Cuidados: un compromiso con desafíos para la Ciudad de México

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A inicios de junio de este año se celebró en Ginebra, Suiza, la 112ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), convocada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la que se discutieron los temas más relevantes para el mundo laboral a nivel global.  En esta ocasión, se discutieron por primera vez de manera tripartita -entre personas trabajadoras, personas empleadores y gobiernos- los temas relativos a trabajo decente y economía del cuidado. 

La discusión versó principalmente sobre la urgencia de adoptar medidas para lograr el trabajo decente en la economía del cuidado y promover el acceso de este derecho para todas las personas. Uno de los temas centrales del debate fue la protección de los derechos de las personas trabajadoras del sector, a la luz de la desigualdad de condiciones en las que la mayoría de ellas realiza sus labores.

La OIT ha subrayado que las condiciones de trabajo decentes, especialmente en cuanto a salud y seguridad laboral, son cruciales para contar con cuidados de calidad. Diversos y complejos factores afectan las condiciones laborales en la economía de los cuidados, entre ellos: la informalidad laboral[1] y escasez de personal; horarios y carga laboral excesiva; bajos salarios; la intensidad física y emocional del trabajo; la falta de equipos de protección personal y la falta de medidas adecuadas de seguridad y salud, así como para prevenir las violencias y el acoso laboral.[2]

A todo lo anterior se suma un dato alarmante: “la brecha salarial por motivo de género en el sector del cuidado es mayor a la brecha salarial global por motivo de género, situándose en el 24 %, frente al 20 % global”.[3] 

La OIT señala que esta brecha no puede atribuirse a factores del mercado de trabajo como la edad, nivel de educación o categoría profesional, ya que es muy claro cómo las mujeres con perfiles similares a los de los hombres perciben salarios menores, lo que demuestra “un mayor grado de segregación profesional por motivos de género, así como una infravaloración del sector en general”.[4]

Llama la atención que hace apenas unos días, al mismo tiempo que tenía lugar esta discusión en Ginebra, el Consejo de Evaluación de la Ciudad de México señaló que “las personas que brindan algún tipo de cuidado, remunerado o no remunerado, presentan una mayor brecha de desigualdad en la Ciudad de México, respecto al resto de las entidades del país”. 

Incluso, el dedicarse a los cuidados en la Ciudad de México aumenta el índice de pobreza de la población hasta en un 10 % en comparación a quienes se dedican a otras actividades, además de que en promedio las personas en situación de pobreza dedican hasta 34 horas a labores de cuidado, mientras que las de estratos económicos más altos, apenas y dedican una tercera parte.[5] 

Lo anterior se acumula desproporcionadamente al hecho de que, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), sólo el 15 % de las personas en la economía de los cuidados en nuestro país cuentan con seguridad social.

Una de las principales conclusiones de la discusión en la CIT fue la redacción de principios rectores, empezando por establecer que “el trabajo no es una mercancía, como tampoco lo es el trabajo en la economía del cuidado”.[6] 

Asimismo, se acordó que con base en los principios rectores, los gobiernos, las organizaciones de personas empleadoras y las organizaciones de personas trabajadoras deberían formular y aplicar sistemas de cuidados integrados y coherentes en pro del trabajo decente y la igualdad de género; así como un enfoque basado en derechos fundamentado en las normas internacionales del trabajo, en el diálogo social y en el marco de las 5R[7] para el trabajo de cuidados.[8]

Vale la pena señalar que el pasado 31 de diciembre de 2023 venció el plazo constitucional para que la legislación sobre los sistemas y programas establecidos en la Constitución de la CDMX -incluido el sistema de cuidados establecido en el artículo 9 inciso B de dicho ordenamiento- entre en vigor. 

Ante esta omisión legislativa, han sido impulsados más de cinco amparos para exigir que el Congreso capitalino legisle una Ley Integral para un Sistema de Cuidados de la Ciudad de México. Cuatro de ellos han logrado la suspensión definitiva para que inicien con el proceso legislativo a efecto de estudiar en las Comisiones correspondientes las iniciativas presentadas por legisladores y legisladoras en la materia y realicen la convocatoria para la consulta a personas con discapacidad, organizaciones de la sociedad civil y personas cuidadoras.

No obstante, los y las legisladoras que integran la II Legislatura en el Congreso de la Ciudad no han cumplido con dicha suspensión. Esto bajo el argumento de que han aprobado una Ley de Bienestar, que entre otros temas incluye una perspectiva de cuidados; y ya que ésta no sustituye una Ley para un Sistema Integral de Cuidados, al momento han sido apercibidos de multa.

Si la siguiente administración en la ciudad tiene un compromiso con la agenda de cuidados, los derechos de las mujeres, de las infancias, de las personas con discapacidad, de las personas adultas mayores y de todas las personas trabajadoras en la economía de los cuidados, el Congreso de la Ciudad de México tiene un importante pendiente. 

Urge legislar para sentar las bases que permitan desarrollar un sistema integral con políticas que promuevan cuidados de calidad y que favorezcan el fortalecimiento de las capacidades humanas, la educación de calidad, la salud del más alto nivel y el trabajo decente con una mayor participación de las mujeres en el mercado de trabajo formal para cerrar la brecha de desigualdad salarial en la Ciudad.

¡Exigimos una Ley del Sistema Integral de Cuidados de la Ciudad de México, ya!

 

*Silvana Carranza Navarro (@sil__carranza) es consultora independiente y activista

[1] La OIT calcula que el 81.2% de las personas trabajadoras del hogar están empleadas en el sector informal, lo que representa el doble del porcentaje de informalidad respecto del resto de las y los trabajadores.

[2] Informe VI: El trabajo decente y la economía del cuidado, 112a. Conferencia Internacional del Trabajo, Organización Internacional del Trabajo, 2024. 

[3] Ibid.

[4] Ibid.

[5] Uribe, B. (2024, 08 de junio), Padecen cuidadores de CDMX mayor desigualdad, Reforma.

[6] Resultado de la Discusión General sobre el Trabajo Decente y la Economía del Cuidado, Organización Internacional del Trabajo, 2024.

[7] El marco de las 5R para valorizar el trabajo de cuidados consiste en: reconocer, reducir, redistribuir, recompensar y representar

[8] Resultado de la Discusión General sobre el Trabajo Decente y la Economía del Cuidado, Op. cit.