Cuando un museo cede a las presiones políticas por mostrar "basura inmoral"
Washington, 14 jun (EFE).- En 1989 las presiones de senadores conservadores forzaron la cancelación de una exposición del fotógrafo Robert Mapplethorpe en el Museo Corcoran de Washington; treinta años después la galería revive los convulsos días que rodearon esa polémica decisión.
Pocas exposiciones se dedican a recordar cómo y porqué se suspende una exposición días antes de su inauguración debido a la censura: "13 de junio de 1989: La cancelación de la Exposición de Mapplethorpe", es una de ellas.
Sanjit Sethi, comisario de la exposición y director la Escuela de Diseño y Arte Corcoran, explicó en una entrevista con Efe que la idea de la muestra era "reexaminar uno de los principales fantasmas de la institución".
"Las implicaciones fueron sentidas de manera profunda tanto a nivel nacional como internacional. ¿Qué ocurre cuando una institución de relieve cede a las presiones políticas? Y esas repercusiones continúan hoy", agregó Sethi.
Para empezar, hay que echar la vista tres décadas atrás.
La nueva exposición saca a la luz documentos, cartas, actas de encuentros, recortes periodísticos, carteles de protesta y, claro, un catálogo de la muestra original que se ha convertido en una joya de coleccionistas.
"Basura inmoral (...) producida por una mente enferma", dijo entonces Jesse Helms, el poderoso senador republicano por Carolina del Norte, quien junto con su colega por Nueva York Alfonse M. D'Amato fueron los más críticos.
Helms, en el pleno del Senado, calificó en mayo de 1989 como "asqueroso, vomitivo e insultante" que se quiera hacer pasar "por arte" estas fotografías y que "sean merecedoras de recompensa por parte del dinero de los contribuyentes".
El artista, conocido por sus explícitas y estilizadas imágenes de erotismo homosexual, había muerto a consecuencia del SIDA unos meses antes a los 42 años de edad.
Parejas de hombres de diversas razas abrazados, explícitos desnudos integrales tanto masculinos como femeninos, primeros planos de genitales de amigos y colegas de Mapplethorpe, eran algunas de las fotografías que recogía la exposición original de uno de los artistas hoy considerados uno de los referentes de la década de 1970 y 1980.
Titulada "Un Momento Perfecto", la muestra estaba parcialmente financiada por el Fondo Nacional para las Artes (NEA, por sus siglas en inglés), y coincidía con el intento del museo de aumentar la aportación de fondos federales.
Como consecuencia de las presiones recibidas desde el Congreso, y tras consultar con la junta directiva, la directora de la pinacoteca, Christina Orr-Cahall, anunció su suspensión.
"Supongo que podrían decir que hay que defender la libertad de expresión artística frente a posibles presiones políticas. Pero tenemos que considerar la situación en su contexto", dijo entonces David Lloyd Kreeger, presidente del museo, según los documentos que ahora se hacen públicos.
"Los fondos federales para el arte han estado bajo ataque (...) y este es un momento crítico para el desembolso. Si proseguir con la muestra daña la partida de la NEA, lo hace en detrimento del Corcoran y todas las demás institución artísticas", agregó.
A continuación, la moción fue aprobada por mayoría.
Tras la suspensión, las protestas se sucedieron y la comunidad artística de la capital estadounidense organizó manifestaciones ante el museo en las que se proyectaron algunas de las imágenes icónicas del fotógrafo.
Pese a que la cancelación buscaba garantizar su salud financiera, la fallida muestra fue un golpe letal para el museo, fundado en 1869 y hasta entonces una de las galerías de arte más prestigiosas de Estados Unidos.
En los años siguientes, se derrumbaron tanto la asistencia como las donaciones, y influencia de la institución entró en progresiva caída hasta el punto de que fue vendida a la Universidad de George Washington en 2014 con la condición de que mantuviese la misión original y su colección fuese redistribuida a otros centros artísticos.
Ahora, la Corcoran trata de mirar de frente su pasado.
"Las presiones políticas y sociales acerca de lo que significa normal frente a anormal siguen ahí (...) Queremos implicar al público y abrir el debate acerca de la complejidad que encara una institución cultural", concluyó Senjit.
(c) Agencia EFE