El declive de Al Qaeda no tiene fin: del 11-S a quedar descabezada

Dentro de poco más de un mes se van a cumplir 21 años de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. Un acontecimiento que paralizó al mundo y cambió de forma radical la seguridad en la mayoría de países. Estos atentados encumbraron a Al Qaeda como principal red terrorista global, pero al mismo tiempo supusieron el principio de su declive.

Y es que se convirtieron en el objetivo número 1 de la inteligencia estadounidense, que lleva más de dos décadas intentando descabezar a una organización que en todo este tiempo ha ido perdiendo influencia global, al tiempo que han ido desapareciendo sus principales líderes.

Ayman al Zawahri, último líder de Al Qaeda asesinado por Estados Unidos. (AP Foto/B.K.Bangash, archivo)
Ayman al Zawahri, último líder de Al Qaeda asesinado por Estados Unidos. (AP Foto/B.K.Bangash, archivo)

El último de ellos ha sido Ayman al-Zawahiri. El que era actualmente el líder de la organización y el cerebro detrás de los atentados de 2001, ha muerto por un ataque de la CIA en Kabul con un dron, tras 10 años desaparecido.

Antes de él, fue Abdulá Ahmed Abdulá, número 2 de Al Qaeda, que falleció en 2020 en las calles de Irán a manos de agentes israelíes. Y previamente habían sido Osama bin Laden (2011) y su hijo Hamza (2019). Es decir, todos los intentos del grupo terrorista por volver al primer plano internacional han sido infructuosos, al tiempo que Estados Unidos no ha dudado en debilitarles cada vez más.

El 11-S fue el golpe maestro de Al Qaeda. Pese a que la organización ya había dado muestras de que era capaz de causar daño a nivel global, esos atentados en el corazón de Nueva York mostraron las debilidades de un coloso como Estados Unidos. En los años siguientes, Madrid o Londres sufrirían ataques similares.

Sin embargo, Estados Unidos no se quedó de brazos cruzados tras esta tragedia y desató la guerra contra el terror, que supuso la invasión de dos países y cambió el escenario internacional para siempre.

Una persecución implacable contra los principales líderes del movimiento con el objetivo de acabar con este grupo terrorista. Y aunque no ha conseguido su desaparición, sí que ha ido mermando paulatinamente su influencia y su poder.

Atentados del 11-S en Nueva York. (REUTERS/Brad Rickerby-Files)
Atentados del 11-S en Nueva York. (REUTERS/Brad Rickerby-Files)

La mayoría de sus líderes han sido detenidos o asesinados, mientras que Al Qaeda ha dejado de ser el principal movimiento yihadista global, siendo sustituido por el Estado Islámico.

Tal y como refleja un informe del Congreso de los Estados Unidos de mayo de 2022, "la relación" entre ambos grupos "es principalmente antagónica". En este sentido, "operan en muchos de los conflictos y compiten por recursos y reclutas, chocando a menudo militarmente".

Además, este mismo estudio incide en el delicado momento actual de la organización, ya que "la presión antiterrorista ha debilitado al grupo desde el 11-S". En su análisis de amenazas de 2022, la inteligencia estadounidense señalaba que "Al Qaeda “está limitada en sus esfuerzos por liderar un movimiento global unificado", pero que "va a intentar aprovechar ambientes operativos permisivos".

En este sentido, en Estados Unidos se le sigue considerando como "la mayor amenaza a los intereses y a las personas estadounidenses en el exterior".

Así pues, Al Qaeda está lejos de estar en su mejor momento, pero sigue estando muy viva. Está por ver cómo se levanta tras perder nuevamente a su líder.

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