Cuando la Torre de Londres se convirtió en un improvisado zoológico
La Torre de Londres es uno de los lugares más visitados de la capital de Inglaterra por los turistas. Una majestuosa edificación que, a lo largo de su historia, ha servido para albergar numerosísimas cosas: desde palacio y residencia Real a prisión, lugar de torturas y castigos, almacén de armas, para guardar las joyas de la Corona e incluso como improvisada Casa de las fieras (modo en el que antiguamente se conocía a los zoológicos).
Aquellos visitantes que pasean por los interiores y jardines de la Torre de Londres pueden encontrarse con una serie de esculturas de tres leones, un elefante, varios monos o un oso, los cuales son representaciones de animales que, a lo largo de la historia (entre los siglos XIII y XIX) tuvieron aquel lugar como hogar (en diferentes periodos y épocas).
Parece ser que la tradición del conocido como ‘The Tower of London Menagerie’ (Casa de fieras de la Torre de Londres) se inició en el año 1235, tras el enlace matrimonial entre Isabel de Inglaterra y Federico II de Hohenstaufen, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Éste regalo a Enrique III (rey de Inglaterra y hermano de la contrayente) tres leones, siendo alojados en los jardines de la entonces residencia real.
Con el paso del tiempo, los felinos tuvieron descendencia y esas camadas de nuevos leones a su vez siguieron procreando. Pero no fueron los únicos animales que allí residieron, ya que, en 1252, el rey Haakon IV de Noruega regaló a Enrique III un oso polar, el cual no campaba libre, ya que fue atado en una de sus patas con una gruesa cadena (y así se representa en la escultura conmemorativa). Tres años después, el rey de Inglaterra recibiría otro singular regalo animal, esta vez un elefante africano por parte de su homólogo Luis IX de Francia.
El concepto de zoológico, tal y como lo conocemos hoy en día, no existió en todo aquel tiempo, siendo colecciones privadas de animales que excepcionalmente podían ser visitadas por personas ajenas a la edificación y que a lo largo del tiempo vieron allí diferentes especies como los mencionados leones, oso, elefante, monos e incluso cebras, búhos, águilas, pumas, un chacal, leopardos o tigres.
Evidentemente en todo aquel tiempo, en el que la Torre de Londres albergó el improvisado zoo se produjo algún que otro susto, en el que las fieras atacaron (llegaron a desgarrar algún miembro e incluso matar) a los curiosos visitantes o personal que estaba al cuidado de los animales.
Tampoco podemos olvidarnos de los cuervos que hay por tradición (y superstición) en la Torre de Londres y un antiquísimo Real Decreto aprobado por el rey Carlos II (en el siglo XVII), obligaba a que media docena de estas aves debían residir en este lugar, encontrándolos todavía hoy en día.
En 1828 se creó el primer zoológico oficial y público (y no como colección privada) en Londres, siendo trasladados hasta allí tres años después los animales de la Torre de Londres
Fuente de la imagen: Wikimedia commons
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