4 formas inesperadas de salvar a los koalas (que quizá funcionen)

Una enfermera veterinaria trata a un koala infectado por clamidia en el Currumbin Wildlife Hospital de Currumbin, Australia. (Chang W. Lee/The New York Times)
Una enfermera veterinaria trata a un koala infectado por clamidia en el Currumbin Wildlife Hospital de Currumbin, Australia. (Chang W. Lee/The New York Times)

Era primavera en Queensland, Australia, una estación en la que muchos animales salvajes se encuentran en apuros, y el Currumbin Wildlife Hospital era un hervidero de pieles y plumas.

Un cisne negro, aturdido, salió de la sala de rayos X y su cabeza se balanceaba sobre su largo cuello. Un zorro volador tenía una pequeña mascarilla anestésica. Un lorito arcoíris herido graznaba en su jaula. (“Muy enojado”, advertía un cartel).

“Vemos de todo”, dijo Michael Pyne, veterinario jefe del hospital. En el programa del día también figuraban tres águilas, dos pitones de alfombra, un mielero cariazul, una zarigüeya de orejas cortas y, según Pyne, “un montón de koalas”.

Más de una decena de koalas convalecían en recintos al aire libre, rodeando con sus brazos lanosos los troncos de los eucaliptos. A menudo, las salas estaban llenas; en 2023, el hospital admitió a más de 400 koalas, cuatro veces más que en 2010.

El aumento se ha debido en gran parte a la propagación de la clamidia, una infección bacteriana devastadora. Pero el hospital también atiende a más koalas con lesiones traumáticas, incluidas las que son causadas por autos y perros. Los koalas hambrientos y deshidratados acudían durante las sequías; los quemados aparecían tras los incendios forestales. En ocasiones, incluso aparecían koalas con heridas ocasionadas por vacas.

“Por eso están en peligro”, dijo Pyne. “Todo está en su contra”.

Michael Pyne, veterinario jefe del Currumbin Wildlife Hospital (Chang W. Lee/The New York Times)
Michael Pyne, veterinario jefe del Currumbin Wildlife Hospital (Chang W. Lee/The New York Times)

El koala, que durante mucho tiempo ha sido un icono australiano, se ha convertido en un desafortunado emblema de la crisis de biodiversidad del país. Los animales están amenazados por la deforestación, el cambio climático y las enfermedades infecciosas. Juntas, estas fuerzas ponen al koala en riesgo real de extinción. Aunque los koalas son muy difíciles de contar, los científicos calculan que en algunos lugares las poblaciones se han reducido hasta un 80%.

“No sabemos cuál es el umbral de no retorno”, dijo Tanya Pritchard, responsable de recuperación de especies y restauración paisajística del Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF por su sigla en inglés, en Australia. “Así que tenemos que actuar con bastante urgencia”.

Los científicos y los grupos conservacionistas están poniendo todo su empeño en el koala. Algunos siguen estrategias tradicionales que han probado su eficacia, como la protección de los hábitats del koala y la defensa de leyes de conservación más estrictas.

Otros intentan enfoques más experimentales, desde probióticos para koalas hasta drones para plantar árboles. Muchos de estos proyectos están en sus primeras fases y ninguno representa una solución completa. Pero, debido al amplio abanico de amenazas que enfrentan los koalas, salvarlos podría requerir el despliegue de todas las herramientas disponibles.

“En este momento”, dijo Pritchard, “cada koala cuenta”.

Estas son algunas de las herramientas que se han implementado.

Vacunas bajo la piel

La clamidia, una infección de transmisión sexual común en humanos, también está muy extendida en el reino animal. Se desconoce cómo se infectaron los koalas por primera vez, pero una posibilidad es que los marsupiales contrajeran la clamidia de las heces del ganado.

La enfermedad, que puede propagarse por contacto sexual y de madres a crías, se ha extendido de manera asombrosa en algunas zonas de Australia. La clamidia puede causar infecciones del tracto urinario, ceguera e infertilidad, lo que sugiere que los koalas podrían estar en peor estado de lo que indica su número cada vez menor. “¿Cuántos de esos koalas que están ahí fuera ya no pueden reproducirse porque la clamidia los ha vuelto estériles?”, señaló Pyne.

Los científicos colaboran con el Currumbin Wildlife Hospital de Currumbin, Australia, para probar una nueva vacuna contra la clamidia en koalas salvajes. Hasta ahora, la vacuna está produciendo “resultados bastante espectaculares”, dijo Ken Beagley, inmunólogo de la Universidad Tecnológica de Queensland que dirigió el desarrollo de la vacuna.

En dos estudios en curso se ha vacunado a más de 300 koalas en libertad, y muchas hembras vacunadas han tenido crías sanas, algunas de las cuales han tenido sus propias crías, explicó Beagley. “Ha sido mucho mejor de lo que esperábamos”, dijo.

Sin embargo, será difícil inmunizar a miles de koalas salvajes con la vacuna actual, que requiere dos inyecciones con 30 días de intervalo. Así que Beagley y sus colegas están desarrollando un implante de vacuna de liberación retardada, que podría inyectarse bajo la piel cuando un koala recibe su primera dosis. A lo largo de varias semanas, la pequeña cápsula absorbería agua de manera lenta y luego reventaría, administrando así la segunda dosis.

Dosis de buenos microbios

Los koalas son muy exigentes con la comida y tienen gustos muy poco comunes. “Se alimentan de una dieta bastante desagradable de hojas de eucalipto, rica en fibra, baja en proteínas y rica en toxinas”, explicó Michaela Blyton, ecóloga molecular y microbióloga de la Universidad de Queensland.

