Denis Villeneuve y Timothée Chalamet: la dinastía de ‘Duna’

Denis Villeneuve, a la izquierda, con Timothée Chalamet en Los Ángeles, el 5 de febrero de 2024. (Chantal Anderson/The New York Times)
Denis Villeneuve, a la izquierda, con Timothée Chalamet en Los Ángeles, el 5 de febrero de 2024. (Chantal Anderson/The New York Times)

LOS ÁNGELES — El director Denis Villeneuve y el actor Timothée Chalamet entraron a la habitación hablando el uno con el otro en un francés rápido. Villeneuve es de Quebec; Chalamet nació en Nueva York, pero tiene doble nacionalidad estadounidense y francesa. Juntos forman un dinámico equipo, vestidos casi idénticos de color negro de pies a cabeza, aunque las capas de cuero brillante de Chalamet son más llamativas. El tema del día es el genocidio galáctico y los mesías dudosos, temas centrales de “Duna: Parte dos”, la segunda entrega de su cerebral epopeya espacial basada en la novela de 1965 de Frank Herbert. Sin embargo, la pareja es propensa a los ataques de risa.

“No nos veíamos desde hace tiempo, así que es como si estuviéramos de vacaciones”, se disculpa Villeneuve, de 56 años, cambiando al inglés. Cuando llega el café a la habitación del hotel Four Seasons en Los Ángeles, los dos chocan las tazas. “Esta es nuestra especia”, se ríe Villeneuve, refiriéndose a la sustancia psicodélica que solo se encuentra en el planeta Arrakis.

En “Duna”, la especia es el recurso más valioso del universo. Herbert la concibió como un polvo brillante con el poder de expandir las mentes, impulsar los viajes interestelares e incitar sangrientas batallas por su distribución. Si combináramos los efectos de fusión cerebral del peyote, la lucha geopolítica por el petróleo y la violencia del contrabando de la era de la Prohibición y se multiplica por el número de estrellas en el cielo, nos haríamos una idea.

La “Duna” anterior, estrenada en 2021, ganó seis premios Oscar. Llegaba a su clímax con el protegido vástago de Chalamet, Paul Atreides, secuestrado del complejo minero de especias de su familia y abandonado a su suerte en el abrasador desierto de Arrakis, patrullado por gusanos de arena con colmillos del tamaño del edificio Empire State. Para sobrevivir a la “Parte dos”, la madre de Paul, Jessica (Rebecca Ferguson), anima a los Fremen, una tribu de habitantes del desierto, a creer que su hijo es su esperado salvador. El peligro es que Paul también se deje convencer, incluso cuando la especia alucinógena le infunde visiones de una yihad que se libra en su nombre.

Material pesado. No es que les pese. Mientras Chalamet, de 28 años, sonreía, dijo: “La gran ironía de trabajar con un maestro como Denis es que no es una experiencia pomposa”. Los dos hablaron más sobre la próxima posible secuela, la imposible búsqueda de la perfección en la pantalla y esos infames botes de palomitas de “Duna”. A continuación, fragmentos editados de nuestra conversación.

P: La gente ha descrito su dinámica como la de un padre y un hijo. ¿Así se sienten ustedes?

Denis Villeneuve, a la izquierda, con Timothée Chalamet en Los Ángeles, el 5 de febrero de 2024. (Chantal Anderson/The New York Times)
Denis Villeneuve, a la izquierda, con Timothée Chalamet en Los Ángeles, el 5 de febrero de 2024. (Chantal Anderson/The New York Times)

DENIS VILLENEUVE: Al principio, sentí mucha empatía por Timothée, que daba un paso al frente en una producción de esa envergadura. Tiene la edad de mis hijos, y yo trataba de encontrar la manera de cuidar de mi nuevo amigo. Quizá sí fui paternalista.

TIMOTHÉE CHALAMET: Yo estaba agradecido. La escala era tan grande, y los actores eran todos unos titanes. Sentí un aura de protección.

