Cinco días de búsqueda: pistas descartadas, la zona donde se centra el operativo y las chances de supervivencia de los pescadores
PINAMAR.-(Enviado especial). A seis días de la desaparición de Ramón Román y Gabriel Raimann, fuentes de Prefectura Nacional Argentina (PNA) y de la Policía de Valeria del Mar dialogaron con LA NACION, mientras continúan las tareas de búsqueda de los dos amigos, vistos por última vez cuando se adentraban en un kayak a las aguas de Cariló el domingo pasado. Desde la cúpula de las fuerzas de seguridad evaluaron hipótesis relacionadas al caso, descartaron pistas y ofrecieron aproximaciones sobre el futuro de la investigación.
“Estamos como desde el día uno”, lamentaba ayer Gregario Román, uno de los hermanos del constructor radicado en Pinamar. En horas de la mañana del jueves, una nueva pista dotó de esperanza –por lo menos durante un par de horas– a los familiares de Román y Raimann. Leonardo Russo, un piloto particular que tiene aeronaves apostadas en el Aeroclub de Santa Teresita, aseguraba haber avistado hacía dos días una embarcación con las mismas características que la abordada por Román y Raimann.
La exhaustiva jornada de rastrillajes y barridos en la zona donde se produjo el avistamiento, que ocurrió a 50 kilómetros de la bahía de San Bernardo, culminó sin resultados. No solo la familia y las autoridades no lograron dar con la presunta embarcación que fotografió Russo, imagen que se viralizó en redes sociales. José, uno de los cuatro hijos de Román, detalló a este medio que PNA “utilizó tecnología para obtener mayor detalle en la captura y confirmó luego que no era la embarcación buscada”.
En un panorama desde ya complejo y desalentador, tanto autoridades como privados prosiguen con las tareas para dar con los dos hombres nacidos en Misiones. Desde el ámbito oficial, compartieron a LA NACION sus sensaciones y pensamientos sobre el caso que acaparó la atención de turistas y locales.
Dónde podrían estar y cuál es la expectativa de supervivencia
Desde Prefectura y Policía de Valeria del Mar, según cálculos efectuados en base a los vientos que soplaron en los últimos días, señalaron que era factible que los desaparecidos estén cerca de Punta Rasa, Bahía de Samborombón. “El rastrillaje va a continuar en aquella área. Se lleva a cabo tanto por mar como por aire y tierra”, precisaron. Descartaron, además, que ambos pudieran aparecer cerca de Uruguay, una de las pistas que instaló la familia, cobró fuerza y llevó a movilizar efectivos en de ese país, o que hubieran llegado a tierra firme y que no pudieran ponerse en contacto con sus seres queridos por no contar con los medios necesarios.
Respecto a por qué no pudieron ser hallados todavía, a pesar de la gran cantidad de recursos que fueron movilizados, las fuentes alegaron: “El mar es un cuerpo muy grande. Solo se puede cubrir una parte con los medios que tenemos . Y este kayak es una aguja en un pajar. También hay que entender que todos los vehículos que ponemos a disposición puedan llegar solo hasta ciertos puntos”.
Luego, sobre la posibilidad de supervivencia de Romón y Raimann, estimaron que “la experiencia marítima dicta que, si no están atados al kayak y flotando, las chances se reducen considerablemente” . Y explicaron: “En principio, el contacto con el agua a bajas temperaturas produce hipotermia, que debilita el cuerpo y la mente. Otros factores como la falta de comida y agua, el estado físico de ambos y la presencia de enfermedades existentes pueden desencadenar en un escenario poco alentador”.
El diálogo entre las autoridades marítimas y policiales finalizó con un desalentador pronóstico. “Acorde al Libro de Organización de Aviación Civil Internacional (Iamsar), una búsqueda de este estilo solo debería extenderse por 72 horas. La coyuntura social política determina que sigamos. Creo que el domingo esto va a concluir sin respuesta algunas”, cerraron.
Los detalles del día de la desaparición
Román y Raimann salieron a pescar en un kayak con “motorcito” a las aguas de Cariló y no regresaron. A cinco días del hecho, la investigación coordinada por autoridades municipales, provinciales y nacionales no ha arrojado resultados más que el establecimiento de un perímetro de búsqueda y el hallazgo de objetos que no tenían vínculo con los desaparecidos.
Federico Gómez, la única persona que los vio con vida por última vez, contó a LA NACION: “Yo entré al mar en mi propio kayak, a las 5.30 de la mañana. Mientras pescaba a 1500 metros de la costa, cerca de las 6, baja a la playa una camioneta negra, una Toyota Hilux. Los dos amigos entraron entonces al mar con un kayak con ‘motorcito’; empezaron a adentrarse cada vez más, pasaron a 50 metros mío. Siguieron, pararon en un punto y armaron las cañas”.
Y acotó: “Cada minuto que pasaba, veía cómo se alejaban más y más. Lo primero que pensé fue ‘estos muchachos no tienen ancla, algo pasó’. Procedí a levantar mi propia ancla y salí del mar. Subí mi arenero a un médano para tener más visión y ya no los podía ver en el horizonte. Llamé de inmediato a las autoridades. Mientras me comunicaba con ellos, vi pasar una moto de agua de Prefectura y le hice señas para que parara. Le dije: ‘Pasó esto. Tenés que ir a buscar mar adentro. Da una alerta, hacé algo’”.
Acorde a las declaraciones que Gómez dio a este medio, el efectivo le dijo que no podían hacer nada hasta que un familiar no radicara una denuncia. “‘Pero el familiar no va a hacer la denuncia porque el familiar está tomando mate en la casa esperando a que los chicos vengan de pescar. Cuando la hagan, ya va a ser tarde”', le retrucó al agente, que habría proferido la misma respuesta. “Y bueno, se terminó haciendo la denuncia y recién a las 18 del lunes empezó todo”, completó.