Cuerpos ocupados: la lucha contra la tortura y la corrupción en México y Palestina

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Cuando hablamos de la liberación de Palestina, estamos asociando dos palabras claves: apartheid y ocupación.

El apartheid es una violación del derecho internacional público, una grave violación de los derechos humanos y un crimen contra la humanidad según el derecho penal internacional. Este término se utilizó originalmente para referirse a un sistema político de Sudáfrica que imponía explícitamente la segregación racial, la dominación y opresión de un grupo racial sobre otro. Desde entonces ha sido adoptado por la comunidad internacional para condenar y criminalizar tales sistemas y prácticas en cualquier parte del mundo.

El crimen de lesa humanidad del apartheid, según el Convenio Internacional sobre la Supresión y el Castigo del Crimen de Apartheid, el Estatuto de Roma y el derecho internacional, se comete cuando se perpetra cualquier acto inhumano o atroz en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre otro, con la intención de mantener ese sistema.

El apartheid puede entenderse mejor como un sistema de trato discriminatorio, prolongado y cruel por parte de un grupo racial a los miembros de otro con la intención de controlar a nivel político, económico, social y cultural al segundo grupo racial.

El pasado 19 de julio de 2024, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso de Sudáfrica vs Israel mencionó que “la ocupación –del territorio palestino desde 1948– es un pilar clave del sistema de apartheid que Israel utiliza para dominar y oprimir a la población palestina, y que es la causante de un sufrimiento a gran escala. La población palestina ha sido testigo de la demolición de sus hogares y de la expropiación de sus tierras para construir y ampliar asentamientos –ilegales–, y se enfrenta a restricciones asfixiantes que alteran todos los aspectos de su vida cotidiana: desde la separación de las familias y las restricciones a la libertad de circulación, hasta la denegación del acceso a la tierra, el agua y los recursos naturales”.

En Mexiro cuando hablamos de “cuerpos ocupados” nos referimos al sistema de jerarquía, opresión y extracción que busca someter los cuerpos del Sur Global a los sistemas coloniales e imperialistas para favorecer las estructuras que controlan las élites. Es así que los cuerpos ocupados están en los sectores de la población históricamente oprimidos.

Para hacer el paralelismo entre México y Palestina, usaré este término –cuerpos ocupados– para pensar en aquellas mujeres, hombres, infancias y personas de la comunidad de la diversidad sexo-genérica que habitan las prisiones en estos dos países sin tener ninguna sentencia o como en México se le conoce, bajo la modalidad de la prisión preventiva oficiosa.

Este texto no hablará de todos los centros penitenciarios del país, pero sí de uno en específico: el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) Número 16, el único penal federal para mujeres en México y su relación con la corrupción y tortura en los territorios ocupados palestinos.

  • México:

Del total de la población privada de la libertad (226 mil 116 personas), el 39 por ciento se encuentra sin sentencia, es decir, 88 mil 172 personas, siendo el 49.3 por ciento mujeres (INEGI, 2023).

El CEFERESO 16 tiene la capacidad de albergar a 2,528 mujeres, pero nunca se ha llenado, hoy lo habitan cerca de 1,170 mujeres. Por si fuera poco, este centro penitenciario es del hombre más rico de México:

“En 2019, Capital Inbursa, una de las ramas del grupo controlado por Carlos Slim, compró CRS Morelos y Makobil, otra empresa que tiene el contrato de la cárcel federal número 15, en Chiapas. También adquirió, en total por 5.785 millones de pesos (unos 350 millones de dólares), al mismo Grupo Ideal otras compañías derivadas con la administración de estos centros penitenciarios: Promotora de Infraestructura de Readaptación Social (PIRS), Operadora MTTO o Servicios de Personal SIS” (El País, 2024).

El 40 % de las mujeres que habitan el CEFERESO, es decir, 490 mujeres se encuentran encerradas en una prisión de alta seguridad en espera de una sentencia. De acuerdo con familiares, las mujeres están 23 horas al día dentro de la celda, se les permite una llamada de máximo 10 minutos. Las visitas se permiten cada 9 días, dando “flexibilidad” a las familias que se trasladan de un estado a otro para verlas tres días seguidos.

A lo anterior se suma la falta de atención médica, alimentos insalubres, escasos y no equilibrados, escasez de agua potable, ausencia de oportunidades laborales dignas –que rayan en la explotación laboral–, “medidas disciplinarias” que se traducen en tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, y su aislamiento son actos de tortura como política de Estado.

