"Ángela Daniela viva ya no está"
QUERÉTARO, Qro., mayo 7 (EL UNIVERSAL).— A lo lejos se ven las camisetas blancas de los voluntarios que buscan en el terreno, en el cual algunas versiones señalan fueron arrojados los restos de Ángela Daniela, adolescente de 16 años, desaparecida desde hace poco más de un mes en el municipio de El Marqués, en el estado de Querétaro.
La abuela de la joven, Gabriela Sánchez, dice que han perdido la esperanza de encontrar con vida a su nieta. Por el contrario, el fiscal general del estado, Alejandro Echavarría Cornejo, comenta que busca con vida a Ángela, no la dan como persona sin vida.
En las labores de búsqueda de Ángela Daniela participan voluntarios de la Comisión Local de Búsqueda de Personas del Estado de Querétaro y elementos policiales, apoyados con perros de rastreo. El terreno, cubierto de mezquites y organillos, es extenso.
Gabriela traga saliva, mientras sus ojos contemplan el campo y se humedecen. Luego, con resignación dice que sabe que no encontrará a su nieta con vida. Lo único que desea es encontrar sus restos.
Dice que llevan tres días buscando en los terrenos cercanos al fraccionamiento La Pradera, en El Marqués, en donde vivía Ángela, quien fue vista por última vez el 21 de marzo, aunque su ausencia se reportó oficialmente hasta el día 31 de ese mes.
El terreno en donde buscan está en la parte posterior de una tienda de autoservicio. Está rodeado por malla ciclónica, aunque en algunas partes está rota.
"En búsqueda de mi niña tenemos tres días. En este terreno, dos días. El otro día fue cerca de los pozos que están arriba de La Pradera. Ahí fue el primer día. No hemos encontrado nada. Supimos dónde buscar por la declaración de una persona que nos la habían venido a tirar aquí.
"Viva ya no está [...] ahora es sólo recuperar lo poquito o mucho que nos dejaron, para recuperarla [...] una chavita que empezaba a vivir", señala la mujer.
Agrega que ayer viernes fueron muchos voluntarios para ayudar en la búsqueda de su nieta.
María Fernanda Jiménez, madre de Ángela, se acerca a donde está su madre y su hermana. Viene acompañada de personal del Instituto Queretano de las Mujeres (IQM) y de la Defensoría de los Derechos Humanos de Querétaro (DDHQ). Vienen de revisar el terreno.
También ha perdido la esperanza de encontrar con vida a su hija. "Según [las autoridades] después de que declaró una persona vinieron a hacer un peinado en la zona, pero no encontraron rastros ni hemáticos ni biológicos", indica.
María Fernanda luce tranquila, pero debe lidiar con el dolor que siente. Por ahora debe concentrarse en encontrar a su hija. "Ya habrá tiempo luego para sacar lo que lleve dentro", precisa.
Fernando Rodríguez es voluntario en la búsqueda de Ángela. Dice que él sabe el dolor de no encontrar a un ser querido. Su sobrino desapareció hace unos años. Fue localizado días después. Dijeron que había sido atropellado y murió. Por empatía con la familia y por conocer la pena de tener a un desaparecido, se integró a la búsqueda.
Hay que buscar señales de tierra recién removida, montículos, cosas que se vean raras, tierra suelta, huellas.
Fernando se acerca a una hondonada en el terreno. El lugar, señala, puede ser idóneo para esconder algo. A lo lejos, desde el interior de esa depresión no se alcanza a ver nada hacia el exterior. Apenas se ve una grúa que se usa en la construcción de un edificio en la zona.
El joven escarba un montón de tierra que se ve recién removida, pero es superficial. Unas paladas más y descubre que la tierra está dura unos centímetros bajo la superficie. Ahí no hay rastros de nada fuera de lo normal.
"Según dijeron algunos aquí vinieron a dejar los restos de la muchacha, pero hasta ahora no hemos encontrado nada", apunta el joven mientras clava la punta de la pala en la tierra.
Más allá observa un montículo de tierra con ramas secas encima. Remueve todo por unos minutos. Luego deja de buscar. No es nada. Pero todo se debe remover.
Se usan perros de rastreo en la búsqueda. Primero uno de la policía. Luego uno de los bomberos. Han rastreado durante una hora y están cansados.
Los buscadores también están exhaustos. Las altas temperaturas pasan factura. Se toman un descanso. Son pocos los comentarios. Están en silencio. Apenas intercambian palabras.
Cuando la abuela de Ángela y su tía intercambian opiniones con un par de policías que se suman a la búsqueda se acerca una camioneta color negro.
Desciende un hombre que se identifica como empleado del dueño del terreno, quien pregunta si han localizado algo.
La abuela de la menor dice que no. Luego, el hombre les dice que cuentan con todo el apoyo del dueño del terreno, que pueden buscar el tiempo que sea necesario.
El sujeto también les comenta que hay un baño para quien lo necesite y expresa su solidaridad con ellos.
Mientras, la familia de la joven sigue buscando, con la esperanza de encontrarla, aunque creen que será sin vida.