Brian Castaño, de la ansiedad por un regreso emotivo a la frustración por una lesión que pone en duda su futuro
El matancero Brian Castaño, excampeón mundial mediano junior AMB y OMB, ya tiene casi 35 años. El público no lo olvidó todavía; tampoco él se despidió aún del boxeo. Sin embargo, volver al cuadrilátero le resulta cada vez más dificultoso, más allá de su lucha constante contra todas las adversidades que su inactividad, de más de dos años, le opone día a día. Y ante su ausencia prolongada todos van perdiendo paciencia: sus seguidores, los promotores, la prensa, los poderosos de la industria y, sobre todo, él; cansado de dietas, de esperas, de gastos por concentraciones en el exterior y por todo el sacrificio –atlético y psíquico– que acarrea su rentrée.
¿Por qué volvió a cancelarse su reaparición el mes próximo en Estados Unidos? Por una nueva lesión. Un severo esguince en el codo izquierdo –padeció la misma dolencia en el derecho el año último– echó por tierra una preparación de siete meses con el profesor Matías Erbín en Los Ángeles, que implicó soledad, sufrimientos, inversión de miles de dólares, dietas estrictas para bajar de peso y guanteos duros para ponerse a punto. Y en uno reciente, cuando estaba cercano a su mejor condición para volver al ring, un choque de codos con un sparring lo volvió a sacar del circuito.
Otra lesión (¡una más!) en un cuerpo cuyos músculos averiados están propensos a los desgarros y sus huesos de peleador veterano comienzan a flaquear. Es la realidad. Dolorosa y causante de una ausencia gravitante en el boxeo argentino.
Decidió volver al país hace dos semanas, aminorando sus practicas y con un tratamiento kinesiológico localizado por parte del doctor Martín, en busca de una solución definitiva. Otra vez, una pausa impensada. “Mi cabeza no tomó ninguna decisión sobre mi futuro y estaba entusiasmado para volver a pelear en septiembre. Y esto me derrumbó. Ni estoy en el fondo del mar ni bailando en una pata. Voy a ver cómo responde el codo y cuándo se cura. Sé que tengo 34 años, que estoy grande, pero todavía tengo ganas”, declaró a LA NACION el boxeador de San Justo, de un récord de 20 victorias (13 KO), un revés y dos empates.
Su ausencia es gravitante en el pugilismo nacional. Sus dos peleas mundialistas con Jermell Charlo fueron sucesos y desde la última, el 14 de mayo de 2022, cuando perdió por nocaut técnico en el décimo round, no tuvo más acción. Así, desapreció de todos los rankings.
Conforma junto con Fernando Martínez, el único campeón mundial vigente del país, una dupla poderosa y competitiva en caso de volver a boxear. Todos esperan esta instancia, pero cada vez parece mas improbable. Por miles de factores.
¿Tiene cupo en los medianos juniors? Su histórico peso (69,850 kg.) es un gran acertijo. Mas allá de las vacancias mundialistas dejadas por Jermell Charlo ocupadas por Terrence Crawford, Tim Tszyu, Sebastián Fundora o Vergil Ortiz, en distintas organizaciones, otro gran dilema para su “retorno” es el kilaje. La lógico indica que estos límites de peso ya resultan imposibles para él y habrá que buscar sus parámetros en la categoría superior: mediano (72,574 kg.), en la que deberá adaptar su físico pequeño de 1,71 metros. Será complejo y comprometido. Solo Brian y su equipo sabrán como resolverlo.
¿Para qué está Brian Castaño? Para jugar su última ficha. Hizo todo y logró lo que ambicionó: el título mundial (2016-2022) y un clásico de ring inolvidable, que dejó un empate y una derrota con Charlo.
Supo invertir lo ganado y disfruta de la bohemia matancera, la de los platos del día y el compás cumbiero. Boxea desde los 7 años y es parte de una familia donde todos subieron el ring. Está capacitado para tomar la mejor decisión. Pintaba para un regreso emotivo y terminó en una intriga total azotada por los altos intereses que cobra el paso del tiempo.