Por si fuera poco, 15 mujeres se han suicidado en el CEFERESO en menos de 3 años, evidenciando un patrón alarmante de negligencia y falta de protección en este centro penitenciario por parte de las autoridades federales.

¿Qué medicamentos les están dando para controlar sus vidas y sus cuerpos?, ¿por qué lo hacen? Los cuerpos de las mujeres en el CEFERESO están ocupados por un sistema punitivo para legitimar contratos millonarios y por supuesto, seguir legitimando al Estado.

  • Territorios Ocupados Palestinos:

Desde el 7 de octubre, las fuerzas de ocupación israelíes han detenido a más de 2,200 hombres, mujeres y niñez palestina, según el Club de Presos Palestinos. La organización de derechos humanos israelí HaMoked reportó que, entre el 1 de octubre y el 1 de noviembre, el número total de personas palestinas recluidas –incluidas infancias– en régimen de detención administrativa, es decir, sin cargos ni juicio, pasó de 1,319 a 2,070 personas.

Testimonios de personas detenidas y después liberadas y personas defensoras de derechos humanos, así como material videográfico e imágenes, ilustran algunas de las formas de tortura y otros malos tratos que las fuerzas israelíes ejecutan como parte de la política de Estado del gobierno de Israel, sometiendo a personas privadas de libertad, las cuales -hay que enfatizar- no tienen juicio ni sentencia, es decir son rehenes. Algunas de estas acciones son brutales palizas y humillación de personas detenidas, como obligarles a mantener la cabeza hacia abajo, arrodillarse en el suelo durante el recuento de reclusos y cantar canciones israelíes.

El medio de comunicación CNN expuso en un reportaje el abuso sistemático dentro del campo de concentración y tortura israelí de Sde Teiman, una base militar que ahora funciona como centro de detención en el desierto del Néguev, en territorios ocupados palestinos, los cuales van desde violencia sexual hasta la violencia física sistemática, incluyendo golpes e incluso amputaciones debido a las heridas por el esposamiento constante. Se han llevado a cabo procedimientos médicos por parte de personal no calificado y sin anestesia, agravando aún más el sufrimiento de las personas detenidas.

Por otro lado, Amnistía Internacional señala como instrumentos de necropolítica la incomunicación, la tortura y la corrupción, como parte del régimen de apartheid que realiza Israel contra el pueblo palestino para seguirlo sometiendo.

Lamentablemente, con más de 75 por ciento de las personas periodistas asesinadas en Gaza, el genocidio donde se han asesinado a más de 49,000 personas, y las enfermedades, epidemias y hambrunas provocadas intencionalmente como armas de guerra en sus territorios, ha sido difícil documentar y tener cifras exactas sobre las condiciones de vida de las personas que son detenidas por Israel. Sabemos que ello no se compara al contexto de México, pero lo que se busca con este texto es la reflexión colectiva de las condiciones que existen en las prisiones de México y Palestina.

Aunque las motivaciones entre gobiernos son distintas, encontramos paralelismos muy claros para un castigo colectivo, segregación y racismo de ciertos cuerpos. No olvidemos que estas herramientas, armas, “inteligencia”, son ofertadas por Israel y consumidas por gobiernos de todo el mundo. Preguntamos: ¿tenemos que esperar un genocidio en México para actuar?

Liberación para los presos políticos: desde México a Palestina

Creemos firmemente que los gobiernos usan herramientas de control para seguir ocupando nuestros cuerpos-territorios y seguir sometiendo pueblos enteros a las élites del mundo. La lucha por la liberación de todas las personas sin sentencia, de todos los presos políticos está interconectada con el colonialismo.

Esto nos recuerda a una de las frases de Angela Davis: “creo profundamente en las posibilidades de la democracia, pero la democracia necesita emanciparse del capitalismo. Mientras vivamos en una democracia capitalista, nos será esquivo un futuro de igualdad racial, de igualdad de género y de igualdad económica”.

Nuestra liberación colectiva depende de cómo diseñemos nuestros sistemas y de cómo, con imaginación radical, podamos construir un mundo que todas las personas merezcamos y queramos.

* Fernanda Galicia (@mafernn) dirige la organización feminista Mexiro, A. C. (@yomexiro).