Cuando un informante de la CIA aseguró en 1955 que Hitler seguía vivo en Colombia
En los libros de historia podemos encontrar como se relata el suicidio de Adolf Hitler, junto a su pareja sentimental Eva Braun, en el bunker de Berlín la tarde del 30 de abril de 1945, siendo sus cuerpos incinerados en el patio por parte de miembros del Tercer Reich, siendo tan solo sus cenizas y algunos restos óseos (también parte de la mandíbula) lo que encontraron en aquel lugar los miembros del Ejército Rojo de la Unión Soviética cuando llegaron tras la toma y rendición de Berlín el 2 de mayo. Con ello se ponía fin al régimen y dictadura nacionalsocialista y llegó la rendición de Alemania, que daría pie a la finalización de la Segunda Guerra Mundial en el frente europeo.
Pero muchas son las voces discordantes que durante todas las décadas que han pasado desde estos acontecimientos señalan que el destino del Führer no fue la muerte por suicido sino que logró escapar de Alemania rumbo a Sudamérica, donde vivió escondido bajo otra identidad.
Los amantes de las teorías de la conspiración se han dedicado a buscar a lo largo de todos estos años cualquier indicio, por pequeño que fuese, que diera alguna pista del paradero de Hitler en los años posteriores a la IIGM.
Centenares de artículos son los que se pueden encontrar publicado en internet (la mayoría son simples copia y pega de otros a los que se les va cambiando algún detalle) haciendo todo tipo de hipótesis sobre cómo logró escapar de Alemania y sobre cuál fue su destino e identidades.
Algunas de esas teorías hablan de que lo logró gracias a la inestimable ayuda del régimen franquista, quien facilitó todo lo necesario al dictador alemán para su huida. Unos dicen que viajó hasta España para posteriormente embarcarse en el puerto de Barcelona rumbo a Buenos Aires. Hay quien dice que llegó hasta Fuerteventura y desde allí hasta algún punto de América del Sur. Se le situó en la Patagonia argentina, en Brasil, Uruguay.
Los medios de transporte utilizados para escapar y trasladarse a otro país son muy variados y van desde el maletero de un coche, metido en una valija diplomática en avión, por barco e incluso en submarino.
No solo el continente americano fue el posible destino de Hitler. Hay quien señala que acabó yendo a parar a alguna isla del báltico, en Albania, Grecia, un templo budista del Tíbet, Arabia saudita e incluso que se había quedado en España, donde fue escondido en un monasterio, conviviendo con los religiosos.
También hubo quien aseguraba que Hitler no huyó ni se suicidó, sino que fue apresado en su bunker por miembros del Ejército Rojo y que lo habrían conducido hasta la URRS, donde estuvo encerrado, por orden de Stalin, en una prisión secreta de los Urales.
Pero las hipótesis que más personas respaldan, sobre el destino de Adolf Hitler, tras huir de Alemania son las que lo sitúan en Sudamérica, sobre todo en la Patagonia argentina. Se sabe con certeza que muchos altos cargos del régimen nazi huyeron hasta allí gracias a la ayuda de ODESSA (Organización de Antiguos Miembros de la SS), gestionada desde España, motivo por el que no sería de extrañar (según estas teorías de la conspiración) que el Führer hubiese sido uno de ellos.
De hecho, numerosos son los informes que la CIA emitió (la mayoría han estado clasificados como secretos durante mucho tiempo) en el que daban cuenta de investigaciones, mediante chivatazos por parte de informantes, realizadas a ciudadanos de origen alemán que residían en Sudamérica que habían tenido alguna importante vinculación con el nazismo y el régimen del Tercer Reich y algunos son los que se había identificado a alguien con una semejanza o coincidencias con Hitler.
Uno de los últimos informes de la CIA que fueron desclasificados y que tenía que ver con el supuesto paradero del Führer tras huir de Alemania, fue el que se hizo público en el otoño de 2017 y a través del cual se indicaba que un informante de total confianza hizo llegar a uno de sus agentes (cuyo nombre en clave era Cimelodoy-3) una información en 1955 por la cual le indicaba, con total seguridad, que un exoficial alemçan de las SS, llamado Phillip Citroen, le había confiado que el Hitler estaba vivo, se había cambiado el apellido por Adolf Schrittelmayor y que tenía pruebas de que un año antes (1954) había estado residiendo durante un tiempo en el municipio colombiano de Tunja (provincia de Bocayá) donde estaba rodeado de otros exmilitares nazis que lo idolatraban y seguían tratando como un jerarca.
El confidente también aportó una fotografía (que fue incorporada al informe y que ilustra este artículo) en la que se puede apreciar a una persona con un semblante físico idéntico a Hitler, incluido su característico bigote. Lo extraño es que queriendo esconderse y teniendo una de las fisonomías más características no se la hubiese cambiado para no ser reconocido.
David Brixnor, director de la oficina de la CIA en Caracas, fue el encargado de redactar el informe con las investigaciones realizadas por el agente Cimelodoy-3 y las informaciones que había podido recopilar sobre el chivatazo recibido de su informante y dicho documento fue enviado a Washington el 3 de octubre de 1955.
Brixnor indicaba que no existían suficientes indicios para creer en la autenticidad de dicha información y que tras pertinentes pesquisas no se había podido reunir más pruebas que determinasen su veracidad, tachando la posibilidad de que Hitler hubiese estado residiendo durante un tiempo en Colombia como de aparente fantasía.
Muchos son los historiadores y expertos que se dedican a refutar con datos y pruebas una por una las diferentes informaciones que van apareciendo sobre un posible destino de Hitler que no hubiese sido el suicidio en su bunker la tarde del 30 de abril de 1945.
Fuentes de consulta e imagen: CIA I (pdf) / CIA II (pdf) / nationalpost/ nationalinterest/ colombiareports
Vídeo | Enigma, el código implacable de Hitler que acabó jugando en su contra
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