Los cuadernos de un barbero de Buenos Aires: historia de una inflación del 19.900%

Los cuadernos de un barbero de Buenos Aires: la historia de una inflacion del 19.900%

Por Adam Jourdan

BUENOS AIRES, 7 oct (Reuters) - Las anotaciones hechas a mano en dos docenas de cuadernos (fecha, corte de pelo, precio) describen décadas de la vida laboral de un barbero de Buenos Aires. Pero también cuentan otra historia, la más importante de Argentina: la de una inflación del 19.900% y su impacto.

En esta pequeña barbería con pisos de madera color arena y una ventana de vidrio tipo pecera que da a la calle, Rubén Galante, de 67 años, ha observado durante cuatro décadas el ir y venir de presidentes, innumerables crisis económicas y aumentos de precios.

Galante ha anotado cada corte de pelo durante más de 20 años y guardó sus coloridos cuadernos en un pequeño estante en la esquina de su local, una rara historia personal que brinda una visión clara de los flujos y reflujos de la inflación durante décadas, un período de irregularidad y de datos oficiales a veces no tan confiables.

La inflación pronto podría decidir el futuro del país. Con un 124% anual, el nivel más alto desde 1991, es por lejos la principal preocupación de los votantes antes de las elecciones generales del 22 de octubre y está impulsando el ascenso de un postulante radical de derecha, Javier Milei, que quiere deshacerse del peso y cerrar el Banco Central.

Los votantes están enojados y las notas de Galante a lo largo de los años ilustran por qué. Tras meses de conversaciones y un examen de miles de páginas de los cuadernos, Reuters descubrió que:

- Entre 1991 y 2023 el precio del corte de pelo de Galante subió un 19.900%, de los 15 pesos de entonces a los 3.000 pesos de ahora, acelerándose en los últimos años. Todo el aumento se ha producido en las últimas dos décadas.

- Tan solo en el actual mandato del presidente de centroizquierda Alberto Fernández, desde diciembre de 2019, el precio del corte de pelo aumentó un 847%. Fue el aumento más rápido durante cualquier gestión en más de tres décadas.

- Sin embargo, el precio del corte ha quedado muy por detrás de la inflación general desde al menos 2016 y es un reflejo de cuántos argentinos se han vuelto mucho más pobres en términos reales en los últimos años. Los costos de atención médica y alimentos son los que más han aumentado.

- Los ingresos de Galante por corte de pelo han caído de 15 dólares en 1991 a unos 4 dólares ahora, al tipo de cambio paralelo que la mayoría de los argentinos utiliza debido a los estrictos controles cambiarios.

A medida que los precios se fueron acelerando -con estimaciones de que la inflación podría terminar el año cerca del 200%-, Argentina sufre una dolorosa crisis de costo de vida que ha dejado a cuatro de cada 10 personas en la pobreza y está exprimiendo a la clase media y trabajadora del país.

"Esta es una crisis larguisima que no ha tenido atenuantes y se fue empeorando continuamente", dijo a Reuters Galante, que llevaba unos anteojos con montura dorada, en su local. "Estamos muy empobrecidos".

MENOS PIZZAS

Cuando era un joven barbero de 26 años, Galante alquiló por primera vez en 1982, cerca del final de la dictadura militar, su negocio en el barrio de Belgrano. Tres años más tarde, con la ayuda del banco, lo compró cuando el propietario atravesó tiempos difíciles y tuvo que venderlo.

Los primeros años después de la dictadura fueron de cambios políticos y crisis económicas a medida que el país regresaba a la democracia, pero hacia finales de la década de 1980 se disparó la hiperinflación, cuando los precios "vertiginosos" podían cambiar varias veces al día.

Eso se detuvo recién en 1991, cuando el Gobierno de Carlos Menem impuso una convertibilidad monetaria con el peso uno a uno con el dólar, que ayudó a controlar la inflación casi de la noche a la mañana.

Galante recuerda haber fijado un precio de 15 pesos, que mantendría durante más de una década mientras reinaba una relativa estabilidad.

Galante tenía veintitantos años y se sentía cómodo en la cosmopolita capital sudamericana. Un precio de 15 pesos equivalía a 15 dólares con la convertibilidad monetaria. Argentina, que hacía un siglo era una potencia económica mundial, todavía era una de las más ricas de la región.

Recuerda ir al bar vecino a tomar varios cafés al día, viajar, salir a cenar y reabastecer su equipo de barbería con más frecuencia. Ahora es mucho más cuidadoso.

"Mi poder adquisitivo era muy superior en esos años con 15 pesos a lo que es hoy con 2.200", dijo, añadiendo como simple ejemplo que con los ingresos de un corte de pelo ahora ni siquiera podría comprar una pizza de mozzarella. "Antes podías comprar cinco".

Años de declive económico han devorado a la amplia clase media argentina, a los profesionales y a los propietarios de pequeñas empresas como Galante. Los más ricos intentan ahorrar fondos fuera del país en dólares para escapar de la inflación y la devaluación de la moneda.

