Día de la Mujer 8M: La pugna por el voto feminista amenaza con dividir a la coalición progresista de España

Mujeres protestan durante la celebración del Día Internacional de la Mujer en Pamplona, norte de España
Mujeres protestan durante la celebración del Día Internacional de la Mujer en Pamplona, norte de España - Créditos: @Alvaro Barrientos

BARCELONA.- Después de más de tres años de convivencia razonable, la pugna por hacerse con el voto feminista amenaza con hacer estallar el primer gobierno de coalición de la democracia española. En vísperas del 8 de marzo, efeméride celebrada con multitudinarias manifestaciones feministas en España desde 2018, el PSOE y Unidas Podemos visualizaron en el Congreso las tensiones que anidan en el gabinete desde hace meses. Por primera vez en esta legislatura, el PSOE se apoyó en los votos de la oposición de derechas, el PP y Vox, para iniciar el proceso de reforma de una ley promovida por Podemos, que votó en contra.

La ley de la discordia es la conocida como la del “sí es sí”, que tenía como objetivo otorgar una mayor protección a las mujeres ante los casos de agresiones sexuales y fue aplaudida como un logro por las organizaciones feministas. Además de ampliar los comportamientos constitutivos de delito, situaba en el centro el consentimiento de la mujer a la relación sexual. En cambio, en el Código Penal anterior, se requería la existencia de “violencia o intimidación” para la existencia de una agresión sexual. Precisamente, fue la indignación social ante aplicación de esta doctrina en un juicio por un caso de violación en grupo, el de “La Manada”, el que acabó desatando una de las olas feministas más potentes de Europa.

Adolescentes protestan durante la celebración del Día Internacional de la Mujer, en Pamplona, norte de España, el miércoles 8 de marzo de 2023. En el cartel se lee:  "Gritamos por las mujeres que no tienen voz"
Adolescentes protestan durante la celebración del Día Internacional de la Mujer, en Pamplona, norte de España, el miércoles 8 de marzo de 2023. En el cartel se lee: "Gritamos por las mujeres que no tienen voz" - Créditos: @Alvaro Barrientos

Sin embargo, al fusionar lo que antes eran dos tipos delictivos diferentes, los de “abuso” y “agresión”, y ampliar los comportamientos sancionables, se redujeron las penas mínimas incluidas en la nueva ley. Esto llevó a que, desde el pasado mes de noviembre, se hayan revisado las penas de cárcel a más de 700 personas condenadas por delitos sexuales, y más de 70 fueron puestos en libertad, con la consiguiente alarma social. La reacción de la ministra de Igualdad, Irene Montero, de Unidas Podemos, fue culpar la mentalidad machista de muchos jueces, aduciendo que habían traicionado el espíritu de la ley. Mientras, el PSOE, se decantaba por modificar la legislación, aprobada el año pasado.

Las tensiones entre los socios del gobierno explotaron la noche del martes en la votación del Congreso, cuando se intercambiaron graves acusaciones. La ministra Montero llegó a acusar al PSOE de “traicionar” al movimiento feminista por impulsar la reforma de la ley del “sí es sí” con el PP y Vox, a los que considera hostiles a los derechos de las mujeres en cuestiones como el aborto.

“[La ley] no está funcionando bien, y se ha de modificar. Hay que ser consecuente y responsable. La mejor manera de legitimar la norma es corregir sus errores... no importa con quién, sino por qué”, dijo desde el estrado la diputada socialista Andrea Fernández, mientras algunos de sus compañeros tacharon de “impresentable” que desde Podemos se les acuse de “recuperar el código penal de la manada”. Por su parte, la oposición de derechas celebraba con jolgorio haber puesto una cuña entre los partidos del Gobierno.

La estruendosa gestión de las diferencias internas entre ambos partidos no es ajena al clima preelectoral que ya se vive España, pues en menos de tres meses se celebraran elecciones municipales y autonómicas, y a finales de año, será el turno de las generales. Tanto el PSOE como Unidas Podemos aspiran a encarnar las aspiraciones del feminismo en las urnas. Por eso, el presidente Pedro Sánchez anunció el lunes la presentación de una propuesta de ley para garantizar la igualdad de género, y que obligará a las empresas de más de 250 trabajadores a que las mujeres constituyan al menos el 40% de su directiva.

Irene Montero, ministra de Igualdad
Irene Montero, ministra de Igualdad

Aunque las tensiones entre los dos partidos progresistas españoles tiene un componente claramente electoral, también responden a las diferencias que han emergido durante los últimos años en el movimiento social feminista. En parte, es un cisma generacional, y tiene en el centro de la discordia los derechos de las mujeres transgénero, apoyados por el feminismo de nuevo cuño. De hecho, la reciente aprobación de la “ley trans”, promovida por Podemos y que se basa en el derecho a la autodeterminación de género, ya provocó fuertes turbulencias en el seno del Ejecutivo, pues contó con la oposición del feminismo clásico, más asociado al PSOE.

Así las cosas, se espera que esta división se refleje en las manifestaciones previstas la noche del miércoles en el centro de Madrid. Una muestra del creciente clima de hostilidad dentro del feminismo tuvo lugar el miércoles por la mañana, cuando un grupo de mujeres irrumpió a gritos en el acto de celebración del 8M en el Instituto de la Mujer para abuchear a la ministra Montero y mostrar su oposición a “la ley trans”.

“Hacemos esto porque no nos escuchan, no hay debate público”, explicó a la agencia Europa Press Patricia, una de las jóvenes protagonistas del “escrache” a Montero. “Nos ofrecen un micrófono en un acto suyo pero han sido dos minutos”.

“Nos están borrando como mujeres y hemos avisado”, señaló Patricia, quien se opone a que la ministra hable de “cuerpes diverses, cuerpes gestantes o menstruantes”.