Boca: Darío Benedetto, el delantero que necesita volver al gol, mientras el club apunta a otro “9″

Darío Benedetto, ante la misión de reencontrarse con el arco rival, luego de varios meses de rendimientos discretos
Darío Benedetto, ante la misión de reencontrarse con el arco rival, luego de varios meses de rendimientos discretos - Créditos: @Aníbal Greco

Este viernes, cuando Boca se enfrente con Racing por la Supercopa Internacional, se cumplirá un año desde que Darío Benedetto pisó Ezeiza para formalizar el regreso al club de sus amores. En Abu Dhabi será –lógicamente– titular, por su jerarquía, su experiencia y su desafío: empezar la temporada oficial con gol para levantar el primer título de 2023, y consecuentemente prometer la versión goleadora que lo marcó en su primera etapa. Porque desde el arranque del 2022, no sólo el número, sino también el puesto de N°9 fue suyo, sin discusión. Incluso, cuando no satisfizo con su rendimiento ni dejó una gran impresión en los hinchas y dirigentes ilusionados con su retorno.

Sin competencia en el plantel, por más que la tuvo. ¿Parece una contradicción? La conclusión es clara: para que su año pasado fuera irregular, por supuesto que mucho tuvo que ver su estado, pero también la responsabilidad ajena. Es decir, lo que hizo y lo que no hicieron los demás.

Hubo momentos en los que Benedetto estuvo ‘pasado de revoluciones’, recibiendo amarillas evitables, peleándose con rivales, agarrándose a golpes de puño con su ahora excompañero Carlos Zambrano, apuntando fuertemente ante los micrófonos a Agustín Almendra y, aunque todo ya es parte del pasado, desafiando alguna vez al Consejo de manera indirecta por aquella reunión del reclamo de la deuda de premios.

Darío Benedetto, referente y titular en Boca
Darío Benedetto, referente y titular en Boca - Créditos: @Aníbal Greco

También aportó goles, obvio, como el del último triunfo a River, que fue vital para la obtención de la Liga Profesional y –a la vez– cortó una sequía personal de casi tres meses: jugó 41 partidos en 2022 y convirtió 16 goles, de los cuales sólo seis los hizo en el último semestre. De hecho, en el reciente amistoso ante Everton, de Chile, repitió mucho de lo que se vio por entonces en el campo: desconectado, impreciso y queriendo lucirse en jugadas que se pueden resolver de manera más simple. Combos que potenciaron en aquel entonces su momento de confusión, que hasta lo ha llevado a la oficina de la psicóloga del club.

Ahora bien, Juan Román Riquelme y sus laderos también saben que un futbolista no eleva su rendimiento durante una mañana en la que simplemente sale de la cama y se propone volver a ser. Existen otras motivaciones, motores, que no están en uno mismo. Son estímulos generados por los demás. Y ahí es donde Boca tampoco encontró una respuesta: cuando hubo que suplantar a “Pipa”, nadie dio la talla. En efecto, en medio de un mercado de pases en el que la entidad xeneize incorporó apenas al zaguero paraguayo Bruno Valdez, está a la expectativa de que aparezca alguna oportunidad accesible para sumar otro “9″.

¿Pretenden que Benedetto, de repente, se convierta en suplente? No. El mejor goleador de la era post Martín Palermo fue incorporado, justamente, para que sea una de las figuras y ayude en la obtención de la Copa Libertadores que obsesiona al club. Ya pasó una en la que, encima, Benedetto tuvo su noche futbolística más negra: los dos penales errados ante Corinthians, claves para la eliminación en los octavos de final. En abril arrancará otra y hay que despertarlo: si luego pierde la titularidad como consecuencia de la explosión de un compañero será otra cuestión, pero levantar a ese artillero es la prioridad. Y la exigencia de un refuerzo, con aspiraciones a quedarse con el lugar en el día a día, quizás, pueda lograrlo.

Hace tiempo que Benedetto está muy cómodo. Justamente, se levanta sabiendo que el fin de semana jugará como titular. Los que mira Hugo Ibarra como principales opciones a reemplazarlo son Nicolás Orsini y Luis Vázquez, dos futbolistas que generan cosas diferentes en la parcialidad azul y oro, pero que no difieren en sus actualidades.

Si el primero de ellos llega a marzo sin convertir, querrá decir que cumplirá un año sin inflar la red rival. En un año y medio de estada, con varias lesiones atravesadas, contabiliza sólo tres goles con la camiseta de Boca. Es decir, nunca se ganó el cartel de “9 de Boca”. Su vara está muy baja para el hincha, que prefiere ver en acción a otros delanteros.

En cambio, se espera un renacer en el santafecino. No por la simple ecuación de que es un juvenil, sino que ya les demostró de lo que es capaz: cuando lo pusieron al frente del plantel a Sebastián Battaglia, en agosto de 2021, éste le dio la confianza y en menos de cuatro meses Vázquez convirtió ocho goles. Pero el 2022 fue una pesadilla: por momentos limitado por una pubalgia, jugó siete encuentros más que “Pipa”, pero hizo cinco tantos. Ya operado, la esperanza está, así como la incógnita de cuál Vázquez se verá.

Hugo Ibarra todavía sostiene como titular a Benedetto, pero...
Hugo Ibarra todavía sostiene como titular a Benedetto, pero... - Créditos: @Aníbal Greco

Agazapado, silencioso, está Gonzalo Morales. Aunque es una promesa y ya puso en la mesa una buena carta de presentación durante las últimas semanas de competencia pasada, con dos goles y una sola titularidad en siete encuentros, sus 19 años no parecen ser suficientes para atrapar el puesto del “9″.

Claro, muchos vuelven a preguntarse, entonces, por qué la cláusula de repesca sobre Mateo Retegui no se ejecutó (venció el 30 de noviembre), en medio de su préstamo en Tigre, donde se luce: fue el goleador del último campeonato con 19 anotaciones, diez más que los nueve que hicieron entre los cuatro mencionados durante el último semestre (seis de Benedetto, dos de Morales, uno de Vázquez y ninguno de Orsini).

Desde el punto de vista que fuera, está más que justificado si el Consejo de Fútbol incorpora a un N°9. Mientras tanto, Darío Benedetto comenzará este viernes, y contra Racing, la carrera 2023 por escaparle a su propia comodidad. Necesita salir del confort para volver a ser temible.