América y Chivas rompen récord en Rose Bowl y causan absurda indignación por "engañar a los fans"

América festeja su victoria sobre Chivas en la Liga MX, el pasado 16 de septiembre. (Héctor Vivas/Getty Images)
América festeja su victoria sobre Chivas en la Liga MX, el pasado 16 de septiembre. (Héctor Vivas/Getty Images)

América y Chivas jugaron un amistoso en el Rose Bowl que, como suele pasar, tenía toda la pinta de partido intrascendente. Como ya es costumbre, los clubes mexicanos disputan partidos de preparación cada vez que hay una Fecha FIFA. Lo hacen, principalmente, para no perder ritmo y, también, porque les garantiza una buena entrada económica.

Lo destacado de este encuentro, más allá de la cómoda victoria águila por 2-0, fue que rompieron el récord de asistencia para un partido entre clubes mexicanos en Estados Unidos: un total de 86 mil 134 aficionados reventaron las gradas de este recinto emblemático, según recogió Sports Illustrated (superaron también al reciente derbi angelino entre Galaxy y LAFC, que tuvo 82 mil asistentes en julio pasado). La cifra dice mucho de la gran convocatoria que tienen estos dos clubes en Estados Unidos, particularmente en California, pero, de manera paradójica, el hito indignó a gran parte de la prensa mexicana.

Así se dejó ver en X (antes Twitter), foro en el que muchos analistas se rasgaron las vestiduras al conocer la insólita cifra de asistencia. Lo habitual: dijeron que era penoso que los clubes mexicanos engañaran a los aficionados, que les ofrecieran un espectáculo tan pobre y que, encima de todo, los aficionados compraran ese partido y les dieran gusto a los avariciosos equipos. Vale recordar que en estos partidos los clubes no suelen contar con plantel completo. Por ejemplo, América tuvo nueve seleccionados para la Fecha FIFA, y Rayados de Monterrey, que jugó y perdió un amistoso contra Tigres, tuvo cuatro.

El problema es que esos analistas actúan con una condescendía que nadie les ha pedido. ¿De verdad piensan que los fans no saben qué equipos se van a encontrar? ¿Que no entienden que se trata de un mero amistoso? Pecan de ingenuidad no los aficionados, sino quienes quieren vender la imagen de que es fácil engañarlos. En ese afán de ponerse la capa de justicieros, caen en una soberbia que nubla su juicio. Todo es más sencillo de lo que se piensa: los aficionados mexicanos acuden a esos partidos por el simple hecho de que es una fiesta, de que pueden pasarla bien con el juego de futbol como pretexto.

A nadie se le puede culpar por divertirse sanamente. Y si van a hablar de incidentes violentos (como en la Copa Oro pasada) o de la calidad del futbol, entonces valdría la pena voltear a casa primero. ¿No pecan de ingenuos los aficionados mexicanos que ven un partido de Liga MX el fin de semana? Porque, claro, lo que se espera es ver un espectáculo, que casi nunca pasa y eso que ahí sí juegan con los planteles completos. Un récord en el Rose Bowl dice mucho más que un partido cotidiano en el que Juárez y Puebla empatan 0-0.

Y de hecho la cifra refleja también que este clásico, América-Chivas, tiene todavía algo de vida. Aunque, en los hechos, el dominio de un lado, el amarillo, sea más apabullador que nunca, pues hasta con jugadores suplentes vencieron a Chivas sin muchos contratiempos. Mientras los golpes de pecho siguen, la afición pasa un buen rato. De cualquier modo, los analistas encontrarían un motivo para escandalizarse, claro que sí.

Basta con imaginar que, contrario a lo que pasó, el Rose Bowl hubiera lucido desértico. Entonces ahí habrían echado el grito al cielo por otro motivo: cómo es posible que ya ni siquiera un clásico llama la atención de los aficionados mexicanos en Estados Unidos. ¡Qué entrada tan pobre y lamentable! Está bien que sea un amistoso, y que no lleven a todos sus jugadores, pero no deja de ser un clásico y, por lo tanto, tendría que haber emoción entre la gente.

Como no fue así, se fueron con la de siempre: cuestionar la gran asistencia que hubo. No, nadie engaña a los aficionados. Cierto, estos partidos sirven de casi nada en términos futbolísticos. ¿Sirven mucho los de una liga cuyo campeón se define en tres semanas de juego, luego de 17 de simulación? Valdría la pena pensarlo antes de apuntar al mismo lugar de siempre, cuando ni siquiera hay motivos, en esta ocasión, para indignarse.

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