VILLENEUVE: Cuando entró en el plató de la “Parte dos”, era totalmente diferente. Mucho más confiado. Mucho más sólido. Ya no le impresionaba el tamaño de las cosas. ¡Estabas curtido!

CHALAMET: ¡No!

VILLENEUVE: Es la primera vez que tengo la oportunidad de ver crecer a un artista delante de una cámara. Es muy conmovedor.

P: Entraron a la habitación hablando francés. ¿Lo utilizaron en el plató como un lenguaje entre ustedes?

VILLENEUVE: Sí. Era la forma en que podíamos encontrar intimidad en el caos. Era nuestro paisaje protegido. Un segundo lenguaje secreto.

CHALAMET: Lo dijo perfectamente. Nuestra burbuja.

P: El público podría haber salido de “Duna: Parte uno” pensando: “Este Paul Atreides es estupendo, estoy deseando ver cómo se apodera del planeta”. Aquí es donde aparece la desilusión.

VILLENEUVE: Frank Herbert quería que el libro fuera un cuento con moraleja, una advertencia contra los líderes religiosos carismáticos. Sintió que había fracasado porque la gente malinterpretó sus intenciones. Así que escribió “El mesías de Duna”, un epílogo en el que se aseguró de que se vieran sus ideas. Creo que la película es más trágica y dramática que el libro porque se acerca más a las intenciones de Frank.

P: Has hablado de filmar “El mesías de Duna”, basada en la segunda novela “Duna” de Herbert, que retoma la historia doce años después del inicio del reinado de Paul como emperador del Universo Conocido. Bajo su mando, 61.000 millones de personas han muerto.

VILLENEUVE: [Le dice una grosería a Chalamet].

CHALAMET: ¡Yo no lo escribí!

P: Pero estás esperando a que Timothée sea mayor. Dentro de seis años, ¿le esconderás la crema solar para que envejezca más rápido?

VILLENEUVE: Siempre se verá joven. Tendremos que usar la magia de la IA.

P: Sin embargo, las visiones de Paul sobre el futuro no son lo que ocurrirá, sino lo que podría ocurrir.

VILLENEUVE: Sí. Traté de asegurarme de que, de alguna manera, se pudiera explicar científicamente lo que está sucediendo. Paul es un joven que es hipersensible a un alucinógeno... no, ¿psicótico?

CHALAMET: Psicotrópico.

VILLENEUVE: Una sustancia psicotrópica que da una idea del futuro. No quería que el personaje dijera: “De acuerdo, va a ocurrir en cinco minutos, me tomaré un café ahora”. Como los sueños raros, son místicos, son enigmas. Lo más importante cuando soñamos no son las imágenes, sino las emociones.

P: La especia de Frank Herbert era la psilocibina. Se aficionó a los hongos mucho antes de que las microdosis se volvieran populares.

VILLENEUVE: Es que vivía en California…

CHALAMET: ¡En la década de 1960!

VILLENEUVE: Fue producto de su época.

P: Pero la gente también lo llama una persona adelantada a su tiempo que predijo elementos de nuestro futuro. ¿Qué diría sobre el presente?

VILLENEUVE: Diría: “¡Se lo dije a todos!”.

CHALAMET: “Se lo advertí…”

VILLENEUVE: Da miedo lo preciso que fue.

P: “Duna” existe en un mundo posinformático. Las computadoras fueron destruidas y todo el mundo decidió no reconstruirlas.

VILLENEUVE: Prohibieron la IA y la computadora. Intentan aumentar las capacidades humanas biológicamente, en lugar de contar con máquinas externas. “Duna” no es una película de ciencia ficción. Trata más sobre abrazar una nueva cultura. Para mí, es más interesante explorar la caminata por la arena. Es más poético y cinematográfico que una nave espacial.

P: Con ese espíritu, se rodó en locaciones físicas en Jordania y Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), para representar un planeta en el que solo es seguro salir al amanecer y al atardecer. Eso debe implicar rodar escenas en un periodo estrecho de luz solar... ¡Todo debe ser rápido!

