De la revolución a la recesión sexual: los motivos que alejan a los jóvenes de la intimidad

Los adolescentes millenials tienen más dificultades en vincularse emocional o sexualmente con otros. (Foto: Getty)
Los adolescentes millenials tienen más dificultades en vincularse emocional o sexualmente con otros. (Foto: Getty)

Entre los jóvenes, el sexo no está de moda.

Atrás quedaron los tiempos en que hablar de sexo era un tabú pero los adolescentes se apresuraban a experimentarlo desde muy temprano.

Ahora los chicos son vírgenes hasta más tarde, lo hacen con menos frecuencia y tienen menos parejas sexuales aunque disfrutan de una libertad sin precedentes.

Los cambios en el comportamiento sexual de los jóvenes estadounidenses y europeos en el siglo XX fue posible gracias a la aparición de los anticonceptivos orales y los movimientos sociales que hablaban sin tapujos sobre la desnudez, el sexo extramarital, los embarazos no deseados, el feminismo y la homosexualidad.

Las llamadas “pastillas” desvincularon al sexo de la reproducción. Y la palabra placer se puso a la orden del día.

Pero varias décadas más tarde, el declive continuado de la actividad sexual de los adolescentes ha comenzado a preocupar a los científicos sociales de las sociedades industrializadas.

Aunque las autoridades sanitarias aplauden el descenso del embarazo precoz, algunos investigadores se preguntan si el desgano en un comportamiento tan primario como el sexo muestra una dificultad creciente de los jóvenes a vincularse con otro ser humano desde la intimidad.

Kate Julian, editora de The Atlantic, levantó una polvareda de críticas y teorías al explorar los posibles motivos de la llamada “recesión sexual” entre los adolescentes millenials en comparación con generaciones anteriores conocidos como los Baby Boomers y la generación X.

Julian desmenuzó los resultados de la Encuesta de Comportamiento de Riesgo Juvenil publicados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Fuente National Youth Risk Behavior Surveys, 2007-2017 (Captura de pantalla)
Fuente National Youth Risk Behavior Surveys, 2007-2017 (Captura de pantalla)

La investigación que compara datos de una década reveló que la iniciación sexual está siendo postergada. En 2017, el 39,5 por ciento de los estudiantes estadounidenses de educación media dijo haber tenido sexo en alguna oportunidad, frente al 47,8 en 2007.

Otra revelación es que los muchachos cambiaban menos de pareja. El 9,7 por ciento había tenido 4 o más compañeros sexuales en el 2017, mientras que el 14,9 por ciento había tenido al menos cuatro parejas hace 10 años.

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El estudio también reveló que los adolescentes cada vez tenían menos sexo. El 28,7 por ciento de los 56 millones de alumnos consultados se consideraba sexualmente activo, en comparación al 35% en el 2007.

Pero la inapetencia sexual no termina en el bachillerato. Al parecer los adultos jóvenes tienen menos interés en relacionarse sexual o afectivamente, se casan menos y los que se deciden por el matrimonio lo hacen mucho más tarde.

El camino de la autosatisfacción

La recesión sexual no es un fenómeno exclusivo de los estadounidenses, según Julian. Gran Bretaña, Australia, Finlandia y Holanda reportan la misma tendencia.

Los finlandeses tienen menos relaciones sexuales y se masturban más. Y los holandeses llegan a la mayoría de edad sin haberse iniciado en el sexo.

“Los holandeses se enorgullecen de tener una de las tasas más altas de bienestar entre los adolescentes y adultos jóvenes. Un educador advirtió que las personas se saltan una fase crucial del desarrollo, una etapa que no sólo incluye flirtear y besar sino lidiar con el rechazo y el despecho, quizás no estén preparados para los desafíos de la vida adulta”, escribió la periodista.

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La situación es aún más complicada en Japón, donde el desarrollo de sofisticadas muñecas sexuales y de una pujante industria de la pornografía ha establecido nuevas tendencias de satisfacción sexual que no involucra el contacto con otro ser humano. Algunos autores relatan el surgimiento de una generación de “chicos herbívoros” (soushoku danshi) que les interesa el placer sexual pero no necesariamente con humanos ni seres vivos.

El “síndrome del celibato” preocupa a las autoridades japonesas. El 45% de las mujeres japonesas entre 16 y 24 años no les interesa el sexo, opinión que comparte el 30% de los hombres de la misma edad. (Foto: Getty).
El “síndrome del celibato” preocupa a las autoridades japonesas. El 45% de las mujeres japonesas entre 16 y 24 años no les interesa el sexo, opinión que comparte el 30% de los hombres de la misma edad. (Foto: Getty).

La estimulación sexual virtual y con máquinas antropomorfas se ha convertido en una norma y el 45 por ciento de los japoneses entre 18 y 45 años son solteros.

Sin tiempo para el sexo

La lista de factores de desestimulan el sexo incluye a los padres sobreprotectores que limitan al máximo el tiempo libre de sus hijos. Los noviazgos y las citas románticas son cada vez más difíciles de sostener cuando los jóvenes tienen la agenda copada de actividades.

“Es difícil concentrarse en el sexo cuando la práctica del equipo de béisbol es a las 6:30, la escuela comienza a las 8:15, tu equipo de teatro se reúne a las 16:15, y la cena la sirven a las 18h y además tienes que terminar tu guión para la obra”, expresó un hombre joven a Julian al reflexionar sobre sus años de bachillerato.

