El día después de las elecciones en España: la advertencia del PP, las negociaciones de Pedro Sánchez y el “precio” para un apoyo catalán

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una rueda de prensa en la sede nacional del Partido Popular, en la calle Génova, a 29 de mayo de 2023, en Madrid
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una rueda de prensa en la sede nacional del Partido Popular, en la calle Génova, a 29 de mayo de 2023, en Madrid - Créditos: @Eduardo Parra - Europa Press

BARCELONA.- Después de una noche larga y llena de emociones fuertes, los líderes políticos españoles pasaron el día después de las elecciones generales intentando digerir y analizar unos resultados que abren un panorama político muy complejo, pues el ganador en votos y escaños fue el Partido Popular liderado por Alberto Núñez Feijóo, pero el único al que la aritmética política concede alguna opción de investidura es al presidente socialista Pedro Sánchez. Antes incluso de que terminaran las reuniones de las directivas de los partidos, algunos de sus portavoces ya empezaron a marcar posiciones en una probable guerra de desgaste que podría terminar en una repetición electoral en el invierno boreal.

Al igual que sucedió durante las comparecencias de la noche electoral, los dos grandes partidos, el PP y el PSOE, se enzarzaron en una guerra por el relato sobre la naturaleza de los resultados, quiénes fueron los vencedores y los vencidos. Mientras que los conservadores presumieron del triunfo e instan a sus adversarios a respetar el veredicto de las urnas, los socialistas subrayaron que existe una clara mayoría política y social que ha rechazado al bloque de la derecha, y sobre todo la posibilidad de que la extrema derecha de Vox pueda entrar en el gobierno.

“O se consigue materializar una investidura de Feijóo, o se va a un bloqueo y una repetición electoral”, declaró la secretaría general del PP, un partido que la noche del domingo estaba en estado de shock por el contraste entre las encuestas, que les auguraban una mayoría absoluta, y los resultados finales.

El propio Feijóo aseguró este lunes frente a la Junta Directiva Nacional que ya ha comenzado los contactos con otros partidos para tratar de formar Gobierno. “Desde la mañana de hoy he mantenido contactos con distintas fuerzas políticas al objeto de conseguir un gobierno estable en España”, afirmó, citando a Vox, Unión del Pueblo Navarro (UPN), Coalición Canaria (CC) y al Partido Nacionalista Vasco (PNV), y también el PSOE. Solo UPN, de Navarra, ha confirmado su apoyo. Sin embargo, el PNV insistió durante la campaña que no participaría en ningún tipo de coalición que incluya a Vox, por lo que las negociaciones de Feijóo pueden tener un corto recorrido.

En su discurso, Feijóo valoró tres escenarios posibles: que gobierne el PP, “el partido que ha ganado las elecciones”; “el bloqueo”; o “que los que han perdido exploren una mayoría alternativa con el apoyo explícito o tácito de los partidos populistas y los partidos independentistas”, en referencia a las negociaciones del PSOE. Sin embargo, insistió en la idea de que gobierne el PP al ser el más votado y lanzó una advertencia: “Si el señor Sánchez no acepta el diálogo con el PP, exploraremos todas las vías para dotar a España de un gobierno y hacerlo lo antes posible”.

La “fórmula” de Sánchez

Sin embargo, en la Moncloa ni tan siquiera se plantean tal eventualidad. “España es una democracia parlamentaria con sus plazos y procedimientos. Esta democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad”, habría dicho el presidente Sánchez en la reunión que ha mantenido la dirección federal del PSOE, según han filtrado a la prensa fuentes del partido. Sánchez, que ha confirmado una vez más su condición de gran superviviente, habría insistido en la misma retórica que utilizó desde el balcón de la sede socialista la noche del domingo: “España ha dicho no a la involución y el retroceso y el PSOE es una referencia en Europa y el mundo”.

Desde el entorno del presidente no se ha precisado cuál sería esa “fórmula de gobernabilidad”, pero todos los ojos se dirigieron el lunes por la mañana al partido Junts per Cataluña, liderado por el expresidente catalán Carles Puigdemont. Aunque una investidura de Sánchez necesitaría otros socios, como el también independentista Esquerra Republicana de Cataluña, o los nacionalistas vascos del PNV y EH Bildu, esos apoyos se dan por descontados porque durante la pasada legislatura ya ofrecieron apoyo externo al gobierno de coalición formado por el PSOE y Sumar. Además, durante la campaña, todos se han abierto a repetir la colaboración para frenar el paso a una “extrema derecha” que tiene en su programa la abolición del sistema autonómico.

En cambio, Junts es un partido que durante los últimos años ha mantenido una posición maximalista respecto al conflicto entre Cataluña y España, y no se alineó con ninguno de los dos bloques. En una intervención en la radio catalana RAC1, su secretario general, Jordi Turull, que fue indultado después de pasar más de tres años en la cárcel por la organización del referéndum de autodeterminación en Cataluña del 2017, ha insistido en las dos demandas que hace años han puesto como precio de su apoyo: la celebración de un referéndum pactado, y la amnistía de todos los “represaliados políticos” catalanes.

El expresidente de la Generalitat de Catalunya Carles Puigdemont.
El expresidente de la Generalitat de Catalunya Carles Puigdemont. - Créditos: @Benoit Doppagne - Europa Press

El más insigne de esos “represaliados” es Puigdemont, el verdadero líder caristmático del movimiento. Curiosamente, mientras España entera se debatía sobre cuál sería la posición de Junts, la Fiscalía del Tribunal Supremo instó al juez Pablo Llarena a activar una nueva orden de detención internacional contra el expresidente catalán, exiliado en Bruselas. “Un día eres decisivo para formar un Gobierno español, al día siguiente España ordena tu arresto”, escribió irónicamente Puigdemont en inglés en su cuenta de Twitter.

Desde el PSOE, durante las últimas horas se ha insistido que un referéndum en Cataluña es una condición imposible. “Habrá que dialogar, el referéndum de autodeterminación no cabe. Es que no cabe en la Constitución”, ha declarado a los medios el expresidente español, José Luís Rodríguez Zapatero, que ha desempeñado un papel clave en la campaña para movilizar al electorado socialista. Así las cosas, queda la duda de si una amnistía que permitiera el retorno de Puigdemont podría ser un intercambio aceptable para todas las partes. Por su parte, Sumar ya ha dado un paso adelante y ha designado a Jaume Asens, exdiputado suyo por Barcelona y con buenas relaciones con el independentismo, para llevar a cabo las conversaciones con Puigdemont.

Para quien no sería un acuerdo digno es para el PP, que ya ha definido una posible repetición del gobierno de coalición apoyado en el Parlamento por los partidos soberanistas catalanes como un nuevo Ejecutivo “Frankenstein”. Pero ahora mismo, esa es la única opción sobre la mesa, junto con una repetición electoral, quizás la salida más probable al laberinto político español.