En 50 años: un informe destaca que la vacunación evitó 154 millones de muertes, pero alerta por una conducta que dejó la pandemia
MADRID.- En los últimos 50 años, las vacunas han salvado la vida de 154 millones de personas, o lo que es lo mismo, seis vidas cada minuto, o el equivalente a la población actual de Rusia, o el 10% de los habitantes de toda África. De ellas, 146 millones eran niños menores de cinco años, 101 millones de los cuales eran lactantes. El 60% del total de estas muertes evitadas, 94 millones, se deben a la vacuna contra el sarampión. Son los datos de un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentado este miércoles, que sostiene en que la mortalidad infantil se ha reducido sustancialmente desde 1974, año en el que el organismo lanzó el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), o EPI por sus siglas en inglés), para tratar de proteger a todos los chicos de enfermedades como la difteria, el tétanos, el sarampión o la viruela, hoy erradicada. Sin embargo, la OMS alerta de que no se puede bajar la guardia, ya que desde la pandemia de Covid se ha registrado un descenso de la cobertura vacunal no visto en décadas, debido en parte a la desinformación y la desconfianza.
Ann Lindstrand, jefa de la unidad del Programa Esencial de Inmunización (como se conoce ahora al PAI) de la OMS y coautora del estudio, explica que durante la pandemia, en cierta forma se “transfirió la desconfianza” que había respecto a las vacunas contra el Covid hacia la vacunación rutinaria, un efecto que aún dura en la actualidad, lo que se suma a que los esfuerzos y recursos sanitarios se concentraron en combatir el coronavirus. Así, detalla, la cobertura de la tercera dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP, el indicador global de la cobertura vacunal), que en 2019 llegaba al 86%, cayó al 81% en 2021, y aunque ha experimentado cierta recuperación —el 84% en 2022—, no ha llegado a los niveles prepandémicos, dejando a 20,5 millones de niños expuestos a enfermedades prevenibles mediante vacunación. “Muchos países ya se han recuperado, pero muchos otros de renta baja y de África aún no han vuelto a los niveles [de vacunación] anteriores a la pandemia”, afirma Lindstrand, en videollamada desde Ginebra. Frente a la desconfianza, llama a “construir una confianza temprana en la vacunación y en la ciencia, comunicando en las escuelas su valor”.
El estudio destaca que la del sarampión es la inmunización que más ha contribuido a salvar vidas en todos los contextos, al evitar 94 millones de muertes, lo que la OMS cuantifica en 5700 millones de años de vida. Sin embargo, desde el organismo de la ONU han expresado su preocupación por el repunte de brotes en todo el mundo, que va de la mano con la reducción de la cobertura vacunal durante la pandemia. En 2023, los casos aumentaron en un 79% respecto al año anterior, con brotes grandes en 51 países. La proporción de niños que habían recibido una primera dosis de la vacuna contra el sarampión en 2019 era del 86%, porcentaje que cayó al 81% en 2021. En 2022, había subido hasta el 83%, pero seguía por debajo del nivel prepandémico, con 22 millones de niños completamente desprotegidos de una enfermedad que, pese a parecer leve en los países desarrollados, “es muy contagiosa y mortal, y reaparece en cuanto se baja la guardia en cuanto a cobertura”, recuerda Lindstrand. Ese año se produjeron nueve millones de casos y 136.000 muertes por una infección que es “completamente prevenible”, ha subrayado por su parte Kate O’Brien, directora del Departamento de Inmunización de la OMS, en una conferencia de prensa virtual desde Ginebra. Aunque la desinformación y los movimientos antivacunas han jugado cierto papel en el descenso de la cobertura, O’Brien ha afirmado que la causa principal es la “falta de acceso de todos los niños en cada pueblo o aldea a los programas de vacunación”.