Una madre habla a su hija sobre el uso de anticonceptivos (Foto: Getty )
Una madre habla a su hija sobre el uso de anticonceptivos (Foto: Getty )

Todo parece indicar que los jóvenes están escuchando las súplicas maternas de no enamorarse antes de terminar los estudios. Al menos eso asegura Alexandra Salomon, quien dicta la asignatura “Matrimonio 101” en la Universidad Northwestern, y cree que muchos estudiantes están convencidos de que el amor es secundario al éxito académico y profesional.

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“Mis estudiantes me han dicho una y otra vez que se esfuerzan mucho en no enamorarse durante la universidad, imaginando que eso arruinará sus planes”, escribió.

La farsa de Tinder

El desarrollo de las aplicaciones para encontrar pareja como Tinder o Match tampoco mejoran las posibilidades de salir con alguien o tener sexo. Según Tinder, en 2018 se registraban 1.600 millones de swipes diarios y unos 26 millones de parejas.

Las aplicaciones son al menos una opción para los jóvenes que no saben cómo invitar a salir a la persona que les gusta (Foto: Getty)
Las aplicaciones son al menos una opción para los jóvenes que no saben cómo invitar a salir a la persona que les gusta (Foto: Getty)

Julian considera que aunque la percepción general es que las aplicaciones de citas online facilitan el sexo casual, en realidad sólo consumen una gran cantidad de tiempo a menos que seas una persona excepcionalmente guapa.

Pese a la ineficiencia, las aplicaciones son al menos una opción para los jóvenes que no saben cómo invitar a salir a la persona que les gusta. Ya no es tan común iniciar una relación romántica con un compañero de la universidad.

Dolor e inhibición

Uno de los principales frenos de las mujeres a la hora de buscar pareja o aceptar invitaciones es el temor al sexo doloroso.

La proliferación de películas pornográficas que muestran prácticas sexuales violentas o físicamente extenuantes han generado expectativas en los chicos que son difíciles de complacer para una joven virgen o inexperta.

Aunque el dolor siempre ha acompañado al sexo en alguna etapa de la vida de la mujer, los investigadores piensan que la pornografía ha contribuido a aumentar las experiencias desagradables de las adolescentes.

Otro factor que no ayuda a los millenials es que son más puritanos y se sienten menos seguros de sus cuerpos. No están acostumbrados a observar y ser observados y eso los inhibe a la hora de buscar una relación sexual.

¿Qué pasa en Latinoamérica?

La otra cara de la moneda la encontramos en América Latina y el Caribe, donde las autoridades sanitarias han advertido que las tasas de embarazos precoces permanecen en un nivel inaceptablemente alto. También denunciaron que las cifras de madres adolescentes menores de 15 años van en aumento.

Un informe de la Organización Panamericana de la Salud encontró que entre el 2010 y el 2015 hubo un promedio de 66,6 nacimientos de niños vivos por cada 1.000 adolescentes latinoamericanas entre 15 y 19 años. El promedio mundial de nacimientos en el mismo período fue de 46 nacimientos por cada 1.000 jóvenes de la misma edad. La situación más crítica la tiene Venezuela, donde se registran 100 nacimientos por cada 1.000 adolescentes.

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Más de la mitad de los adolescentes hombres (58%) declararon que habían tenido sexo sin protección en un estudio reciente realizado por la farmacéutica MSD en Argentina, Chile, Colombia y México (Getty Images).

Las muchachas sin ninguna educación o que sólo asistieron a la escuela primaria tienen 4 veces más probabilidades de quedar embarazadas que las chicas con educación secundaria o universitaria, dijo el informe.

Las niñas latinoamericanas también están menos protegidas a las violaciones, tienen menos acceso a los anticonceptivos y en muchos países el aborto es un delito.

La Corporación Miles, una ONG que defiende los derechos reproductivos en Chile, dijo en mayo que los jóvenes chilenos son más promiscuos, mas precoces y no tienen miedo a realizar prácticas sexuales que pueden ser riesgosas para su salud.

Aunque la tendencia en América Latina es diametralmente opuesta a la del mundo desarrollado no es nada alentadora. Los jóvenes latinos no tienen tantas dificultades para vincularse sexualmente como los estadounidenses o europeos pero lo hacen de manera menos responsable y se exponen más a los embarazos y las enfermedades de transmisión sexual.

Sus relaciones emocionales tampoco son más duraderas que los chicos de otras culturas.

El bienestar de la intimidad

Las relaciones de pareja estables son un marcador de bienestar personal (Foto: Getty)
Las relaciones de pareja estables son un marcador de bienestar personal (Foto: Getty)

El comportamiento sexual humano es clave para diferenciarnos de otros animales. “Ciertamente, nadie ha muerto por no tener sexo; pero el sexo ha sido un factor de adaptación durante miles de años: lo hacemos porque es divertido, porque nos acerca a los otros, porque nos hace felices”, expresó Julian.

Y como en toda recesión, los perdedores serán los que posean menos recursos emocionales y materiales para atraer a la persona ya que tener una pareja estable se ha convertido uno de los mayores indicadores de bienestar personal.

Y los obstáculos para encontrar un compañero íntimo son colosales.

Las relaciones disfuncionales que privilegian los mensajes de texto y videos a los encuentros físicos, el reemplazo de la pornografía dura por una educación sexual abierta y personal, y la sobreprotección de los padres que desean blindar a sus hijos de un embarazo no deseado o un desengaño son algunos inhibidores de la intimidad que las generaciones anteriores no sufrimos.