Cumbre del Caspio, la respuesta de Vladímir Putin a la reunión de la OTAN en Madrid

Al mismo tiempo que Madrid acogía la cumbre de la OTAN, Rusia ha participado en la cumbre del Caspio, un evento que ha tenido lugar este 29 de junio en Asjabad (Turkmenistán) y que ha sido la respuesta de Vladímir Putin a los aliados.

En un contexto de guerra en Ucrania, tanto la celebración del G-7 como de la cumbre de la Alianza han servido para constatar una vez la unión entre las grandes potencias occidentales, que han estado de acuerdo en nombrar a Rusia como la gran amenaza. Sin embargo, la diplomacia del Kremlin no se ha quedado parada y con esta reunión ha querido también mostrar sus fortalezas.

Celebración de la cumbre del Caspio en Asjabad, con Vladímir Putin como asistente. (Photo by Iranian Presidency / Handout/Anadolu Agency via Getty Images)
Celebración de la cumbre del Caspio en Asjabad, con Vladímir Putin como asistente. (Photo by Iranian Presidency / Handout/Anadolu Agency via Getty Images)

En un momento en el que Rusia se ha convertido en un paria internacional debido a las sanciones y al aislamiento, el presidente ruso ha mostrado que todavía cuenta con aliados, especialmente en lo que se refiere a la región de Asia Central.

La Cumbre del Caspio ha contado con la presencia de Putin junto a los presidentes de Turkmenistán, Kazajistán, Irán y Azerbaiyán. Una oportunidad perfecta para que Rusia reafirmara su red de socios en un momento crítico y le recordara a los países OTAN que todavía cuenta con aliados importantes.

Esta es la sexta ocasión en la que se produce esta reunión y aunque esta vez no ha destacado por los grandes consensos que se han alcanzado, sí que ha sido útil para Moscú desde un punto de vista simbólico para reforzar su imagen externa.

De hecho, la cita era tan relevante para Putin que el propio presidente ha acudido presencialmente, en lo que ha supuesto su segundo viaje internacional desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022. El primero tuvo lugar esta misma semana, cuando se dio un baño de masas en Dusambé (Tayikistán).

Vladímir Putin en la cumbre del Caspio. (Photo by DMITRY AZAROV/SPUTNIK/AFP via Getty Images)
Vladímir Putin en la cumbre del Caspio. (Photo by DMITRY AZAROV/SPUTNIK/AFP via Getty Images)

Cabe recordar que la cumbre del Caspio de 2018 fue importantísima, ya que los estados que bordean este mar acordaron su estatus legal, abriendo la puerta a posibles oleoductos a través del Caspio. En este sentido, está sobre la mesa el transporte de gas a Europa.

El continente ha tenido tradicionalmente una gran dependencia del gas ruso, sin embargo, la intención de la mayoría de países es reducir sus importaciones. Una consecuencia heredada directamente de la invasión de Ucrania. Los planes pasan por aumentar la llegada de gas natural licuado, fomentar las energías renovables y diversificar los gaseoductos. El objetivo es reducir este tipo de comercio con Rusia en dos tercios de aquí a final de año.

Así, la posibilidad de un gaseoducto que cruce el Caspio es una posibilidad muy interesante para la UE, ya que no necesitaría a Rusia para nada. Para un país como Turkmenistán esta opción le permitiría una fuente vital de comercio, algo que no le interesa al país presidido por Putin. Por eso, también es probable que en la cumbre se haya tratado este tema y Moscú haya presionado para evitar que los demás países asistentes le garanticen el suministro al continente.

De todas formas, la construcción de este tipo de infraestructuras es costosa y lleva mucho tiempo, por lo que no sería una solución a corto plazo. De momento, esta cumbre ha servido para demostrar que Putin no está tan solo como parece y eso, en tiempo de guerra, es un mensaje muy potente.

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