América y su crisis que debería ser normal, pero no para ellos, siempre acostumbrados a la exigencia

América empató 2-2 contra Mazatlán en la jornada 9 de la Liga MX. (Mauricio Salas/Jam Media/Getty Images)
América empató 2-2 contra Mazatlán en la jornada 9 de la Liga MX. (Mauricio Salas/Jam Media/Getty Images)

El América convive con las exageraciones de manera natural. Son el equipo más elocuente del futbol mexicano precisamente gracias a esa facilidad con la que su entorno explota de alegría o de nervios. El comienzo de año pintaba de lujo para el campeón del futbol mexicano. Y eso que en sus primeros cotejos del Apertura 2024 la decisión de André Jardine fue otorgarle descanso a los titulares. De todos modos les salió bien y no existió crítica alguna.

Pero, al paso de las semanas, América ha encontrado resultados adversos que ponen en tela de juicio la lucidez que habían alcanzado. En los últimos cinco partidos de Liga MX apenas han ganado uno: contra León, de visita, con un penal de último minuto. El resto de encuentros se ha saldado de la siguiente manera: empates ante Monterrey, Necaxa y Mazatlán, y una derrota ante Pachuca. Además, habría que agregar la derrota de 1-2 ante el Real Estelí en la Concachampions —de efecto aminorado por haberle dado la vuelta al global—.

De igual modo, debe entenderse que la exigencia que tiene el América genera que esto sea una suerte de crisis, aunque, en los hechos, estén en el quinto lugar de la tabla. Y vaya que la Liga MX ha sorprendido en este certamen pues se está viendo una competitividad inusual con especial énfasis en los primeros lugares: entre el noveno sitio, Chivas, y el tercero, Pumas, hay apenas tres puntos de diferencia. América está a cuatro puntos del líder, que es Cruz Azul, rival del próximo sábado en la cancha del Estadio Azteca.

El problema del América no pasa por intensidad, un factor infaltable en este equipo al mando de André Jardine. Tampoco por creatividad: generan oportunidades, pero empiezan a extrañar la pegada que caracterizó a cada uno de sus atacantes. Particularmente los bajones de juego de Alejandro Zendejas y Julián Quiñones han sido resentidos en los azulcrema. Y defensivamente hay una fragilidad que no existía en la recta final del último torneo, aunque se trata ya de un problema añejo.

El regreso de Henry Martín, delantero titular y capitán, se interpreta como una noticia providencial en el Nido. Y lo demostró de inmediato con sus dos goles ante Mazatlán. Martín se ha convertido en el estandarte americanista por su rendimiento y por el impacto que tiene en sus compañeros. Además del atacante, el rendimiento de Diego Valdés, enganche, sigue siendo igual de influyente que siempre: todo el juego pasa por sus pies y es capaz de inventarse una jugada de peligro de la nada.

Ante Cruz Azul, Las Águilas tendrán un examen de fuego, pero saben, deben saberlo, que esa impronta también se aplica para el rival de enfrente. Cruz Azul tiene un examen de la misma magnitud contra América. El líder contra el campeón en una edición del Clásico Joven que tendrá expectante a todo el futbol mexicano. El momento le pertenece a La Máquina, que ha tenido un renacer meteórico con Martín Anselmi al mando. Ahora deben mostrar que no les impone miedo el color amarillo.

América afrontará en marzo tres clásicos nacionales ante Chivas en un periodo de apenas once días. Uno por la Liga MX y los dos restantes correspondientes a la Concachampions. Será ese el momento clave para conocer de qué está hecho el América, si tienen madera de equipo histórico o si el combustible se les agotó con el título de diciembre. Su afición no los perdonó y les abucheó en el Estadio Azteca al finalizar el partido contra Mazatlán. Para otros sería una racha aceptable. No para ellos.

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