RUMBO AL CERO

Es útil examinar el período 1991-2023.

El peso en su forma actual nació con el Plan de la Convertibilidad en 1991, después de media década del uso del 'Austral', que terminó con hiperinflación durante los últimos años de Raúl Alfonsín, el ícono del regreso de Argentina a la democracia en 1983.

Con la vinculación monetaria, los precios de Galante repentinamente dejaron de moverse. "Con la convertibilidad la inflación llegó casi a cero".

La convertibilidad vinculó el peso a un dólar más estable, pero no sin un costo oculto: debilitar la capacidad del país para accionar sus propias políticas monetarias y ligar más estrechamente su destino a la salud financiera de Estados Unidos.

La presión comenzó a aumentar a finales de los años 90 a medida que el gasto se disparaba y el desempleo se extendía, lo que terminó en la gran crisis económica de 2001-2002 durante el Gobierno del presidente Fernando de la Rúa.

Argentina y su peso vinculado al dólar fueron golpeados. A finales de 2001, argentinos enojados pedían al presidente que renunciara y hubo una corrida bancaria cuando intentaban retirar depósitos después de los infames "corralitos", con los que el Gobierno se apoderó de los ahorros.

El 20 de diciembre de 2001, De la Rúa huyó del palacio presidencial en el centro de Buenos Aires en un helicóptero.

Al deshacerse la convertibilidad, la inflación regresó. Una vez más, comenzó a aumentar la presión sobre Galante para que actualizara sus precios, aunque las dificultades económicas que enfrentaban sus clientes implicaba que aumentarlos demasiado rápido significaría perder negocios.

"Los costos comenzaron a aumentar cada vez más rápido", dijo.

MANTENER EL RITMO INFLACIONARIO

Los cuadernos cuentan la historia de forma concisa.

En 2005, bajo el presidente Néstor Kirchner (2003-2007), Galante subió el precio del corte de pelo por primera vez desde 1991, de 15 pesos a 18. Aumentó un total del 53% durante el mandato de Kirchner.

La populista de centroizquierda Cristina Fernández de Kirchner, esposa de Néstor y durante años la figura política más poderosa de Argentina, asumió el poder. En su primer mandato, el precio del corte de pelo aumentó un 117% y se aceleró hasta un 200% en su segundo mandato (2011-2015).

En 2015, el empresario Mauricio Macri, visto con buenos ojos por los mercados, asumió el cargo prometiendo responsabilidad fiscal. Hizo algunas reformas que gustaron a los inversionistas, pero la economía comenzó a desmoronarse de todos modos y se vio obligado a buscar un préstamo de 57.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2018. Los precios de los cortes aumentaron un 133% en sus cuatro años.

Esa cifra se ha disparado mucho más bajo el actual Gobierno peronista, erosionando los salarios y los ahorros. El billete local más grande, de 2.000 pesos, ya no cubre un simple corte de pelo.

Los precios de Galante son sólo un punto de referencia dentro de un mosaico más amplio de costos, que a menudo se mueven a diferentes velocidades. Sus precios han quedado muy por detrás de la inflación general y la brecha ha ido aumentando en los últimos años, según muestra un análisis de los datos oficiales de inflación.

Desde diciembre de 2016, los costos de los servicios públicos, como los pasajes de colectivos y trenes, se han mantenido algo bajos gracias a los subsidios gubernamentales. La ropa, los artículos para el hogar y los comestibles han aumentado más rápido, mientras que el mayor salto se ha producido en la salud y los medicamentos.

En el cajón de su barbería, Galante saca papeles con años de atención médica prepaga y facturas de la escuela anterior. El seguro médico ha pasado de 798 pesos en 2007 a 142.636 ahora, casi un 18.000% más en 16 años, superando ampliamente los precios de sus cortes de pelo.

"Ya ni aspiro a seguir la inflación de cerca", dijo encogiéndose de hombros, explicando que tenía que equilibrar entre mantenerse al día con la inflación y asegurarse de que sus clientes habituales no queden excluidos de los precios.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Galante se mostró cauteloso. Le gustó la retórica sobre la terapia de choque para la economía del libertario Milei, aunque dijo que su personalidad agresiva le preocupa.

Dijo que probablemente votaría por la conservadora Patricia Bullrich en lugar del ministro de Economía del partido oficialista, Sergio Massa. Los tres candidatos proponen planes económicos muy distintos.

Mientras Galante corta el pelo de uno de sus clientes regulares, Luciano Muñoz, de 46 años, la conversación giraba mayormente entorno al futbol-la otra pasión en el país de Diego Maradona y Lionel Messi. Pero casi siempre el diálogo terminaba volviendo a la economía y la inflación.

"La Argentina tiene salida, la salida es política", afirmó Galante. "El país tiene tiene recursos y muchas cosas para poder estar mejor, pero pareciera que hay diferencias para trazar un modelo sobre como seguir".

(Reporte de Adam Jourdan, con reporte adicional de Hernán Nessi, traducido por Candelaria Grimberg; Editado por Nicolás Misculin)