El deporte en tiempos de crisis: entre el ajuste y la improvisación

Lali Espósito, ¿abanderada de los reclamos?
Lali Espósito, ¿abanderada de los reclamos? - Créditos: @Sebastián Domenech

A un mes del debut, la cordobesa Noelia Martínez, igual que otros, fue informada de que el Estado pagaría solo cuatro pasajes y que debía gestionar ella misma su viaje si quería representar al país en el Sudamericano de Atletismo Indoor de Cochabamba, Bolivia, una de las pocas chances de sumar puntos para el ranking internacional. Por fin en forma, tras dos años de lesiones, Noelia sumó ayuda ajustada (provincial y municipal). Abarató volando casi sin equipaje de Buenos Aires a Salta. Luego micro a Tarija y nuevo avión a Cochabamba. La vuelta fue avión, remise, bote, micro y vuelo final a Buenos Aires. “Me sentí como una hippie”, me dice resignada. Llegó agotada para competir en altura. Aun así, ganó medalla de plata en los 400 metros. Su cuerpo explotó a la vuelta. Una resonancia magnética cuesta doscientos mil pesos.

Como otros atletas, Noelia había viajado al Sudamericano anterior con ayuda del influencer Santiago Maratea. Pero los recortes presupuestarios del nuevo gobierno agravan hoy el cuadro. El lunes pasado, las selecciones de hockey pista fueron notificadas a un mes del debut que no hay dinero para viajar al Panamericano de marzo próximo en Canadá. Las mujeres obtuvieron siempre un podio en los últimos quince años, y en 2011 incluso se clasificaron al Mundial, al igual que los varones en 2021. “Silencio y ninguneo”, lamentaron las jugadoras, que ahora piden apoyo por las redes. “Se entiende la crisis, pero no un aviso tan tardío”, me dice Juli Ríos, la última capitana.

Hay más. Iván Nikolajuk, Kevin Sabado e Iván Knorr lanzaron colectas y sorteos para poder competir en el Sudamericano de tiro con arco de marzo en Brasil y en el Campeonato Panamericano de abril en Colombia. Su Federación, avisó el Estado, no recibirá “ningún tipo de apoyo económico” en 2024. Otra tiradora, campeona nacional y panamericana, lanzó un “bono-contribución” para viajar también ella al Sudamericano de Brasil, categoría Sub 21. “Hola, soy Guillermina González”, se presenta en sus redes. Y acompaña su currículum. Hay atletas que tomaron ellos mismos el pico y la pala para trazar una pista en la altura de Cachi, en Salta, promesa incumplida por las autoridades.

El remero Ariel Suárez, triple oro Panamericano, diploma olímpico y Premio Konex, contó días atrás que él mismo está “mendigando” para ayudar a conseguir alojamiento al equipo nacional que competirá en el Sudamericano de Remo en Río de Janeiro. Conocido también porque en plena pandemia violó el confinamiento para entrenarse en el Tigre, Suárez, cercano a Patricia Bullrich, y que fue citado en enero como posible candidato a Secretario de Deportes, había saludado eufórico el inicio del nuevo gobierno. “Gracias Javier Milei por no mentirnos”. “Sí se puede”. El último jueves subió a Instagram una imagen de un hombre en balsa con una bandera que decía “SOS” y un texto durísimo. “Deporte sin conducción y a la deriva”. A 160 días de los Juegos Olímpicos de París, agregó, “estamos en bolas” y ni siquiera hay Subsecretario de Deportes. “Sólo les interesa la Sociedad Anónima en los clubes de fútbol”.

Daniel Scioli, ex menemista, ex K, ahora flamante secretario de Turismo, Ambiente y Deportes (su designación precipitó la renuncia de Ricardo Schlieper, subsecretario de Deportes de la mano de Mauricio Macri), se fotografió días atrás con representantes de 777 Partners, firma de Miami, y dueña de Genoa (Italia), Standard Lieja (Bélgica), Red Star (Francia), Vasco da Gama (Brasil) y Hertha (Alemania) y con acciones en Sevilla (España) y Melbourne Victory (Australia). “Es el primer grupo que se presenta oficialmente” por el proyecto de Clubes SAD, me dice Guillermo Toffoni. El agente FIFA me cuenta que él es “el referente” del gobierno de Milei “para el desembarco de inversores”, a la caza de nuestros clubes centenarios.

Daniel Scioli, nuevo secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, junto a Javier Milei y Guillermo Francos, en la Casa Rosada
Daniel Scioli, nuevo secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, junto a Javier Milei y Guillermo Francos, en la Casa Rosada

La AFA y los clubes se oponen, pero no hay futbolistas de peso que reclamen contra el proyecto que pretende convertir en SAD a nuestras Asociaciones Civiles. Un modelo con agujeros, sí, pero que ganó títulos mundiales y tiene cracks en todo el mundo, además de formar y contener a miles de pibes en tiempos de tejidos sociales rotos. Tampoco hay hoy figuras olímpicas (algo así como una Lali Espósito del deporte) que se quejan por ajustes que afectarán, ante todo, a los atletas del segundo pelotón. Las mejores becas (duplicada en algunos casos) andan cerca de los 400 dólares. Otras atadas al salario mínimo. Dañadas, además, por un presupuesto superdevaluado que, crisis mediante, recorta viajes y programas de formación. ¿Y la voz del Comité Olímpico Argentino? ¿Quién representa a los atletas? Me cuentan que el dinero, escaso, privilegiará ante todo a la élite que viajará a París.

El deporte inspira y ofrece emociones populares. Pero se convierte en un mundo crudo y cerrado cuando el negocio del resultado divide entre ganadores y perdedores. También otras artes (músicos, escritores, etcétera) pueden ser parte de un “negocio”. Pero, además de entretener, esas artes, su expresión, suele confrontar al poder establecido. Recordarnos a los expulsados del sistema. Incomodarnos. En 2017, Donald Trump también quiso imponer recortes a la cultura y a las artes en los Estados Unidos. “Necesitamos las artes”, le respondió un crítico en The New York Times, “porque nos hacen mejores seres humanos. Pero también las necesitamos como factor de protección contra el autoritarismo”.