están circulando un borrador de un nuevo SB266, una adición al último período de sesiones legislativas que destripó las iniciativas de DEI.

Este limitaría abiertamente la libertad de expresión restringiendo la discusión de asuntos sociales definidos como “temas que polarizan o dividen a la sociedad entre creencias, posiciones o normas políticas, ideológicas, morales o religiosas”, informa el Tampa Bay Times.

Eso es como decir que una institución de enseñanza superior no puede enseñar historia mundial, nacional o estatal, es decir, casi todos los temas relevantes para la vida humana.

Pero los neandertales que dirigen el estado carecen tanto de rigor intelectual que ni siquiera pueden ver lo obvio. ¿Qué harán ahora? ¿Quitar financiamiento a las ciencias políticas, la historia, las ciencias sociales y los estudios religiosos?

Una educación universitaria carente de discusión y debate es una herramienta política de quienquiera que esté al mando. Aprender habilidades de pensamiento crítico es parte de lo que ocurre dentro y fuera del aula a nivel universitario.

Si en la Florida una persona no puede ampliar su capacidad intelectual cuando es adulto en un campus universitario, ¿qué queda de la libertad de expresión en este estado?

Proyecto de ley sobre ‘asuntos sociales’

El proyecto de ley también dice que los institutos superiores y universidades estatales no pueden “promover o participar en el activismo político o social”.

El activismo político o social es “cualquier actividad organizada con el propósito de efectuar o impedir el cambio de una política, acción o función gubernamental, o cualquier actividad destinada a lograr un resultado deseado relacionado con asuntos sociales, en la que la universidad respalde o promueva una posición en comunicaciones, anuncios, programas o actividades del campus”.

Y DeSantis le venderá la censura a los floridanos con una frase pegadiza que acapare titulares —”en la Florida no verás lo que pasa en Harvard”— mientras sataniza las manifestaciones estudiantiles.

Usará el ataque terrorista contra Israel para silenciar a los estudiantes palestinos y a los profesores árabes en un esfuerzo por reivindicarse del antisemitismo que ha consentido para complacer a los neonazis que organizan manifestaciones al borde de las calles con pancartas a favor de DeSantis.

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Lo que está cocinando tiene, por supuesto, una motivación política.

En la campaña para ganar la nominación del Partido Republicano superando el intento MAGA de ingeniería social de Donald Trump, DeSantis está tratando de apelar a los estadounidenses que viven en un mundo que, con el desarrollo de cada crisis en tiempo real, se siente incierto y peligroso.

Lo que su base controladora no ve es que la legislación extremista solo está haciendo que la Florida sea más vulnerable a la violencia. Los oprimidos se levantarán y responderán al extremismo con extremismo, una situación sin salida.

Acabar con la disidencia

La democracia, por definición, exige debate.

Pero el autocrático DeSantis sigue sofocando la disidencia en lugar de resolver los problemas de los floridanos. Ha manipulado los distritos para favorecer a los republicanos, ha dificultado el voto de las minorías y ha establecido el control del discurso y la enseñanza en las aulas, desde preescolar hasta el nivel universitario.

Es indignante y, a pesar de lo atractivo que es para las masas en el sur de la Florida el querer controlar a otros, nunca debemos normalizar las incursiones del gobierno en la censura, algo que DeSantis ha prometido llevar a nivel nacional si es elegido presidente.

Este nuevo ataque a la educación superior es un intento más de frenar la oposición al pensamiento cristiano conservador fundamentalista que DeSantis establece en la Florida. Un estado, en antaño celebrado por su diversidad, apertura y educación pública de primera clase ahora es conocido por su adoctrinamiento estatal.

Y los floridanos no están libres de responsabilidad.

Aquí es donde digo que les advertí lo que ocurría hace tiempo.

Uno de los ejecutores nombrados por DeSantis durante la toma política republicana del Miami Dade College en 2019 esbozó el plan conservador para la educación en la Florida durante una entrevista de más de dos horas conmigo. Me habló del primer paso, las encuestas en el campus sobre las opiniones políticas de estudiantes y profesores, y del objetivo final: la instalación de planes de estudios de ideología conservadora “para equilibrar a los liberales”, argumentó.

DeSantis ha ido mucho más allá de cualquier acto de equilibrio. Y los líderes del Partido Republicano han expresado públicamente su deseo de dominación política total.

Así que basta de ilusiones. El próximo período de sesiones será tan impulsado por la guerra cultural como lo han sido los dos últimos, y tal vez incluso peor porque DeSantis todavía estará en la campaña electoral de 2024.

Esta es otra advertencia, estudiantes y académicos.

Presten atención. Actúen ahora.

Para cuando este proyecto de ley sea presentado —y promovido por el gobernador en una de sus autocomplacientes conferencias de prensa— será demasiado tarde.

La censura volverá a ser un hecho.