Alan Pulido y su doblete de lujo con Kansas City: no está acabado, pero no le sobra tiempo

Alan Pulido en un partido contra el FC Dallas, el 31 de mayo pasado. (Bill Barrett/ISI Photos/Getty Images).
Alan Pulido en un partido contra el FC Dallas, el 31 de mayo pasado. (Bill Barrett/ISI Photos/Getty Images).

Alan Pulido debutó en el futbol profesional a los 18 años. Era 2009. El mundo ha cambiado una barbaridad desde entonces. Pero él ya estaba ahí y, por lo que se veía, tenía los argumentos para no convertirse en un delantero de esos que se pierden fugazmente. No es fácil debutar en Tigres a esa edad. No hay espacio para los jóvenes formados en casa ni ahora ni antes. Él se abrió su camino en medio de nombres millonarios. Lo hizo a pesar de Ricardo Ferretti, que llegó en 2010. El Tuca, tan proclive al menosprecio cuando se trata de novatos, le daba minutos, porque en el fondo estaba consciente de que Pulido era el futuro.

Hacía goles estéticos. No era el delantero prototípico que esperaba a que el balón le cayera en los pies. No: iba a la banda, cubría el balón, tenía técnica para sacar alguna que otra floritura el balón. Fue campeón con Tigres en 2011 y anotó en la Final contra Santos. Todo iba bien. La rompió en el Preolímpico 2012. Campeón de goleo, joya mexicana. Pero su nivel bajó cuando venía lo más importante. Se perdió los Juegos Olímpicos de Londres —su lugar lo tomó Raúl Jiménez—.

En Tigres siguió creciendo hasta volverse titular. Llegó a la Selección Mayor y fue el Mundial de Brasil 2014. No jugó, pero el camino estaba puesto para convertirse en un referente. Y otra vez el 'ya merito'. Se peleó con la directiva de Tigres porque quería irse a Europa. Ellos decían que debía respetar su contrato. Él argumentó que nunca había firmado ese contrato. Al final se fue. Primero al discreto Levadiakos y, luego, al Olympiacos. Estaba ya en un equipo grande de Grecia, en donde podía crecer y pensar en dar varios saltos a ligas de mayor nivel.

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No fue así. Volvió a México con Chivas. Salió campeón en su segundo torneo y anotó en la Final, justamente, ante Tigres. Todo era felicidad hasta que, un mes después, se fracturó el brazo en un partido con la Selección Mexicana. Otra vez perdió ritmo, pero dentro del caos que fue el Rebaño tras ese campeonato, él mantuvo un nivel alto: campeón de Concacaf en 2018 y campeón de goleo en el Apertura 2019. Chivas empezó a invertir en fichajes cuando él se fue. Una vez más quedaba fuera de un plan justo en el peor momento.

Se marchó a la Major League Soccer y con la inercia que llevaba se esperaba que pudiera ser una figura con el Kansas City. La historia, sin embargo, ha sido otra vez de intermitencias. Un buen primer año con siete goles en 14 partidos. Un segundo año, 2021, irregular: ocho anotaciones en 21 partidos. Una operación de rodilla, consecuencia de problemas que venía arrastrando, lo dejó fuera durante un año y dos meses de los campos. Desde enero de 2022 hasta marzo de 2023.

Se perdió el Mundial (había sido considerado constantemente por Gerardo Martino hasta 2021) y dejó sin goles a su equipo. Su regreso ha revitalizado el ataque el Sporting Kansas City pero, sobre todo, lo ha revitalizado a él. Todavía no está acabado. Su doblete de lujo del sábado contra el Austin FC tuvo todo el sello Pulido: el primero, remate potente, en una posición nada sencilla que requiere rapidez mental y fortaleza física. En el otro, hizo valer su capacidad resolutiva: control y definición de tres dedos. Ganaron los suyos 4-1 —marchan en la novena posición de la Conferencia Oeste, puesto de reclasificación—.

Todavía queda Alan Pulido. Pero el tiempo ya no le sobra. Más bien, le juega en contra. Siempre ha pasado algo cuando parece que está, al fin, en el clímax de su carrera. No termina por explotar cuando se espera todo de él. No ha sido una mala carrera, para nada. Aunque siempre queda el sabor agridulce de que una pieza se estropeó cuando el reloj ya estaba funcionando. En Kansas City lo necesitan y en la MLS lo pueden disfrutar si el regreso a su mejor versión se sigue confirmando. Ya no volverán a pasar 14 años, pero el último tren de Alan Pulido puede contener sorpresas para cerrar con justicia una carrera de altibajos.

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