La defensa de Avdivka se enfrenta al desgaste por la ofensiva rusa y mal tiempo, según la voluntaria Yana Statna

Leópolis (Ucrania), 19 nov (EFE).- La voluntaria Yana Statna apenas reconoce ya la ciudad de Avdivka tras los daños sufridos por las bombas y los drones rusos, mientras que los soldados ucranianos están luchando, según dice, "a un gran coste" para repeler los ataques de la infantería enemiga en medio de unas condiciones meteorológicas cada vez peores.

Esta joven ucraniana lleva más de un año transportando comida a los residentes que quedan en Avdivka y equipos para las fuerzas armadas que defienden la asediada localidad del este de Ucrania.

Fue allí donde celebró este sábado su vigésimo octavo cumpleaños, a pesar del creciente peligro por los intentos rusos por capturar la ciudad que muchos consideran "la puerta a Donetsk".

"Todos los que intentan entrar en la ciudad a la luz del día están condenados a que los ataque un dron ruso", dice Statna a EFE por teléfono desde su base temporal en la región oriental.

Menos de seis kilómetros separan ahora a los dos grupos de efectivos rusos que están intentando cortar la única carretera de entrada desde el oeste, presionando por el norte y por el sur, y la vía, de 22 kilómetros de largo, está llena con los restos de los coches y equipos destruidos.

Esto no para a Statna y a otros voluntarios civiles que intentan abastecer a los 1.400 vecinos que quedan en Avdivka, de unos 30.000 habitantes antes de la invasión, los cuales tratan de aferrarse a lo que queda de su vida anterior, mientras se refugian en sótanos oscuros y fríos.

"Puede que algunos estén esperando a los rusos pero muchos están simplemente desesperados y no tienen amigos o familiares en otros sitios que les puedan acoger", explica Statna.

Una mujer se negó a abandonar Avdivka a menos que pudiese llevar consigo a sus 12 gatos y cinco perros.

"Les llevamos agua, pan y salchichas, cualquier cosa que pueda ser consumida sin apenas necesidad de cocinar", dice Statna y apunta a que el humo de las estufas de leña convierte los refugios en objetivos para los rusos.

Los drones que sobrevuelan la ciudad permiten a los rusos observar todo lo que ocurre y atacar casi de inmediato, por lo que moverse con rapidez es clave para la supervivencia.

Debido al frío y a los bombardeos, cada vez más vecinos están dispuestos a dejar la ciudad. "Los bombardeos hacen que los bloques de viviendas colapsen como un castillo de naipes, con el riesgo de dejar a todos enterrados en los sótanos", explica Statna.

Aunque las fuertes lluvias y la niebla hacen que sea más fácil entrar en Avdivka sin que lo detecten los rusos, también dificulta la tarea de los defensores del perímetro urbano.

"Con este tiempo, los drones no pueden ofrecer una vista clara del campo de batalla. Nuestros chicos se quedan ciegos. Los rusos están muy bien equipados con dispositivos de visión térmica y siguen atacando en pequeños grupos de infantería de entre 10 y 15 soldados", señala la voluntaria.

Con los rusos avanzando gradualmente, los combates se producen ahora en el cinturón industrial de la ciudad. Algunos de los lugares que visitó Statna este sábado estaban a sólo un kilómetro de las hostilidades y podía oír claramente los disparos.

"Nuestros soldados han logrado matar allí a miles de rusos pero a pesar de ello (la situación) es muy complicada allí. Nuestros chicos llevan más de un mes teniendo que repeler los ataques intensificados y están muy cansados", plantea.

"Mientras que los rusos envían a alcohólicos y a presos comunes a morir, nosotros perdemos a nuestras mejores personas, a aquellos que se supone que ayudarán a desarrollar nuestro país", lamenta.

Lo que más necesitan los soldados para defender la ciudad son drones de tipo FPV, coches y equipamiento antidrones, que Statna compra y entrega gracias a los donativos que recibe de cientos de ucranianos.

Mientras la situación empeora de día en día, los donativos también aumentan y Statna tiene previsto regresar pronto con nuevas entregas.

"Venimos a Avdivka porque hay ucranianos en ella que necesitan nuestra ayuda. Si paramos por el peligro, esto significaría que nos dejamos quebrar por los rusos", subraya.

Rostyslav Averchuk

(c) Agencia EFE