Carlos I, príncipe de la tierra

Luis Miguel Pascual

París, 9 jun (EFE).- Flota en París el ambiente de que Carlos Alcaraz es el digno sucesor de Rafael Nadal. Con su primer triunfo en Roland Garros, el español entronca con la larga serie que su compatriota impuso durante 14 ediciones hasta el punto que en Francia ha sido ya declarado Carlos I, príncipe de la tierra.

Con solo 21 años, el murciano suma su tercer Grand Slam, se convierte en el más joven tenista que completa triunfos en las tres superficies, cemento en el Abierto de Estados Unidos de 2022, hierba en Wimbledon en 2023 y ahora la tierra batida de Roland Garros.

Además, con este triunfo superará al serbio Novak Djokovic en el ránking y será número 2 del mundo, por detrás del italiano Jannik Sinner.

El que ha había sido el más joven número 1 de la historia logra así otro récord de precocidad y lo hace con unas marcadas señas de identidad: un tenis potente e imaginativo, una fe a prueba de bombas y una capacidad de sufrimiento sin límites.

Así remontó la final al alemán Alexander Zverev, que, tras un primer set flojo, logró ganar los dos siguientes poner contra las cuerdas al español, que, lejos de venirse abajo, se creció en busca de su tercera final victoriosa, con un triunfo por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2.

Como ya hizo ante el italiano Jannik Sinner en semifinales, el español supo guardar la ropa en los momentos peores, para asestar un golpe mortal al rival cuando llegaron los decisivos.

"Un quinto set de un Grand Slam no es momento para estar cansado, ha que darlo todo dentro, dejarse la piel, correr de un lado para otro", señaló Alcaraz, que se convierte en el segundo ganador más joven de París por detrás de Nadal.

El español quiso rendir homenaje a su compatriota, que hace dos años levantó su decimocuarta Copa de los Mosqueteros y dijo que es "un honor" sucederle.

"Ha ganado 14 veces aquí y solo ha perdido cuatro partidos desde 2005. Es algo increíble. Poder poner mi nombre en esa misma lista donde los españoles han ganado tantas veces es un orgullo", destacó.

Pero también a los nueve españoles que lo ganaron antes, desde Manolo Santana (1961 y 1964) hasta Nadal (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022), pasando por Andrés Gimeno (1972), Arantxa Sánchez Vicario (1989, 1994 y 1998), Garbiñe Muguruza (2016), Sergi Bruguera (1993 y 1994), Carlos Moyá (1998), Albert Costa (2002) y Juan Carlos Ferrero (2003), su actual entrenador.

Recordó que ganar en París "es especial para los españoles" que sueñan "con escuchar el himno" en la pista central de Roland Garros y que desde niño es el torneo que más siguió en la tele y por el que tenía un aprecio especial.

De ahí sacó la fuerza final para dar la vuelta a un duelo que Zverev le puso difícil, apoyado en su servicio, que por momentos rozó la perfección, colocándose a un set de sumar su primer Grand Slam.

Pero no aguantó la presión del español, que no bajó el pistón hasta que levantó los brazos en señal de victoria.

"La intensidad de su tenis es increíble, con respecto a otros rivales. Estoy convencido de que puede mantenerla hasta el quinto set. Yo en ese momento ya no le pegaba tan fuerte. Tengo que ver qué puedo hacer para llegar al mismo nivel que él", comentó el germano, que se marcha de vacío en su segunda final de un Grand Slam, cuatro años después de haber desperdiciado dos sets de ventaja en la del Abierto de Estados Unidos frente al austríaco Dominic Thiem.

Zverev, de 27 años, que llegaba a la final de París con una racha de 12 triunfos consecutivos, iniciada en Roma, donde levantó su sexto Masters 1.000, tiene ahora un largo trabajo de reconstrucción mental.

Uno de los estiletes de la generación de los 90 ve cómo queda encajonado entre el poderío del 'Big 3' y la pujanza de la nueva hornada.

(c) Agencia EFE