Aranza Vázquez, sus lágrimas y la infame crueldad de la gente por un clavado calificado con cero en París 2024

Nada más despreciable que los insultos que vienen del anonimato. Nada más cruel que ensañarse sobre el sufrimiento de otros. Y la clavadista mexicana Aranza Vázquez le tocó padecer ambos tras su actuación en las semifinales sobre trampolín de 3 metros de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Se necesita caer muy bajo para encima atacar por otros ámbitos, sólo por el placer de perforar más la herida. Y eso es justo lo que hicieron contra la atleta olímpica. Golpearla en su momento más vulnerable tras una falla que le ha costado su participación en la Olimpiada y un innecesario escarnio.

Con un video replicado al infinito, donde Aranza cae de espaldas sobre la fosa del Centro Acuático, es como las injustas y cobardes burlas sustentan su oprobio. Un solo segmento del accidente que da rienda suelta a su ruindad y la hace ver como si hubiera sido la peor de todas.

Porque de haber visto la prueba completa, que constó de cinco saltos para cada una de semifinalistas, se habrían dado cuenta de lo lejos que estuvo la mexicana de hacer un mal papel.

El error de Aranza Vázquez no vino sino hasta la cuarta ronda, a la cual llegó en la posición siete de un total de 18 competidoras. Esto es, las puntuaciones obtenidas la colocaban dentro de la final de la prueba, a la cual avanzan 12 clavadistas.

El clavado fallido que fue calificado con ceros la dejó fuera de la competencia al no tener posibilidad de repetirse, aunque ella lo pidió justificando que algo entre el público la distrajo. Pero es ahí donde los dispersores de veneno omiten decir que, con todo el temple del mundo, Aranza se alejó y con fortaleza, sabiendo que todo había acabado, se preparó para todavía ejecutar un último clavado reglamentario.

Con una dignidad absoluta se subió a la plataforma para ejecutar el que fue su lanzamiento mejor calificado de entre los 5 que hizo. Como un cierre que nos hizo ver que era una lástima no tenerla en la pelea por las medallas pero que calidad no le faltaba. Aún con un clavado nulo, la mexicana ni siquiera acabó en el fondo de la tabla. Más abajo de ella quedaron una italiana y una japonesa.

Ahí es donde las lágrimas brotaron, porque es justo lo que ella sabía. Que se trataba de un amargo adiós como para encima tener que soportar la nula decencia de quien genera odio sin rostro.

Y es que fingen ignorar que pese a todo, Aranza Vázquez es ahora la clavadista número 16 en todo el mundo. No de México sino del planeta entero. Fingen demencia sobre el cómo llegó a los Juegos Olímpicos de París 2024, lo cual no fue por un sorteo ni mucho menos por un designio burocrático. Por el contrario, ella se ganó su boleto compitiendo en el Campeonato Mundial de Deportes Acuáticos de Doha.

Una vez más, Aranza es de las atletas de élite que tiene que lidiar con la frustración y el encono de personas ocultas en las redes sociales, que evitan ver u omiten la realidad de las cosas: que todos los deportistas que fueron a París son lo mejor de cada país y sólo por eso merecen ser valorados, en las buenas y en las malas. Porque la forma en que los tratamos reflejan lo que en realidad somos.

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