Cuando el cielo arde
Imagino la impresión que debió llevarse Rogerio Pacheco, un fotógrafo aficionado a la meteorología, cuando alzó la mirada al cielo el pasado 24 de enero en la Isla de Madeira. A primera vista, y sin tiempo a reaccionar, contempló una especie de bola de fuego cayendo desde lo alto. Tras la sorpresa inicial, cogió su cámara de fotos y capturó el momento que ahora podéis ver en estas imágenes.
A pesar de la tendencia de algunos a buscar siempre las soluciones más enrevesadas a simples fenómenos naturales, la explicación es bastante sencilla. Una combinación adecuada de nubes, posición, momento y luz… et voilá.
Lo que vemos en las fotografías de Rogelio son dos nubes oscuras que se unen al amanecer, justo en el momento en el que el Sol, detrás de ellas, las ilumina con su luz. El efecto es casi perfecto: la unión de dos nubes oscuras y los primeros rayos del día alumbrando una de ellas, dando la impresión de estar en llamas y cayendo a la superficie.
Las nubes son del tipo “altostratus”, unas formaciones caracterizadas por un color grisaceo y que aparecen en diferentes alturas que van desde los 2.500 metros hasta los 6.000 metros. Estas nubes son bastante ordinarias y no se diferencia de otros tipos de formaciones, lo peculiar en las fotografías de Rogelio es la coincidencia de la forma de la nube y la luz del Sol que la ilumina consiguiendo ese efecto de gran bola de fuego cayendo del cielo.