CHALAMET: Desde luego. Esas escenas con Chani [el interés amoroso de Paul, interpretado por Zendaya], las rodábamos al amanecer —a veces durante tres días— porque tienes 30 minutos o una hora.

VILLENEUVE: Gran parte del crédito es de los actores, porque el director de fotografía [Greig Fraser, que ganó un Oscar por la primera parte de “Duna”] y el director son testarudos y quieren una luz precisa que existe durante diez minutos. Yo no quería hacer concesiones. Hay escenas que en pantalla parecen muy sencillas, pero que se rodaron en varios entornos diferentes solo para asegurarnos de que teníamos la roca adecuada con el color adecuado a la hora del día con el sol preciso. Se construyó como un rompecabezas.

P: Sin embargo, tengo la impresión de que permites un poco de imperfección para equilibrar la grandeza. Aquí, Florence Pugh lleva un tocado de cadenas que cae por su nariz. Otro director podría haber saltado entre tomas diciendo que se debe arreglar eso, enderezarlo, hacerlo perfecto. Tú elegiste no hacerlo.

VILLENEUVE: [Luce preocupado].

CHALAMET: Va a ir a editarlo en este momento.

VILLENEUVE: No, no. Es un equilibrio entre la perfección y la vida. La vida es un caos. Soy bastante TOC, pero la actuación siempre prevalecerá. Sé exactamente de qué hablas. Buen ojo. Leonard Cohen dice que, cuando hay una grieta en algo, ahí es donde entra la luz. Creo en eso. Una parte de mí intentó hacerlo perfecto. Pero la vida es más fuerte y prefiero eso.

P: Las imperfecciones hacen que este mundo parezca humano.

VILLENEUVE: Me conmueve lo que dices porque es algo que me interpela. A veces sé que el movimiento de la cámara no es absolutamente perfecto, pero hay algo en la actuación que me rompe el corazón. No me importa. Elegiré esa toma porque me parece más poderosa.

P: Timothée, una vez dijiste que cuando Denis tenía [una copia del libro] “Duna” en sus manos, su lenguaje corporal era el de un niño pequeño. ¿A qué te refieres?

CHALAMET: Simplemente muy entusiasta y juguetón. Se tomaba su tiempo para pensar las cosas o consultar el libro. Incluso Austin Butler cuenta en entrevistas que creía haber encontrado la voz de Feyd-Rautha [el sádico némesis de Paul], y entonces Denis le dijo: “Déjame soñar con eso”.

VILLENEUVE: Tonterías. No está aquí, podemos decirlo.

CHALAMET: Pero el entusiasmo total de Denis inspira a todos en el plató. Todos los actores y miembros del equipo quieren que se sienta orgulloso.

VILLENEUVE: El cine es un acto de presencia, un acto de apertura total. Sé que en el plató parezco un niño de 4 años —soy consciente de ello—, pero divertirme con los juguetes es mi forma de hacer cine.

P: Hablando de eso, el internet parece intimidado por el recuerdito de los botes de palomitas en forma de gusano de arena.

[Chalamet le lanza una mirada rápida a Villeneuve. Ambos ríen nerviosos].

VILLENEUVE: No quiero hacer bromas estúpidas ahora que lamentaré mañana por la mañana. Pero sí diré esto. Cuando lo vi, pensé: “Caray”. ¡Qué locura! Al mismo tiempo, creó mucha diversión en línea. ¿Así que quizá sea algo positivo? Es un diseño…impresionante.

P: Respeto las decisiones audaces.

CHALAMET: No sé si alguien está ahora mismo en casa diciendo: “Mi diseño ha funcionado a la perfección y todo el mundo habla de él”. O si alguien está brutalmente ofendido por la respuesta.

VILLENEUVE: A fin de cuentas, parece que el bote trajo muchas risas y alegría, lo que creo que es...

CHALAMET: Algo que necesitamos…

VILLENEUVE: Pero yo no…

CHALAMET: No participaste personalmente en el proceso de diseño.

VILLENEUVE: ¡Creí que estabas involucrado!

CHALAMET: ¡Fue mi idea!

[Ambos se ríen].

c.2024 The New York Times Company