Según los datos del informe, la vacunación es directamente responsable del 40% de la caída de la mortalidad infantil a nivel global en el medio siglo analizado, porcentaje que llega al 52% en África. En 2024, un niño menor de 10 años tiene un 40% más de probabilidades de sobrevivir hasta su próximo cumpleaños, comparado con un escenario hipotético de no vacunación histórica. Esta mayor probabilidad de supervivencia se observa incluso hasta bien entrada la edad adulta. El estudio destaca que menos del 5% de los niños en todo el mundo tenían acceso a la inmunización rutinaria cuando se lanzó el PAI. Hoy en día, el 84% de los lactantes están protegidos con tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP). El estudio calcula que por cada vida salvada en este medio siglo, se ganaron de media 66 años de salud plena, lo que se traduce en 10.200 millones de años de plena salud ganados, es decir, los años ajustados en función de la discapacidad evitada. La prevención de la poliomielitis ha sido especialmente importante en cuanto a que estos años de vida se desarrollen sin discapacidad.
Logística
“A escala mundial, es en África donde queremos ver los mayores avances en las próximas dos décadas, porque están rezagados en cobertura en comparación con muchas otras regiones”, expone Lindstrand. “Y también existe el problema constante de llegar a las zonas más vulnerables del mundo, a las comunidades perdidas, a los llamados ‘niños de dosis cero’ porque nunca han recibido ninguna vacuna, siguen siendo demasiados”, añade. Para la pediatra y experta en salud pública, “invertir en atención primaria es realmente lo más difícil: necesitamos personal sanitario e instalaciones de atención primaria. Tenemos que tener la logística para que la vacuna pueda llegar. Y esto es especialmente difícil en África, donde el crecimiento de la población exige que se atienda a cada vez más niños”. Para aumentar la cobertura de inmunización, cuentan con socios como Unicef, que trabaja para distribuir vacunas hasta el último kilómetro, en comunidades remotas. El director asociado de Salud y jefe mundial de Inmunización de este organismo, Ephrem Tekle Lemango, ha llamado en la rueda de prensa a un futuro en el que “la infraestructura de atención primaria de salud que suministra estas vacunas sea lo suficientemente fuerte como para llegar a todas las personas que las necesitan”.
El informe, que se publicará en la revista médica The Lancet, conmemora el medio siglo del programa que estableció el calendario vacunal, y trata de cuantificar el impacto de la vacunación contra 14 patógenos (difteria, Haemophilus influenzae tipo B, hepatitis B, encefalitis japonesa, sarampión, meningitis A, tos ferina, enfermedad neumocócica invasiva, poliomielitis, rotavirus, rubéola, tétanos, tuberculosis y fiebre amarilla) incluidos en el mismo en la salud pública mundial y regional desde su inicio, utilizando un conjunto de modelos matemáticos y estadísticos. Para ello, los autores calcularon la mortalidad y la morbilidad evitadas para cada cohorte de edad en relación con un escenario hipotético de no vacunación histórica, y utilizaron estos resultados para estimar la contribución de la vacunación al descenso mundial de la mortalidad infantil.
“Las vacunas están entre los inventos más poderosos de la historia, convirtiendo enfermedades que antes eran temidas en prevenibles”, ha valorado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante la conferencia de prensa. “Gracias a las vacunas, la viruela ha sido erradicada, la polio está a punto, y con el desarrollo más reciente de vacunas contra enfermedades como la malaria y el cáncer de cuello uterino, estamos haciendo retroceder las fronteras de la enfermedad. Con investigación, inversión y colaboración continuas, podemos salvar millones de vidas más hoy y en los próximos 50 años”, ha declarado. La presentación se ha hecho coincidir con el inicio de la Semana Mundial de la Inmunización (del 24 al 30 de abril), durante la cual, la OMS, Unicef, Gavi (la Alianza para la Vacunación) y la Fundación Bill y Melinda Gates han presentado Humanamente posible, una campaña conjunta de comunicación que hace un llamamiento a los líderes mundiales para que promuevan, apoyen y financien las vacunas y los programas de inmunización.
Por Cecilia Jan
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