Vivir del eucalipto requiere una comunidad cooperativa de microbios intestinales, que ayudan a digerir las hojas. El trabajo de Blyton sugiere que estas comunidades microbianas están tan afinadas que pueden dictar cuál es la especie de eucalipto, de las muchas que hay en Australia, que puede comer cada koala. Esa especificidad microbiana podría explicar por qué los koalas a veces no pueden diversificar sus dietas, incluso frente a la inanición.

En un estudio de 2019, Blyton demostró que podía cambiar los microbiomas de los koalas, y ampliar sus dietas, dándoles trasplantes fecales de koalas que cenaban un tipo diferente de eucalipto. (Para realizar el trasplante, Blyton envasó muestras fecales de koalas donantes en pequeñas cápsulas, que se administraron por vía oral).

Ahora quiere utilizar el mismo método para mantener el equilibrio microbiano en koalas que toman antibióticos, que son el tratamiento de primera línea para la clamidia. Estos fármacos pueden alterar el microbioma intestinal y hacer que los koalas dejen de comer, con resultados que a veces son fatales. “Es difícil lograr la recuperación del animal, y muchas veces no podemos”, dijo Blyton, que colabora con Currumbin y otros hospitales de animales salvajes.

Blyton ha desarrollado una técnica para liofilizar muestras fecales de koalas sanos y obtener cápsulas estables que pueden ser administradas como una especie de probiótico oral para los koalas que tienen clamidia. Desafortunadamente, los resultados de los primeros ensayos indicaron que la administración de las cápsulas era estresante para los koalas enfermos. Así que Blyton está tratando de convertir las muestras fecales liofilizadas en un polvo que pueda añadirse a otros suplementos nutricionales que ya reciben los animales.

Despliegue de drones

Los koalas —animales sedentarios que viven en los árboles— son difíciles de detectar en libertad, lo que complica el seguimiento de sus poblaciones, la identificación de hábitats críticos y la protección de los animales frente a las amenazas.

Grant Hamilton, ecólogo cuantitativo de la Universidad Tecnológica de Queensland, ha desarrollado un nuevo sistema de detección de koalas basado en inteligencia artificial. Un dron equipado con una cámara térmica sobrevuela las copas de los árboles en busca de bolsas de calor corporal ocultas bajo las copas. Algoritmos de aprendizaje automático procesan rápidamente las imágenes y cuentan los koalas. A continuación, los científicos utilizan modelos estadísticos para calcular la población total de koalas en una zona determinada.

Los científicos están enseñando a grupos conservacionistas locales a volar los drones en sus propios barrios. Hamilton y sus colegas analizarán entonces los datos para ayudar a estas organizaciones a identificar hábitats críticos de koalas que podrían beneficiarse de la protección o la restauración. “Podemos utilizar la inteligencia artificial para ayudar a la gente a gestionar sus patios o parques”, explicó. “Es una idea realmente apasionante”.

La WWF en Australia, que actualmente lleva a cabo una campaña para salvar o plantar dos mil millones de árboles para 2030, está experimentando con el uso de drones para la restauración de hábitats. En el transcurso de ocho horas, un solo dron para plantar árboles puede esparcir unas 40.000 semillas por el paisaje.

Los drones no son adecuados para todos los entornos, pero ofrecen una manera de “ampliar este trabajo”, dijo Pritchard. “Para mí, es un poco simbólico de nuestra propia situación”, añadió. “Si no podemos salvar al koala, como nuestra especie más importante y más querida, ¿qué significa eso para nuestra propia situación y la salud de nuestros propios hábitats?”.

La energía solar y el entusiasmo de la gente

A pesar de las amenazas a las que se enfrentan, los koalas tienen algo a su favor. “Son uno de los animales más bonitos de la Tierra”, dijo Romane Cristescu, ecologista de la Universidad de Sunshine Coast.

Para aprovechar el afecto natural del público por los koalas, ella y sus colegas están desarrollando una serie de herramientas tecnológicas, entre ellas unas marcas auriculares de localización alimentadas por energía solar que envían datos a una aplicación móvil. La aplicación, aun en fase de prueba, pretende ayudar a los australianos a conocer a los koalas que viven en sus barrios: “adónde van, con quién se encuentran, sus hijos, su novio”, dijo Cristescu. “Vamos a decirle a la gente: ‘Eh, mira, ese koala tiene una vida’”.

Cristescu espera que las personas que desarrollen vínculos con sus koalas locales se sientan más inclinadas a apoyar los esfuerzos de conservación y a cambiar sus propios comportamientos, como optar por no talar los árboles de sus patios. “Sentimos mucha más empatía por un koala que tiene un nombre y una historia”, dijo.

La aplicación también anima a los usuarios a registrar los avistamientos de koalas y a informar de koalas enfermos, datos que pueden enviarse a científicos y equipos de atención a la fauna salvaje.

Cristescu, que también dirige un programa de investigación que utiliza perros adiestrados para olfatear koalas y sus excrementos, dijo que las marcas auriculares podrían utilizarse con otros fines. Tras los catastróficos incendios forestales de Australia en 2019 y 2020, su equipo utilizó perros y drones para encontrar y rescatar koalas heridos. Las etiquetas auriculares de seguimiento de ubicación podrían proporcionar una forma más rápida de encontrar koalas en peligro, señaló.


Emily Anthes
es una reportera de ciencia; se enfoca primordialmente en la salud animal y ciencia. También ha cubierto la pandemia de coronavirus. Más de Emily Anthes


Chang W. Lee
ha sido fotógrafo del Times durante 30 años, cubriendo acontecimientos en todo el mundo. Actualmente reside en Seúl. Síguelo en Instagram @nytchangster Más de Chang. W. Lee

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